Capitulo Doce

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Capitulo Doce

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Capitulo Doce

Zeus Grey

No lo odio, lo respeto.

Eros Moron, es un puto dolor de huevos, tengo que averiguar que hace cerca de mi prima. Estoy odiando el hecho que siempre esta primero que yo cuando Atenea sufre episodios del síndrome.

—Pera, deja ya eso ¡joder! — Me siento cuando Mikhaelo se desespera —Cálmate.

Me vuelvo a levantar y sigo caminando de un lado a otro.

—Que lo dejes te digo— lo observo y no sé porque siento que me miente.

—No opines si no sabes lo que estoy sintiendo— lo reprendo.

—Zeus— la doctora Lexie llega ya cambiada con su bata normal, tiene el semblante triste como si las malas noticias no pararan de llegar. —Ella sufrió otro episodio— la detengo cuando va a explicar.

—Podemos hablar en privado— ella observa a Mikhaelo, esta rueda los ojos y voltea la cara.

—Claro, pasa— La sigo hasta su consultorio, el frio me recibe calándome los hueso de inmediato. — ¿Quieres un café? — Asiento sentándome delante de su escritorio —Rosa tráenos dos cafés por favor.

Le pide a la enfermera de turno, cierra la puerta y se sienta delante de mí.

—Escucha, sé que esto te asusta y tienes miedo, pero Zeus yo también tengo miedo porque los episodios jamás se habían repetido tan seguido— habla y yo solo puedo ver su boca moverse.

— ¿A qué se debe? — aprieto los puños.

—No lo sé con exactitud— saca el expediente de Atenea —Pero puede deberse a los últimos sucesos donde se vio involucrado su parte sensible y sentimental.

—Dígame algo que si sepa— me molesta que nunca sepan nada mientras ella sufre.

—Debes calmarte— se acomoda en su asiente cuando la enfermera nos da los cafés —Le realice la cricotirotomía en su casa y logre mantenerla estable hasta llegar al quirófano— me tomo un trago largo de café sintiendo de inmediato como quema mi boca. —Ten más cuidado, además debemos esperar que ella despierte para saber que consecuencia trajo esta vez.

—Dígame ¿ya consiguieron la cura? porque yo solo veo que mi familia pague grande cantidades de dinero a este instituto de especialidades que según dicen, se encargan de la investigación, pero mire usted, solo veo a mi prima sufrir cada día más— le hablo sin pausa y sacándolo todo.

Se queda en silencio dándome la razón.

—lo ve Doctora el que calla otorga— ella niega.

—No estoy en silencio esperando que digas todas las tonterías que tengas que decir— deja el café sobre la mesa —Porque tú ves lo que te conviene ver mas no mira que yo también estoy aquí y que estoy dando todo lo mejor de mí para curarla porque también me importa.

Salgo del consultorio mucho más enojado de lo que entre, Mikhaelo no está por ningún lado lo que me hace cuestionarme que tanto me ha mentido diciendo que quería conocerme más ya que somos primos.

Mi teléfono suena mostrando el nombre de mi tía en la pantalla, me pongo nervioso.

—Tía querida.

—Ningún tía querida ¿Qué sucedió? Y ¿Por qué tengo un consumo en el seguro que sobrepasa los límites?

Con la vista veo que Mikhaelo regresa con una bolsa de lo que parece ser comida y dos cafés, camino a su dirección y me siento a su lado.

—Otro episodio, peor ella está bien— la escucho maldecir por lo bajo.

—Cuando pensabas llamarnos— no me deja hablar —Dime Zeus.

—Estaba por hacerlo porque eso acaba de suceder tía.

—En una hora estoy contigo— intento protestar pero no me deja.

Cada que se pone así me es imposible no comprara con Atenea son igual de tercas las dos.

— ¿Ella está bien? — asiento tomando la bolsa de comida que me entrega Mikhaelo.

—Sí, aunque no dejo de culparme por dejarla sola.

—Tranquilo estará bien— lo veo y agradezco que por lo menos este aquí.

Comemos en silencio esperando que amanezca pronto para poder verla.

—Zeus Grey— abro los ojos, no sé en qué momento cerré los ojos pero ahora que los abro tengo la figura de mi tía tocando el piso con la punta del pie. —Y bien vas a decirnos ¿Qué pasó?

Mi tío se sienta a mi lado, aun se le ve el semblante triste por la muerte de su hermano, bajo la vista cansado de todo esto.

—Estaba dormida y de pronto todo sucedió en nanosegundo, la doctora Lexie se ofreció a cuidarla porque estaba probando el nuevo medicamento por eso actuó a tiempo— respiro poco a poco después de hablar.

Ninguno de los dos me deja seguir levantándose y pasando de largo a la habitación de Atenea, la enfermera nos persigue por todo el pasillo, es una escena muy graciosa ver a mis tíos corriendo, a mi lado se me une Mikhaelo corriendo.

— ¿Por qué corremos? — habla agitado y no me tiempo responder cuando mis tíos abren la puerta de la habitación.

— ¿Quién eres tú? — escucho el grito ahogado de mi tía, me freno chocando con la espalda de mi tío y Mikhaelo choca conmigo y a su vez la enfermera con él.

Quito a Mikhaelo abriéndome paso entre mis tíos para ver quien está dentro. Observo a Eros Moron colocarse los zapatos y no sé porque tengo un mal presentimiento.

—No te preocupes tía, ahora mismo saco a este drogadicto de aquí— Entro por completo a la habitación dispuesto a todo.

—Buenos días, drogadicto o no tengo modales— se levantó viéndonos a todos. Mir por encima de mi hombro y Mikhaelo ya no está.

—Largo, no sé qué quieres con mi hija pero pondré una restricción para que no te dejen pasar nunca más— Mi tía da un paso adelante y él dos atrás chocando con el mueble. —No quiero que mi hija tenga contacto con un drogadicto.

Se le va encima quedando a pocos centímetros de su rostro.

—Pues para no querer nada con el drogadicto está muy cerca de mi invadiendo mi espacio personal querida Úrsula— ¿Acaso le dijo como el personaje malvado de la sirenita? ¿Esta idiota o qué?

Se levanta pasándole por el lado, le veo las intenciones de besar a Atenea y cuando lo voy a agarrar para que no lo haga la mano de mi tío me lo impide, me zafó de su agarre y me le voy encima, no calculo distancia y el muy idiota se hace a un lado dejando que yo termine sobre mi tía en el mueble.

—Señor feliz día.

Sale como todo un héroe de la estúpida habitación, no sé qué quiere pero lo averiguare, se fue y dejo una tención que se corta con una hebra de cabello.

Observo a mi prima respirar lentamente y su imagen con el tubo es algo que me quema por dentro.

Salgo observando la figura de Mikhaelo en el pasillo.

— ¿Por que odias tanto a mi amigo?

—No lo odio— le respondo suspirando   —Lo respeto, pero obvio no se lo hago saber— el asiente tratando de comprender toda esta situación —Es el primero que me devuelve el golpe sin tenerme miedo y eso le da puntos, aunque los esta perdiendo por estar rondando a mi prima asi que dile que lo matare como siga así.    

SOLO UN LATIDO MÁS © ✨ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora