𝐒𝐔𝐍𝐆𝐒𝐔𝐍 || ❝Ser trillizos tiene sus defectos, y el amor es uno de ellos❞
Sunghoon, Junhoon y Sungwoo son tres trillizos con distintas personalidades pero con algo en común: los tres están completamente enamorados del pequeño estudiante Sunoo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sunghoon se coloca el fino saco de Saint Laurent para finalizar con su perfecto atuendo. Oh, espera. Casi olvida su reloj rolex, y bueno, no es la primera vez que se le olvida algo. Últimamente así era, desde que volvió de aquel encuentro con Sunoo, nada pudo quitar esos espantosos temblores en su corazón y el color rojo de sus mejillas.
—Joder, faltan veinte minutos. —exclama el empresario con enfado, se apura en terminar de vestirse y toma las llaves de su deportivo favorito. A pesar de que es el dueño de la empresa, no tolera la impuntualidad y hace de todo para llegar a tiempo.
—Carajo, ¿por qué me sudan tanto las manos?
Sunghoon limpió sus manos con el húmedo pañuelo y después recargó su cabeza un momento en el volante.
Todo un desastre, ¿qué demonios le pasaba? ¡El era un maldito magnate!
Tenía absolutamente cada cosa cara, no hay nada que él deseara. ¿Entonces, por qué no podía sacarse el rostro de Sunoo de su mente? Era una asquerosidad cursi, de ninguna manera él caería ante sus pies. Quiere pegarse mil veces por las tonterías que dijo en ese encuentro con el chiquillo de ojos azules, incluso también por haber pensado que podrían ser algo más. Eso no sucedería nunca.
Sunghoon amaba el orden, Sunoo era un descontrol total.
Sunghoon adora la obediencia, Sunoo le dice jódete.
Era un choque total de carácter, Sunghoon prefiere comer tierra antes de estar en una relación con él y ser el perrito faldero como su hermano Sunoo. Por si no fuera poco, a el empresario le desagradan las personas y en verdad era un milagro que Sunoo lograra mover su cimientos duros de aquel pequeño pero existente corazón dorado del billonario Sunghoon.
—¡Jefe, ha llegado justo a tiempo!
Una voz masculina lo saca de sus pensamientos, nota que ha llegado, ¿de verdad se quedó pensando tanto en una sola cosa?
—Eso creo... Bien, Jake sabes qué hacer con mi deportivo, no quiero ni un solo rasguño. —responde él tranquilamente aunque en sus palabras se esconde una mínima amenaza sobre dañar a su coche favorito.
—¡Aigoo, Jefe! No se preocupe, yo cuido de su bebé.
Jake muestra su encantadora sonrisa y recarga su brazo en el bonito automovil color rojizo de Sunghoon, de inmediato lo retira cuando puede sentir la mirada asesina de su jefe sobre él.
—Bien, la confianza es sólida así que en un rato te veo.
—¡Claro, jefecito! Vaya tranquilo que su bebé está a salvo conmigo. —exclama con entusiasmo, Sunghoon le dedica una mirada demasiado intimidante y después se da la vuelta emprendiendo su camino hacia las instalaciones.
El pelinegro suspira frustrado y niega decidido en no pensar en Sunoo hoy, sigue caminando a su oficina y es saludado por varios de sus empleadoos.
—¡Tenga un buen día, jefe!
—¡Hoy está muy guapo!
—¡Ese saco lo hace ver más delgado!
Sunghoon cierra la puerta de su oficina para tener un poco de paz, maldición, tiene cinco minutos en la empresa y ya tiene una jaqueca del demonio.
—Si que tienes empleados que te lamen el culo, hermanito. —comenta Junhoon riéndose con ganas, trae puesta una camiseta blanca que dice: kiss me and buy me tacos. Al igual que lo acompaña con unos pantalones oscuros y unos botines negros, Sunghoon piensa que es la peor combinación y que su hermano no tiene sentido de la moda.
—¿Qué haces aquí, Junhoon? No estoy de humor para soportar tus tonterías. —responde él arrugando el entrecejo con desagrado, se entretiene revisando los papeles de su escritorio para evitar ponerle atención.
—¡He venido para saludar!
—Hola, Junhoon. —le dice Sunghoon con una sonrisa de entusiasmo muy falsa, el pelimorado menor arruga su nariz y esboza pucheros por la actitud de su hermano mayor. —Adiós, Junhoon. ¿Ves? Ya te saludé.
—¡Yah! Eres un amargado. ¡Venía a contarte algo importante!
—Estoy trabajando, ¿tus tonterías no pueden esperar?
—Quiero consejos acerca del amor, hermanito. —finalmente dice Junhoon con las mejillas sonrojadas, se acomoda el cabello hacia un lado de manera nerviosa mientras se acerca al escritorio. —Podría ser que t-tu tuvieras un cuñado.
—¿Consejos de amor? ¿Me viste cara de idiota cursi? —cuestionó Sunghoon tajante en voz alta, su expresión cambia de pronto cuando analiza bien las palabras de su hermano, parece muy confuso ya que según Junhoon era el trillizo que estaba más idiota por Sunoo. ¿Lo olvidó así como así? —¿Qué cuñado? Mierda, Junhoon. ¿Has estado bebiendo de nuevo?
El pelimorado abre su boca con indignación y niega eufórico, le resulta una ofensa la poca confianza en su rehabilitación.
—¡Claro que no! Es sólo que... Yo... Yo... Besé a Ddeonu en la boquita.
—Oh, hablas de Sunoo. —Sunghoon menciona forzoso como si fuera algo prohibido de hablar, empuja su lengua dentro de su mejilla mientras observa los papeles de su escritorio con dedicación.
—Sí, hablo de él. —asiente el pelimorado con sus ojos brillando de emoción, se toca los labios con sus dedos y sonríe de sólo recordarlo. ¡Aunque sólo fue un piquito chiquito!
—¿Sunoo te besó a ti? Vaya, que interesante.
—En realidad lo besé yo pero su carita estaba roja, ¡estoy seguro de que le gusto!
—Enhorabuena, Junhoon. —le felicita Sunghoon, su hermano Junhoon parece extrañado pero sólo le sonríe y le abraza. El pelinegro se apura en separarse del abrazo y devuelve su atención a los papeles. —Si eso fue todo, ya puedes irte. Estoy muy ocupado.
—Eso era todo, te veo en casa, Hoon.
Sunghoon suspira derrotado cuando su hermano menor finalmente se va, se masajea la sien con frustración y piensa en lo que dijo Junhoon. ¿Por qué se siente de esa forma? No debería sentirse así, él no está enamorado de Sunoo, no siente nada por ese chiquillo.
Por Dios, es Park Sunghoon. De lo único que debería estar enamorado es de su bonito deportivo.
