Capitulo Treinta y Ocho

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Atenea Grey


La noticia me deja sin respirar, ¡Un bebe! Dentro de mi está creciendo un bebe fruto del amor de Eros y mio.

La piel se me eriza cuando la mano de Eros se sujeta con tanta fuerza en la mia que me indica que aún no cree que lo acabamos de escuchar

Zeus, Mikhaelo, Marcos, Alaska y un recién llegado Capi celebran la noticia a lo grande gritando y festejando que serán tíos, Eros me empieza a preocupar por lo ausente que esta.

— ¿amo que sucede?

De pronto todas las miradas se entran en nosotros y más que nada en Eros que sigue igual de ausente, reacciona momentos después saliendo de la habitación llevándose consigo a Lexie.

Todos miran extrañado la escenas pero instantes después se me vienen encima felicitándome dándome esa alegría que Eros no disfruto conmigo, algo está mal.

Esa mirada vacía y ese sentimiento de que lleva un gran peso encima le dura a –eros por los siguientes cinco días donde se me acerca poco haciéndome crear una pésimo sentimiento conmigo misma.

—No importa si papá sigue en etapa de no creer que existes— me toco la barriga hablándole al fruto del amor entre Eros y yo —Yo estoy aquí para amarte con cada célula de mi alma.

Mi papá lloro al saberlo y su alegría es la mia también pero cada día que pasa Eros se ve demacrado, no come ni duerme bien, se la pasa de mal humor y siento que algo malo va a suceder lo presiento.

Me llevan a sacarme más estudios y paso así tres días donde no como bien de laboratorio en laboratorio, de mi madre no sé nada y del resto de mi familia menos ya que no apoyan el que me casara tan joven. Mi único apoyo son Zeus y Mikhaelo.

—Eros— se detiene en la puerta sin mirarme, puedo sentir sus ganas de estar conmigo a kilómetros pero se está conteniendo. — ¿Dime que te pasa?

—No es nada— las lágrimas se me salen entrando en una crisis porque me siento poca mujer como para tenerlo a mi lado.

—Quiero el divorcio Eros, no soy capaz y nunca seré capaz de tenerte a mi lado y si mi hija y yo seremos un impedimento para tu felicidad pues es mejor que cada quien esté lejos muy lejos del otro— se me quiebra la voz y el empieza a llorar llegando al sofá donde estoy medio acostada arrodillándose delante de mí.

—Eso no— pega su cabeza de mis piernas —Por ningún motivo pienses que no te quiero o que no me haces feliz porque joder Atenea por cada segundo que respiras soy inmensamente feliz— Pone sus manos en mi barriga y me observa con las lágrimas corriendo por sus mejillas —Te amo a ti y amo al fruto de nuestro amor, jamás dudes de eso, perdón, por favor perdóname por ser un hijo de puta cuando lo supimos peor me asusté mucho.

SOLO UN LATIDO MÁS © ✨ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora