Capitulo 2 (parte 1)

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Emma acababa de sentarse en la mesa que habían guardado para ella en el reservado del restaurante, protegida de las miradas indiscretas por un biombo.

Aquel restaurante vegetariano recién inaugurado era una auténtica maravilla. Todo estaba construido con materiales naturales, predominando sobre todo la madera al natural. Las bombillas, LED para minimizar el consumo, bañaban la sala de una luz dorada encantadora y acogedora. En la entrada la habían entretenido para echarle varias fotos y la joven pareja que regentaba el local la había invitado a un aperitivo ligero en la barra.

Le dolían los pies porque esa misma tarde había estrenado los tacones, así que cuando por fin se sentó, soltó un suspiro de alivio. También contribuyó a su gesto el hecho de saberse al fin a salvo, al menos por un rato. Cada vez que tenía que convertirse en Sue Johnson se ponía en tensión, aunque tenía que tragarse los nervios y la presión para poder hacer bien su papel.

La dueña del restaurante pasó a su lado para dejarle la carta y Emma se entretuvo ojeándola, sin saber qué estaría mejor. Por la periferia de su visión captó movimiento, pero no alzó la cabeza, pues supuso que sería de nuevo alguno de los dueños o un camarero. Cuando la silla que había frente a ella se movió, alzó la cabeza, sobresaltada: James acababa de sentarse delante de ella.

Emma abrió la boca para decir algo, pero él se le adelantó y con tono mordaz dijo:

—Qué bonita es tu casa. —¿Qué?

—Ibas a cenar en tu casa, ¿no? —Con la mano extendida abarcó el espacio del reservado—. Muy bonita.

—Sí, esto… Después de que te bajaras del coche me acordé de que me habían invitado a cenar en el restaurante.

—¡Fíjate, a mí también! Lo que hace la publicidad, ¿eh? Mueve a tanta gente que invitan a dos actores del próximo bombazo adolescente para que los fotógrafos los pillen saliendo del restaurante y al día siguiente tener una larga cola de nuevos clientes. Porque te acuerdas de que yo también soy parte de ese «próximo bombazo», ¿no? Emmm… —pero él no le dejó decir el «sí, claro» que tenía pensado. —¿O pensabas que te habían invitado solo a ti por lo famosa y divina que eres?

—¿Disculpa? —Emma se habría quedado con la boca abierta si el tono de él no le hubiera sentado como una patada.

—¡Oh, vamos! No disimules. Te crees mejor que el resto. Mejor que yo, mejor que el equipo, mejor que todos.

Emma separó los labios para decir algo. No era la primera vez que la atacaban por ser Sue Johnson, pero tanta animadversión por parte de James, tanto odio llegado de improviso, la hizo ponerse a la defensiva como si la estuvieran atacando a ella.

—¿Lo dice un tío que es actor solo por la testosterona que se mete en el cuerpo para tener músculos?

—¡Oh! ¿Sabes lo que es la testosterona? No pensaba que una palabra con más de tres sílabas entrara en tu vocabulario.

Emma lo miró furiosa, pero su pregunta le hizo entrar en razón. Le hablaba a Sue, no a ella; todo ese odio iba destinado a la actriz, no a su doble. Cualquiera que conociera a Emma sabía que conocía perfectamente lo que era la testosterona, pues precisamente inculta no era. Debía comportarse.

—Mira —le dijo, no pudiendo evitar sonar un poco borde mientras señalaba hacia el otro lado del reservado—, ¿ves esa mesa de ahí? Creo que te llama.

—Con lo a gusto que estoy yo aquí, mujer.

—¿En serio? —Pero no lo decía por lo que le había dicho, sino por la expresión que había aparecido en su rostro—. ¿Me estás sonriendo? Él se tocó la cara, palpándose la sonrisa. —¡Eso parece!

Emma no contestó, aunque tuvo que comerse un «¡menudo gilipollas!». Cogió el menú, que había soltado sobre la mesa, se puso en pie, y tras coger su chaqueta, se fue hasta la otra mesa que le había señalado antes pero que él no parecía muy dispuesto a ocupar. No quería bronca aquella noche, y menos con un compañero de reparto de Sue.

Para su disgusto, él la siguió y se sentó de nuevo justo en frente de ella. —Quiero cenar tranquilamente, si no te importa —le espetó Emma. —Pero mujer, con lo que te he soltado ya me he quedado a gusto. Creo que ahora podré ser civilizado.

Luces, camara ¡corazon!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora