Capítulo 10 (Parte 1)

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La sesión fotográfica se alargó dos horas más y tuvieron que echarse fotos en distintos decorados y escenarios, cambiando de postura una y mil veces para contentar al fotógrafo.

Afortunadamente para el corazón de Emma, no tuvieron que volver a besarse en ninguna otra toma.

Cuando finalmente terminaron, Emma sentía todo el cuerpo dolorido y tenso por las horas que había tenido que pasar de pie y sin cambiar apenas de postura. Estaba deseando llegar a casa y echarse a dormir. Ese día ya no iba a estudiar más, por lo que el ejercicio que se le había atrancado tendría que dejarlo para el día siguiente.

—Gracias por tu paciencia y tu trabajo, Emma —le agradeció Sean, entrando en su camerino tras dar un par de golpes en la puerta. Emma volvía a llevar su ropa de calle, aunque conservaba la peluca para no llamar la atención del resto del equipo—. Ha sido un auténtico placer conocerte.

—Igualmente, Sean.

—James, yo, y algunos otros vamos a ir a cenar a un restaurante de aquí cerca. ¿Te apetece venir? Te invitamos.

—Gracias, pero creo que prefiero irme a casa. Estoy molida. ¡Quién me iba a decir que la vida de actor es tan difícil!

—¡Oh, no! Eso sí que no. Tú te vienes —dijo James, que acababa de aparecer por la puerta y que, obviamente, había oído la conversación.

—Estoy cansada, James.

—Toma, mira, esto es mano de santo —el actor buscó algo en la bandolera que llevaba y le tendió una pastilla blanca a Emma junto con un botellín.

La joven, que había extendido la palma de la mano instintivamente, miró la pastilla y después miró a James con una ceja enarcada.

—¿Drogas? ¿En serio?

—Eres cafeinómana, ¿qué más te dará una droga más? —Y al ver las caras de estupor de Sean y Emma, dijo—: ¡No me miréis así! Es una aspirina, ¡por favor! Ni que yo me drogara, no soy Sue. Y a ti más te vale decir que sí a la cena.

Prometo que no se alargará y yo mismo te llevaré a casa después.

—¿De nuevo un Don Juan?

Por toda respuesta, él se encogió de hombros.

Sean, divertido, los miraba alternativamente a ambos. No le habría hecho falta ver con sus propios ojos el apasionado beso que se habían dado para saber que había química entre ambos.

¡Ojalá también la hubiera entre James y Sue! Hubiera conseguido una película mucho mejor.

—¿Debería ir como Sue o como Emma? —interrogó ésta.

—Como Emma.

—¿Y no se extrañará la gente de verme allí?

—Vamos solo unos pocos amigos del equipo y además, créeme que les extrañaría más ver a una Sue Johnson simpática. Si alguien te pregunta, vienes conmigo.

Emma lo miró durante varios segundos sin saber qué decir. ¿Acababa de decirle que si alguien le preguntaba, dijera que iba con él? ¿Cómo que con él? En su investigación sobre James había descubierto que él no tenía novias. Al menos no se conocía ninguna hasta ahora. Y lo más raro todavía era que en Internet tampoco había nada sobre sus ligues. Su vida sentimental era toda una incógnita. Aunque obviamente debía tenerla; si no sentimental, al menos sexual.

Alguien como él era evidente que… Emma intentó apartar aquellos pensamientos de su mente, ¿por qué se ponía a pensar en aquellas cosas? Asintió con la cabeza y señaló un punto del camerino por encima de su hombro.

Luces, camara ¡corazon!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora