Zabdiel miraba impaciente el reloj de su oficina, faltaban unos minutos para que dieran las una de la tarde. Christopher aún no había aparecido, su vista se dirigió a los papeles de su escritorio y trató de concentrarse en terminarlos.
Escucho la puerta de su oficina siendo tocada y sus nervios aumentaron al cien por ciento, se levantó de su silla y camino hasta la puerta, la abrió y se encontró con su esposa.
—Ale, creí que volvías mañana
—Termine antes, pensé en venir a verte hace mucho que no pasaba por aquí—el rubio le sonrió, Alexia ingresó a la oficina y tomo asiento en el lugar de Zabdiel—. Tu secretaria es bastante interesante.
—Ale...
—Amor, te come con la mirada—el puertorriqueño negó y la rubia se levantó y se acercó hasta él, comenzó a besar el cuello de su esposo.
—Ale, estamos en mi oficina.
—Quiero dejarle en claro a esa chica que tenes esposa—Zabdiel suspiro y alejo a la rubia, Alexia beso al boricua.
Christopher ingresó a la oficina y carraspeo incómodo. La pareja se separó y Zabdiel observó al castaño mirar hacia el suelo.
—Perdón, tu secretaria me dijo que no estabas ocupado.
—Fue mi culpa Chris, Zab no me dijo que tenía una reunión—Alexia se disculpó—. Te veo más tarde amor, nos vemos Chris.
La rubia salió de la oficina, el castaño estaba a punto de irse pero el rubio lo tomo del brazo.
—Chris..
—Solo quería decirte que lo que pasó fue un error, tenes una esposa maravillosa Zab—se soltó del agarre del puertorriqueño—. No lo arruinemos, Alexia te ama.
—Amor..
—No me llames así Zabdiel, solo vine a terminar con esto—el rubio cerró la puerta de su oficina e impidió que Chris se fuera—. Zabdiel, abrí la puerta.
—No sabía que ella iba a venir, Chris ambos queremos esto.
—Ya no importa, verte con Alexia me hizo recapacitar—camino lejos del boricua—. Solo es una calentura Zab, podes quitartela con tu esposa y yo puedo buscar a alguien.
El rubio negó y se acercó al castaño, dejándolo entre él y la pared.
—No creo que sea solo una calentura amor, te deseo como nunca deseé a nadie—Chris contuvo su gemido cuando Zabdiel comenzo a besar su cuello.
—Zab, no—el castaño empujó ligeramente a Zabdiel—. ¿La amas?
—No lo sé, desde que volviste mi vida esta de cabeza.
—Buscame cuando aclares tus asuntos Zabdiel, no voy a ser la persona con la que engañes a Alexia ni tampoco plato de segunda mesa—el rubio suspiro triste cuando el ecuatoriano salió de su oficina.
(...)
—¿Ale?
—Hola Zab, te espera más tarde—la rubia se acerco e intento besar a su esposo pero éste la rechazó—¿Zab?
—Besé a otra persona—la rubia se alejó y camino hasta la cocina—. Ale, estoy confundido.
Alexia no dijo nada, solo tomo asiento en una silla y miro al rubio.
—¿Besaste a Chris?—el rubio asintió—. ¿Lo querés Zabdiel?
—No lo sé
—Te amo demasiado Zab pero me fuiste infiel con tu mejor amigo—Alexia suspiró y le entregó unos papeles.
—¿Ale?
—Quiero el divorcio Zab, encontré un departamento en Nueva York y me da más posibilidades con mi trabajo.
—¿Ya habias pensado en divorciarte?
—No, primero pensé en mudarnos a Nueva York, una nueva aventura pero cuando vi como mirabas a Chris supe que ya no íbamos a poder estar juntos.
—Ale, podemos ir a terapia y tratar de solucionarlo.
La rubia sonrió enternecida, Zabdiel sería capaz de cualquier cosa por no lastimarla—. Cariño, la terapia no va a funcionar—acaricio la mejilla del rubio—. Te amo y realmente espero que seas feliz con Chris.
—Ale no puedo, no quiero divorciarme, te amo.
—Zab, es lo mejor, este matrimonio se deterioró con el paso del tiempo—se separo del boricua—. Pasamos mucho tiempo separados, tenes a alguien que te ama y te va a esperar un millón de años, no lo hagas esperar más.
Zabdiel firmó los papeles, abrazo a su ex esposa y dejó un beso en su frente—. Suerte en Nueva York.
—Suerte con Chris—le sonrio y el puertorriqueño salió de su casa y condujo hasta la empresa del castaño. Bajo de su auto e ingreso, Richard lo miro curioso y se acercó.
—¿Zab?
—Hola Rich, ¿Chris?
—Su oficina es la última del pasillo—el rubio le agradeció y comenzo a caminar, toco la puerta y espero pacientemente. Cuando abrieron la puerta se encontró con un chico de su altura, cabello negro y ojos azules.
—¿Si?
—¿Está Christopher?
—Bebé te estas buscando—el castaño se acercó hasta la puerta y se sorprendió de ver al rubio ahí.
—Dylan, ¿nos dejas solos?—el pelinegro asintió y salió de la oficina—. ¿Que haces aquí?
—Vine a verte pero pareces ocupado así que mejor me voy—el rubio salió de la oficina de Christopher y camino por el pasillo. Ahora entendía lo que había sentido Chris al verlo con Alexia en su oficina.
—¡Zabdi!—el rubio volteo y miro a su mejor amigo.
—Tengo que irme Chris, Joel me está esperando—el castaño se acercó hasta donde estaba el rubio y lo tomo del brazo, lo obligo a ir hasta su oficina.
—¿Podes escucharme?—el rubio asintió y tomó asiento en el sofá que tenía Christopher en su oficina—. Dylan es solo un amigo, suele decirme apodos curisis porque quiere espantar a los demás chicos.
—¿Le gustas?
—Nah, Dylan es demasiado heterosexual y está casado con una mujer maravillosa—camino y se sentó en el regazo de rubio—. ¿Te pusiste celoso?
—Un poco—Chris río y sintió las manos de Zabdiel tomarlo de la cintura—. Me divorcié de Alexia.
—¿Arruine tu matrimonio?
—No amor, mi matrimonio ya estaba deteriorado.
—¿Viniste a decirme eso?
—Si, y a invitar a una cita porque se que amas las citas.
—Amo la comida gratis y el buen sexo.
—Prometo darte eso y mucho más—el castaño sonrió y junto sus labios con los del rubio, moviéndose tentadoramente sobre el boricua.
Zabdiel levantó un poco la remera del ecuatoriano y éste gimio al sentir las manos frías del rubio en su cintura.
—Chris, necesito confirmar tu viaje a Miami—el pelirrojo entró y la pareja se separó rápidamente.
—Rich, en cinco minutos te atiendo—el dominicano salió de la oficina. Zabdiel río provocando que Chris también lo hiciera.
—Que tal si vas a mi departamento y ahí cenamos y vemos que sucede.
—Amor, ambos sabemos que va a suceder—el rubio sonrio al ver al castaño sonrojado.
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