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Favores extraños

—Creí que tal vez debías saberlo, después de todo soy su amiga y convivimos juntos a diario en el mismo edificio

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—Creí que tal vez debías saberlo, después de todo soy su amiga y convivimos juntos a diario en el mismo edificio. —le dijo de manera tranquila, Sunoo abrió su boca indignado y le regresó la caja de chocolates a Chaewon con una expresión de sorpresa y enfado. —¿Sabes algo? No pude negarme a ayudarle en su cita contigo, él me pide cosas así todo el tiempo. Es un poco doloroso, ¿sabes? Verlo cada semana con alguien diferente, tener que ayudarlo a armar citas y yo aquí siendo ilusionada por sus palabras bonitas.

—¿No me dijiste unos minutos atrás que valía la pena y que era el mejor hombre? —comentó con sarcasmo el pelinegro de ojos azules, Chaewon abrió la caja de chocolates y se llevó uno a la boca degustandolo con placer.

—Sungwoo vale la pena, es perfecto si eliminas la parte en la cual le gustan todos, ¿No lo crees?

Sunoo rió con ironía.

—No lo creo, la única forma en la que sería perfecto es con un buen golpe en el rostro por jugar así con las personas. —expresó caminando de vuelta al salón, antes de entrar a su salón se giró para decirle una última cosa. —Y dile a Sungwoo que su cita puede metérsela por el...

—¡Joven Kim! —le reprendió el prefecto Taehyun desde el salón, Sunoo maldijo por lo bajo y entró al salón de clases avergonzado.

Chaewon se sacudió el polvo inexistente de su ropa y se dio vuelta para caminar hacia la salida, suspiró con satisfacción cuando estuvo en el portón de la universidad y caminó por el pavimento unas cuantas cuadras hasta llegar al Lamborghini estacionado por el parque.

—¿Por qué tardaste tanto? Junhoon ha estado comiéndose las uñas de lo nervioso que está.

—Oh, cielos, cállate. —respondió entrando al automóvil para observar a los tres chicos, se sentó en la parte trasera del auto junto a Jake y Junhoon. —Todo lo que me dijiste lo olvidé en cuanto le ví la cara, tuve que improvisar e inventar algo.

—¿Y? ¿Qué te dijo? —cuestionó Sunghoon observándola desde el volante, Chaewon se recargó en el hombro de Junhoon y sonrió victoriosa.

—Dijo un par de groserías, realmente se puso bravo.

Junhoon se mordió los labios no muy satisfecho y miró por la ventana del automóvil, ¿había hecho bien en sabotear a su hermano?

—No entiendo, ¿por qué saboteas a tu hermano si ni siquiera sabes lo que tiene planeado? —la pelirroja preguntó con confusión, tomó otro de los chocolates de la caja y lo llevó a su boca. —Eres estupido, Sunghoon. Si Sungwoo lo llama sabrá que es mentira.

—Dudo que le responda el teléfono.

—¿Y si va a su casa?

—Beomgyu no dejará que ponga un pie en su casa.

𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 › sungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora