Capitulo 1 (parte 2)

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La joven, que se había quedado en la parte delantera del coche, a casi metro y medio de distancia de él, se quedó paralizada y sin saber qué decir durante varios segundos.

¿Cenar juntos? No estaba segura de si debían. El hecho de que él se hubiera montado en su limusina y los objetivos de las cámaras hubieran capturado el instante ya la ponía un poco en tensión.

—Creo que estaría bien conocernos un poco más, ¿sabes? —insistió él ante su mutismo.

—Ya solo quedan unas semanas del rodaje de esta película, pero quedan otras tres por rodar. Vamos a tener que vernos las caras bastante y estaría bien que supiéramos algo más el uno del otro. Además, me gustaría que me dieras algunos consejos, de famosa a actor desconocido.

Sue lo miró durante varios segundos, sin saber qué decir. Sabía muchas cosas de James, o al menos lo que se decía en Internet de él. Sabía que no tenía novia conocida, sabía que tenía 29 años, sabía que había nacido en Nueva York, sabía que le gustaba practicar beisbol.

Sabía todo lo que una fan podía saber de él, pero no sabía lo necesario para mantener una conversación de tú a tú, para darle consejos, para fingir que llevaba trabajando con él varios meses.

Y es que Sue Johnson tenía una doble, una doble que esa noche había ido hasta los estudios de grabación para salir por la puerta de atrás previo chivatazo a la prensa y así captar toda la atención mientras la auténtica Sue salía a hurtadillas para hacer Dios sabía qué sin el acoso de la prensa y las fans.

Pero en el plan no estaba que James también saliera tras ella, ni que se montara en la limusina y mucho menos que le pidiera cenar juntos.

Tragó saliva, intentando pensar rápido. Ganó tiempo con una coletilla: —Verás…

No podía decirle que era una farsante, una chica que parecía un calco de la famosa actriz pero que realmente no era ella. Pero le pagaban por dar la mejor imagen de Sue Johnson que podía, por ser mejor persona que la original, por tener paciencia a la hora de firmar autógrafos, por sonreír incansable a todos los fans, por contestar a la prensa cosas políticamente correctas.

¿Se podía incluir en su labor como representante de la mejor imagen de Sue Johnson el quedar bien con un compañero de rodaje? Se dijo que sí. Sobre todo si la cena era con un hombre tan guapo y rebosante de masculinidad como él. Pero no, no podía. La pillaría, y eso iba en contra de su contrato.

—Verás —repitió, y esta vez continuó rápido—, estoy cansada por el rodaje y creo que me iré directamente a cenar a mi casa y a acostarme. — Antes de que él pudiera preguntar nada más, interrogó—: ¿Dónde quieres que te dejemos?

—En mi hotel estaría bien —claudicó James, y le dio la dirección al conductor de la limusina.

La falsa Sue le dio a un botón para encender la música y la subió lo suficiente como para frenar cualquier tipo de conversación. Fijó su vista en la ventanilla, rezando porque él no le dijera nada más.

Era fácil engañar a la prensa y a los fans, pues ellos solo sabían la vida pública de la actriz, vida que la propia Emma (sí, así era como se llamaba la joven farsante) se estudiaba a diario para actuar acorde a ella, pero no podía saber nada de lo que pasaba entre la auténtica Sue y sus compañeros de rodaje.

El guapísimo James, si tenía tanto cerebro como músculo (lo cual, sorprendentemente, parecía que era cierto, pues según había leído tenía una licenciatura en filosofía) podría descubrirla en cuanto abriera la boca.

No obstante, por el rabillo del ojo no pudo evitar lanzarle miradas curiosas. ¡Era guapísimo! De esos tíos que solo se le acercaban cuando hacía de Sue Johnson. Como buena fan de los libros que ahora mismo él y Sue estaban rodando, al principio había pensado que él no pegaba para el papel, pues en su cabeza se lo había imaginado de otra forma, pero ahora, tras haber visto varias imágenes de él caracterizado, no podía imaginarse al personaje con otra cara y otro cuerpo que no fueran el suyo.

En una de las ocasiones en que le lanzó una mirada rápida, lo sorprendió mirándola, y no precisamente con buenos ojos. Su expresión era bastante sería, elucubradora, y aquello la asustó tanto que, tras ajustarse la peluca para asegurarse de que estaba donde debía estar, posó su mirada de nuevo en la ventanilla y ya no la volvió a apartar.

Quince minutos después, la limusina se detuvo delante del hotel de él y James se bajó tras despedirse escuetamente. Al verlo bajarse tan serio, Emma rezó porque su desapego y su mutismo no le hubieran hecho sospechar ni le hubieran molestado. ¿Y si se suponía que entre los dos había buen rollito? Suspiró. Los actores, especialmente los del tipo de Sue Johnson, eran bastante bipolares. Lo más seguro era que James achacara su comportamiento al cansancio de todo un día de rodaje.

—Señorita, ¿la llevo a su casa o al restaurante donde me han dicho que debía llevarla? —interrogó el conductor, que sin duda había oído lo que le había dicho a James pero se había mantenido prudentemente callado hasta que estuvieron solos

—Al lugar que le han dicho —respondió.

Tres horas antes le había llegado un mensaje al móvil donde le decían que tendría que aparecer en un restaurante de comida vegetariana al que habían invitado a Sue Johnson a cenar. El restaurante buscaba publicidad y, visto lo visto, a Sue o no le gustaba la comida ecológica o tenía otros planes para esa noche.

Luces, camara ¡corazon!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora