Capitulo Seis, 12-11-2021
Atenea
Solo déjame sola.
Por fin tengo el valor de salir, de ver el sol y de sentir el aire fresco a medida que choca con mi cuerpo, voy en silencio al lado de mi padre que no dice nada, se le nota cansado y muy asustado también.
La muerte de un ser querido nos toma a todos por sorpresa, es un impacto que recibimos el cual se siente como un golpe en la boca del estómago, nadie nos avisa solo sucede y te das cuenta cuando ya no tienes aire dentro que te ayude a respirar.
—Lo siento tanto papá— después de un rato se anima a mirarme regalándome una mueca en forma de sonrisa
Tomo su mano para que sepa que estoy con él, que no está solo, pero él quita su mano en busca de privacidad.
Mi tío Felipe enfermo hace más de dos años y nadie lo sabía, venia cada fin de semana, me cocinaba mi postre favorita y nadie jamás se imaginó que algo así podría suceder, ¡¿Que tan mal estamos como para no notarlo?!
Hace seis días nos llamó su esposa para avisarnos que estaba internado en terapia intensiva, desde entonces mi padre no se despegó de él ni por un segundo hasta que lo vio morir, vio cómo su hermano y mejor amigo se apagaba con cada gota de suero que en sus venas entraba, no existe remedio para tal daño así como tampoco existe terapia para eso que guarda en su mente y en su alma.
Odio que lo viera morir, pero, agradezco que así pasara porque él se despidió, ellos lograron hablar aunque lloraron por mucho rato sé que ambos se liberaron de muchas cosas.
Quizás fue el final de su tormento pero es el inicio de la tormenta de mi padre, no se perdona el no notar la enfermedad de mi tío.
Camina pasos más adelante y es Zeus quien me sostiene el brazo mientras carga el maletín de oxígeno, reposo la cabeza en su hombro a pasos lentos mientras cruzamos la entrada al cementerio.
— ¿Cómo estas princesa? — aprieto el brazo de Zeus cuando veo el mismo chico del callejón al que Eros saludo.
—Que estúpida soy, no me di cuenta— Zeus me mira extrañado son entender nada.
El moreno va del brazo de la esposa de mi tío, ¡Es mi primo! El hijo que según estaba en estados unidos estudiando.
— ¿Qué te pasa Atenea?
—Zeus ¿Quién va al lado de Cristina? — Zeus achina los ojos tratando de verlo bien.
—Es Mikhaelo el hijo de nuestro tío, llego hace tres días de estados unidos— reflexiono en silencio, es el mismo chico y no llego hace tres días por la pinta que tenía el día en el callejón lleva años consumiéndola y conociendo a las personas que estaban ese día con él.
—Tierra llamando a la rana— le piso el pie a Zeus
—No soy una rana— el rueda los ojos — ¡Estoy bien!
No soy consciente del volumen de mi voz hasta que varias personas se me quedan viendo entre esas personas el señor oscuro que no había notado estaba aquí, va en silencio al lado de Mikhaelo.
Lo sabía, se conocen.
Zeus parece notar su presencia e intenta ir a buscar pelea y lo entiendo los Morón y los Grey no pueden llevarse son agua y aceite.
—Zeus no— lo sujeto fuerte.
— ¿Qué hace él aquí?— me encojo de hombros.
—Esta con nuestro primero así que déjalo pasar, no es el momento Zeus— Me mira molesto pero termina cediendo.
El cura empieza hablar cuando todos están sentados, un par de lágrimas corren por mis mellizas.
—Ahora Atenea dará unas palabras.
Respiro profundo limpiando las lágrimas de mis mejillas, me levanto y me paro delante del ataúd de mi tío con Zeus unos pasos atrás cuidando que no necesite el respirador, la mayoría de las personas presentes no saben lo que tengo así que mejor es evitarlo.
—Amado tío, cuando era pequeña me hiciste prometer que así como Julia le canto a su padre en su funeral yo lo hiciera contigo, con esa canción que solías cantar con tu grupo de mariachis porque te encantaba su significado, solías decirme que yo era la indicada para eso porque sentías que era la hija que nunca tuviste, gracias por jugar conmigo a las muñecas y escoger para mí los vestidos que usarían, gracias por ser el juez en mis concursos de bellezas y por llenarme de chocolate a espaldas de mis padres, gracias por ser mi amigo. Hoy estoy aquí delante de ti cumpliendo mi promesa porque de ti aprendí que una promesa hecha siempre debe cumplirse de lo contrario nuestra moral no valdría ni un centavo.
Se me salen las lágrimas y la voz me sale casi en susurros por el dolor que atraviesa mi pecho.
—Este día me dejas sola, tu cuerpo reposa en un caja de madera más sin embargo te siento a mi lado y ese es el mejor regalo que has podido obsequiarme, aquí estoy cumpliendo mi promesa ante ti— respiro profundo aprontando las manos empiezo con la canción que más me gustaba oír de mi tío, canción que justo hoy me está partiendo el alma.
—Si tu amor no sé, lo que voy a hacer. Sólo vivo extrañándote, y en mis horas añorándote— se unen a mí canto la agrupación de mariachis amigos de mi tío.
—La noche, tu foto y soledad, es toda mi compañía. Y me hacen sólo recordar, lo triste de mí vivir. — Me duele hasta cantarla —Empiezo a sentir, ganas de llorar. De decirte siempre te he de amar, que sin ti más ya no puedo estar— Zeus me toma de las manos para darme fuerza
—Decirte, que el silencio es cruel, cuando no hay una sonrisa. Que es cierto, no hay amor infiel, cuando se ama de verdad. —por más dolor que siento en mi pecho sigo cantando.
—Como me haces falta, como me haces falta, la noche es quieta y se oye mi voz te está llamando mi alma— es horrible el sentimiento de saber que ya no lo veré mas y que ya no tendré ese cómplice a mi lado que solía ser él. —Como me haces falta, como me haces falta, no aguanto más creo que partiré,
la soledad me espanta. No quiero ver que mi vida se fue, y tú haciéndome falta.—Decirte, que el silencio es cruel, cuando no hay una sonrisa. —Que es cierto, no hay amor infiel, cuando se ama de verdad. — Zeus no se aparta de mi lado y lo escucho llorar mientras canta conmigo —Como me haces falta, como me haces falta, la noche es quieta y se oye mi voz te está llamando mi alma. Como me haces falta, como me haces falta, no aguanto más creo que partiré, la soledad me espanta. Como me haces falta, como me haces falta.
Finaliza la canción y con ella mi despedida, arrojo un puñado de tierra en cual van mis lágrimas y pesar, el aire me falta pero me mantengo en pie siendo fuerte como el me pedía que lo fuera.
Salgo del cementerio con Eros detrás de mí, casi corro para dejarlo atrás, el pecho se me aprieta y tengo que llegar a mi casa lo más rápido que pueda para poder ponerme aire.
—Atenea espera— intenta agárrame y me suelto de él.
—Déjame Eros, no quiero hablar con nadie.
—Solo quiero acompañarte.
—No lo necesito, solo déjame sola— me abrazo a mí misma tratando de darme calo y me pierdo en las calles que empiezan ponerse helada, a los lejos veo la entrada a mi casa y sonrió porque ya voy a llegar pero la vista se me oscurece y todo se paraliza.
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SOLO UN LATIDO MÁS © ✨ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO✨
RomanceAtenea Grey, medidas perfectas, rostro de porcelana, ojos misteriosos, hermosa cabellera roja y las muchas pecas que adornan su cara. Va por la vida con una increíble sonrisa gritándole al mundo, que no le importa su baja estatura, porque es una chi...