El martes a las once y dos minutos, Emma se encontraba en la recepción de un edificio de oficinas. Le había dado su nombre a la recepcionista y le había dicho que quería ver a Sean.
Esta, tras hacer una llamada, le dijo que esperara un momento, que Sean bajaba en seguida. Apenas tres minutos después, Sean aparecía en el ascensor y se dirigía hacia Emma con una radiante sonrisa en su cara.
—No sabes cómo me alegro de verte —le dijo cuando estuvo lo suficientemente cerca, y en lugar de estrecharle la mano le dio un beso en la mejilla—. James estaba convencido de que vendrías, pero yo no estaba tan seguro.
—James me dijo que viniendo no me comprometía a nada. Solo me diras algunas cosas más de esta locura que me estáis proponiendo. Así que tampoco perdía nada por escucharos, ¿no?
—Qué listo que es James. Aunque bueno, yo también podría haberte dicho eso si te hubieras dignado a contestar mis llamadas.
Pese a sus palabras, no parecía enojado sino divertido, y Emma hizo una mueca.
—¡Ups! Me has pillado. Aunque en mi defensa diré que no sabía que eras tú quien llamaba.
—¿No? ¿En serio? Porque diría que Amanda se presentó bastante bien como trabajadora de Emotive Pictures.
—Pensaba que te llamabas Sean, no Amanda ni Emotive Pictures.
Sean se rió, a la vez que con un gesto la invitaba a montarse en el ascensor con él.—Tienes razón, con el interés que tenía en captarte debería haberte llamado yo directamente, aunque al menos hice bien llamando a James para que te hiciera una visita cuando vi que no dabas señales de vida.
—¿Dónde está James, por cierto? Me dijo que estaría aquí.
—Ha tenido que quedarse en Nueva York por cuestiones de trabajo, así que no podrá estar hoy aquí. Pero tranquila que yo podré solucionarte todas tus dudas, que supongo tendrás muchas.—De hecho, solo tengo una duda que me atormenta.
—¡Vaya! Pues esto entonces va a ser mucho más fácil de lo que pensaba.
Ya habían salido del ascensor y habían llegado hasta una puerta del lado derecho del pasillo. Sean la abrió con una llave y ambos entraron a un despacho amplio y bastante luminoso donde todo era blanco, desde la moqueta a los muebles, pasando por los asientos y hasta la pantalla de ordenador que había sobre la mesa.
—Siéntate, por favor —le pidió Sean—, y cuéntame cuál es esa duda que te atormenta.
—Sue.
—¿Sue? De ella no tienes que preocuparte, Emma.
—Por supuesto que sí. ¿No crees que se cabreará bastante cuando le digan que se va a hacer una segunda película y que en lugar de a ella van a coger a su doble para hacer la película? Sean se encogió de hombros.
—Se cabreará igual que cuando a una actriz la descartan de un casting y cogen a otra.
—Pero me queréis a mí porque queréis mantener su imagen en pantalla pero sin que ella salga realmente.
—No queremos mantener su imagen en pantalla, Emma, queremos mantener la imagen de Emily que ya habíamos creado en la anterior película para que a los espectadores no les cause rechazo el cambio.
La película ha conseguido sacar adelante la segunda parte por muy poco, pero con ese poco estamos hablando de millones de espectadores, Emma, y a varios cientos de miles de esos espectadores les ha gustado la adaptación e irán a ver la segunda parte, por lo que te necesitamos a ti para agradar tanto a los que disfrutaron con la primera parte, como a los que nos van a dar a regañadientes una segunda oportunidad con la secuela.
—Eso no evita que Sue vaya a cabrearse.
—No le tengas miedo a Sue, Emma. Si decides firmar el contrato, que espero que sí, contarás con todo el apoyo y protección de la productora. Pondremos a tu disposición abogados, especialistas en marketing e imagen… Todo lo que necesites. Juntos conseguiremos que cualquier cosa que Sue pueda hacer o decir no llegue ni a tocarte. Además, la productora y todo el equipo de la película intentarán quedar en buenos términos con Sue, por lo que si es razonable, ella no hará nada contra ti.
—¿Y sus fans? Me odiarán.
—¿Qué es una estrella de Hollywood sin gente que la odie?
—No es eso precisamente lo que quería oír —dijo Emma, aunque no pudo evitar reírse.
—Haremos que esto funcione, Emma —dijo él con seriedad—. Te lo prometo. No debes preocuparte ni por Sue ni por sus seguidoras porque estás con nosotros y nosotros te protegeremos y te ayudaremos. Además, dudo seriamente que Sue Johnson pueda suponer una amenaza para ti en su estado, tanto físico como cinematográfico. Las críticas contra ella han terminado de hundir su carrera y no se sabe cuándo saldrá de rehabilitación.
—Quizá tengas razón.
Sean sonrió ampliamente y después buscó algo en el primer cajón de su mesa.—Mira, este sería tu contrato. No sé si has visto alguna vez un contrato de actor.
—No —negó Emma —lo que firmé para trabajar como doble de Sue puede que se pareciera, pero no creo que fuera igual.
—Bien, pues aquí tienes un auténtico contrato de actor. Tranquila, no quiero que lo firmes ahora, solo que lo tengas. En él aparece, por ejemplo, el dinero que recibirías por hacer de Emily en la película —abrió el contrato por la segunda hoja y le señaló una cláusula donde aparecía una cifra con cuatro ceros.
A Emma se le abrió la boca del pasmo al ver cuánto iba a ganar, aunque antes de alzar la mirada del contrato para mirar a Sean adoptó una expresión entre socarrona y desafiante.—¿Crees que puedes comprarme, Sean?
—Espero que sí.
Se rieron ante aquello y continuaron hablando, largo y tendido, sobre la película. Emma tuvo oportunidad de preguntarle a Sean muchas otras dudas que tenía, y aunque estas no le preocupaban tanto como las relacionadas con Sue, las respuestas que Sean le dio consiguieron tranquilizarla y calmar inquietudes que ni siquiera era consciente que tenía.—¿Y no me vais a hacer una prueba ni nada?
—¿Una prueba?
—Los actores suelen pasar por un casting para demostrar sus aptitudes interpretativas, ¿no?
—A ti ya te he visto actuar; de hecho, me hiciste pensar que eras otra persona distinta, por lo que sé que puedes hacerlo maravillosamente, y las pruebas de imagen ya las hiciste en la sesión fotográfica el año pasado. Eres nuestra Emily, Emma, no necesito un casting para asegurarme porque ya lo sé.
Cuando finalmente se despidieron, Emma llevaba bajo el brazo el guión de la película y el contrato.—El lunes por la mañana necesitaría una respuesta, Emma. Y te digo de corazón que espero que sea afirmativa —le dijo Sean a modo de despedida.
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Qué decidirá Emma??? Será que aceptas así sin más o pondrá sus propias cláusulas o tendrá que llegar James a converserla ???
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Luces, camara ¡corazon!!
Teen FictionJames Petersen, un personaje guapo, divertido, inteligente, carismático, y además actor de Hollywood. Emma Miller, una chica que aun está estudiando, muy inteligente y trabaja como doble de Sue Johnson una actriz y cantante bastante famosa que últi...