Capitulo Treinta y Nueve

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Atenea Grey

Cinco meses después, Seis meses de embarazo.

Estar en los brazos del hombre que amo es la mejor sensación del mundo porque somos nosotros tres contra el mundo, nosotros tres contra mi enfermedad y contra las miles de tormentas que nos faltan.

Mi barriguita se nota cada vez más y Eros es el mismo de siempre, consintiéndome y dándome todo el amor del mundo, a cada nada me trae pequeños detalles que me enamoran más y más de él.

La doctora Lexie entra en la habitación con una dosis de tratamiento como cada día, nadie me ha querido decir que es lo que me suministran solo sé que llaman a mi esposo y cuando regresa se ve pálido, sin energía y solo quiere dormir cosa que le permito a mi lado mientras yo recibo mi tratamiento.

Sé que antes me sentía la persona menos suficiente del mundo para él, que no lo merecía porque Eros es capaz de todo por mí, pero ahora comprendo que no se trata de ser suficiente para alguien, se trata de ser como quieres ser y que alguien lo valore y no quiera cambiarte.

Y mi esposo es el mejor hombre del mundo es ese alguien con quien reír, coger con tremenda dulzura y también duro, disfrutar de un amanecer, poner tu música favorita, con quien soñar y dormir siestas desnudos y tomar café después. Quien me consiente y quien me dedica poemas de amor.

Es un hombre encantador y pese a tener 18 es muy maduro y sabio, los golpes duros que le ha dado la vida no lo derrumba ni pierde el tiempo guardando rencor más bien sigue con la frente en alto demostrando que nada puede derrumbarlo.

Acaricio su cabello mientras mis venas arden al recibir el suero con vitamínicos que me refuerzan el tratamiento, está profundamente dormido tanto que no nota la llegada de la Doctora quien ahora me cambia las vitaminas por el verdadero suero con el tratamiento que momentos antes no logro poner.

—Muy bien ahora si— sonríe observando mi barriga que ya se nota bastante —Puedo tocarla— asiento emocionada mientras Eros se mueve acomodándose a mi lado dejando la cabeza en mi hombro una de sus piernas sobre la mia y su mano derecha sobre mi abdomen.

—Soy inmensamente feliz Doctora, pero— ella me toca la barriga y sube la mirada curiosa —Pero si en algún momento debe elegirse entre mi vida y la de mi bebé no lo dude y sálvela a ella, ya viví mi gran sueño que fue casarme con el amor de mi vida y sé que Eros no sabrá que decisión tomar.

—No puedes— habla Eros dormido, como si estuviera en medio de una pesadilla —Sé que todo tiene un final pero no puedes dejarme.

Intento despertarlo pero se aferra con fuerza a mi cuerpo como si el miedo lo estuviera consumiendo. Tiembla y su tacto empieza a quemar, de pronto se cae al piso en medio de convulsiones que me desesperan.

—Hagan algo— grito intentando quitarme el suero —Ayúdenlo— empiezo a llorar porque me duele verlo así —Por favor Lexie— mis gritos son tantos que de pronto tengo a mis dos primo en la habitación con las manos en la cabeza sin saber que hacer.

SOLO UN LATIDO MÁS © ✨ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora