chapter three

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ADVERTENCIA: Agresión física.

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A la mañana siguiente, Giselle seguía sin poder creer que había tenido ese tipo de acercamiento con Draco, una persona adulta, muchos años mayor y con un hijo, que para su mala suerte era el enemigo.

Reconoció que estaba mal. Si alguien se enteraba de lo ocurrido, dañaría su imagen y recibiría más que un golpe por parte de su padre, hasta una maldición imperdonable. No porque él fuese mayor, sino porque vería a su propia hija como una perra, y sería el último empujón para desheredarla.

Giselle estiró las sábanas de su cama y se colocó su bata de seda a medida que bajaba las escaleras para llegar al comedor y desayunar con sus padres.

Pero antes de que pudiese continuar, vio a Phillips en el sofá, inclinado sobre la mesa de centro inhalando una nueva raya de cocaína.

Pese a que no tenían una buena comunicación y nunca hubo verdadero amor, se preocupaba por él, y se acercó para tocar ligeramente su hombre en un intento de llamar su atención.

—Papá, hey... ya es momento de que dejes eso. —murmuró.

—No molestes. —limpió su nariz.

—No es bueno para ti, además-

Recibió un gruñido de su parte, y se puso de pie mientras tomaba los bordes de la mesa y la volteaba. Ésta cayó al suelo y se hizo añicos, ocasionando la explosión del vidrio y pequeños cortes en las piernas desnudas de Giselle.

—¿Cuántas veces te he dicho que no me interrumpas? —enterró sus dedos en la cabellera castaña, haciéndola sollozar.

—Y-yo solo...

—Cierra tu sucia boca. —la empujó devuelta a las escaleras, solo que a las subterráneas— Baja.

Ya sabía lo que le esperaba, y era mejor obedecer que negarse. Lo conocía perfectamente.

Con hilos de sangre chorreando desde sus rodillas, bajó los escalones, sintiendo la presencia de su padre a sus espaldas. Podía percibir su felicidad y su maldad a flor de piel, dispuesto a causar daño a la primera persona que se le cruzara.

Desgraciadamente había sido ella, y no se lo merecía.

Llegaron a un pasillo con poca luz. Las paredes eran de cemento teñido de negro, y estaban húmedas al igual que el suelo.

Pero al final de éste, estaba la habitación que tanto le asustaba. Esa habitación que conoció durante muchos años, donde lloró, gritó, aulló de dolor y de sufrimiento.

Su padre era un monstruo como el mismísimo Voldemort, y él estaba orgulloso de ello.

—Entra. —ordenó frente a la puerta.

FORBIDDEN | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora