MAINE
Playlist: one direction-If I could fly
《●》
Me le quedé viendo hasta que se fundió en la nada. Edmund. Repetí su nombre, saboreandolo en mi garganta como un vino.
Edmund Bianchi es una completa rareza. Todos en la secundaria lo creían, hasta yo. Es la primera vez que hablo con él ha pesar de los años compartiendo algunas clases, actividades extracurriculares y miradas eventuales y cortas por los pasillos. Su nombre era reconocido, no pasaba una semana sin que algo referente a su habladora persona te llegara a los oídos. (chismes, y ninguno a su favor) Su historial lo tallaba como un chico problemático, más loco que una cabra, una bomba de tiempo andante que solo seguía en la secundaria porque, según fuentes no confiables, el director se acostaba con su madre, y según otras fuentes tampoco confiables, porque su padre pertenecía a la alta mafia italiana.
Le decían Edloco, Edmund el rarito, sucesivamente. Sus ocurrencias son incomparables. A veces vestía todo de negro, otras veces usaba ropa de época y hasta vestía de superhéroe como un puto niño. Recuerdo que, en una ocasión, llegó pintado de azul de pies a cabeza porque, según él, quería llamar a la concientización de la contaminación del agua. Dos semanas después trajo toneladas de hielo en su bolso y comenzó a lanzar cubitos por todo el salón para darnos un ejemplo de como se sentía el graniso, y cuando se enojaba no existía ser en la tierra que no se enterara. Él, sin ayuda de sus compañeros de banda (si, estaba en una banda) ha roto 5 casilleros y tres pizzaras, ha dejado morados un mierdero de ojos y sus bromas, como poner chinches en los asientos, esconder tus mochilas y tocar con sus baquetas canciones cristianas durante el almuerzo han hecho historia.
Edmund Bianchi es todo un personaje, como él mismo piensa.
Yo creía que solo era un tipo sin cerebro que quería llamar la atención que probablemente no recibía en casa, pero hoy sé que es mentira. Es listo. Un chico listo y hablador, enérgico y feliz, despreocupado y arriesgado.
Todo lo que yo no soy.
Cuando le vi en el bus pensé muchas cosas, y ahora, que me le quedé viendo como una idiota mientras se alejaba trás mi odiosidad extrema me di cuenta de que era apuesto. Edmund era muy blanco, su estatura era promedia, tenía un cabello negro medio enrulado que le quedaba bastante bien. Sus facciones extranjeras se mezclaban con las americanas de manera armoniosa, su sonrisa era pícara, su atuendo de ese día, muy al estilo badboy le jugaba perfectamente con sus ojos oscuros de ciervo. No era una belleza de otro mundo, pero aún así, una belleza.
Entré a la secundaria y caminé derechito a mi casillero. Lo abro y cuando estoy a punto de guardar mi precioso libro llega Penny McAdams, mi mejor amiga, reina número uno de este lugar en el que nos quedan ocho meses. No teníamos nada en común, pero el conocernos desde peques nos ha mantenido unidas.
-¡Maine! ¡tremenda puta!
-No mas que tú.
-¡No me llegas ni a los talones, honey!-me abraza, golpeándome la cara en el acto con su cabello rubio-. Tardaste mucho, te dije ayer que te necesitaba puntual para que hicieras guardia, ¿te quedaste dormida hablando con James, pequeña puta?
-¡Deja de llamarme así! Y de verdad olvidé tu besuqueo en el cuarto de limpieza con Eric, lo siento, ¿no se pudo?
Eric era la infidelidad número infinito de Penny a su novio Peter. Peter me caía bien, él iba en serio con ella, lástima que Penny no vaya en serio con nadie. Todo le aburría luego de un rato, el compromiso era una palabra que desconocía. Hace tres días adoptó un perrito...ya murió.
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Más allá de este mundo (Libro I)
Romance-------------------------------- Si algo tiene claro Maine Samuels en esta vida es que quiere morirse. Lo anhelaba. Lo necesitaba. Pero lo que Maine no sabe es que toda oscuridad tiene su latente luz, que llegó con la forma de Edmund Bianchi, un ita...