22. Sing, Bitch

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MAINE

Playlist: Selena Gomez-Love you like a love song

《●》

Chico Listo y yo llegamos tarde a nuestra primera fiesta como novios.

Suele pasar.

Y no es por señalar culpables pero...es su culpa. Trás abandonar la colina decidimos pasar por un helado. Solo Edmund se pasa una hora entera peleando con un niño que aseguraba firmemente que el helado de menta era mejor que el helado de chocolate.

-¡Objeción!-le exclamaba Edmund al niño-. ¿Por qué no vas a tu casa y te comes la crema dental? Sabe igual que ese heladito tuyo.

Y vaya que el niño le tenía buenas réplicas a Edmund, tan buenas que mi Chico Listo casi se da por vencido, pero como todo final salió ganando al momento en que el niño, frustrado, corrió a los brazos de su madre con lágrimas en los ojos...pobrecito.

Cuando decido jalar a Edmund de una oreja y arrastrarlo al bar donde nos esperaban los chicos debían ser, más o menos, las ocho de la noche. Apenas entramos los vimos a todos sentamos en la mesa más grande, charlando tan ruidosamente como acostumbran.

Bella luce hermosa en ese vestido rojo que hace deslumbrar su piel morena; Brad combinó su franela con el color azul de sus ojos; Cassie viste una blusa rosada repleta de gatitos que la hace lucir más pequeña de lo normal; Will está cargado de esa pinta rockera y alocada que tanto lo caracteriza; Vivien va vestida de todos los colores existentes, incluso sus párpados están decorados con diversos tonos; y Tai con su cabello castaño peinado, una franela desabotonada, un collar, pantalones beige, labios hinchados y brillosos, cara perfecta, sonrisa perfecta...¡Mi Chico Listo es más lindo!

-¡Llegaron los novios!-vocifera Bella, y todos le siguen la corriente aplaudiendo y silbando.

Edmund me toma la cara y me da un dulce beso para alterar la paz mundial. Juguetones, hacemos una reverencia y nos sentamos junto a los chicos. Nos vamos dando abrazos entre todos, y cuando al fin las cosas se calman un poco, detallo a Tai.

-¿Por qué Tai está leyendo Hush Hush?-pregunto.

-Lo entreno-contesta Vivien-. Los chicos de la vida real necesitan ser un poco de novela. Intento que Tai tenga un poco de Patch, ¿Verdad, amor?

Tai despega la mirada del libro, se pasa la lengua por el labio superior y la mira.

-Si, Ángel.

Vivien le besa la mejilla, más feliz que una lombriz. Después de eso la comida hace acto de presencia. El estómago me ruge apenas veo las hamburguesas, pizzas y cervezas que están regadas por la mesa, ¡Que festín!

Miro a Edmund a mi lado, que está enfrascado en una conversación con Tai. Todos estamos comiendo menos ellos dos, que ni plato tenían.

-¿No van a comer?-inquiero.

En ese mismo instante llega un plato de kimchi que el mesero deja reposar frente a Tai. Él da las gracias, toma dos palitos de metal, sujeta un poco de kimchi y se lo da a Edmund en la boca como si alimentara a su hijo. Edmund hace lo mismo, y ahí van los dos, alimentándose mutuamente como si fuera muy normal.

Vivien me mira, negando con la cabeza.

-Maine, a veces siento que deberíamos alejarnos y dejar a estos dos ser pareja.

Le doy la razón y nos reímos.

Los minutos van pasando y las cervezas se van multiplicando. Ya a eso de las diez estamos borrachos. Como extraño esos tiempos cuando decía con toda seguridad "yo no bebo".

Más allá de este mundo (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora