18. What happened?

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MAINE

Playlist: Billie Eilish-Lost cause

《●》

Las semanas pasaban, todas sin Edmund, y estar sin él era como estar en un infierno...Un infierno que arde con furia a mi alrededor debido a la condena que yo misma me impuse.

Me di cuenta, tal vez demasiado tarde, de lo mucho que la presencia de Edmund en mi vida me había ayudado a superar mis ataques de Depresión. Ahora que ya no está, solo han empeorado a una escala tan grande que ya tenía miedo de mi misma.

Me aterraba quedarme sola, sobre todo en las noches, me aterraba la simple acción de pensar, de observar objetos triviales y querer usarlos como armas para acabar conmigo misma, me aterraban las lágrimas que corrían por mi rostro, las peleas con mi madre, el revoltijo indefinible de mi corazón, ese sentimiento de completa soledad, tristeza, miseria...la apatía que percibía al estar viva cada mañana, lo mucho que odiaba respirar.

Estoy hundida en algo peor que un abismo.

Mis piernas estaban repletas de golpes que escondo con la tela de mis jeans, mis ojos están apagados. Estoy muerta en vida.

Muerta en vida.

Depresión me lo confirma, asintiendo en mi dirección con total entendimiento y, como un consejo, me pidió que hiciera algo al respecto.

-¿Algo como qué?-le pregunto, sentada en mi cama con una navaja en mi mano derecha. La encontré en las pertenencias de mi padre.

Mejor que responder, me hace una demostración: quiere que me corte con la navaja. Quiere que acabe de una vez con todo este tormento en el que nado, y deje de causar tantas molestias.

Ansiedad apoya la idea, y ansiosa me dice que me apure, el tiempo corre.

Miro la navaja, juego con ella y, finalmente, la apoyo en mi muñeca. Con un solo movimiento empezaré a sangrar, a sangrar y a sangrar...hasta que ya no.

Respiré profundo, intenté concentrarme, intenté hacerlo...

Pero no pude. Me da miedo la sangre en exceso...es que mierda, incluso soy mala deseando morirme. Tiré la navaja al otro lado de la habitación.

Soy una estúpida, lo soy.

《●》

Las idas a clases fueron otra pesadilla. Mi única amiga era mi psicóloga, hasta medité la idea de almorzar con ella en su despacho porque odiaba hacerlo sola en el comedor...sobre todo por los chicos.

Estaban sentados en la misma mesa de siempre, todos vestían un suéter rosado y decoraban la raíz de su cabello con una graciosa colita.

-Tai, ¿A qué le tienes miedo?-dice Cassie.

Tai contesta sin pensar.

-A los karaokes.

-Pero-interrumpe Will-. Eres cantante.

-Brad, tengamos un bebé-exije Bella de repente, usando un tono autoritario-. Quiero un bebé.

Brad se atragantó con el agua, y una vez que respiró de nuevo, contestó.

-¿No quieres un perrito mejor? Como Ellen Degeneres, tener un perrito de hijo no la hizo menos feliz. Solo mírala, una mujer exitosa con un gran matrimonio y un perrito.

-¡No seas idiota!-se queja Bella-¡Yo quiero un...! Oh, ¡Maine, hola!

Un frío me recorre la columna cuando los chicos me miran y, alegres, saludan. Vivien le da palmaditas a la silla que guardaban para mí, de modo que bajé la cabeza y respirando profundo seguí caminando, sentándome sola en la mesa más apartada. No quise ni girar a ver sus reacciones por mi rechazo, preferiría ver de nuevo la última horrible temporada de Game of thrones.

Más allá de este mundo (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora