—Señor, entienda que no puedo hacer eso.
— ¡Pues vaya mierda, imbecil!
Aquella persona lanzo los papeles de la mesa furioso hacia Salinas, saliendo y azotando la puerta, un suspiro cansado salió de los labios del pelinegro, ya era la tercera vez en el día, se levantó a recoger los papeles que le habían tirado. Se sentó nuevamente en su silla, sobando el puente de su nariz, sentía un poco de migraña y dolor en sus hombros a causa del estrés, cerró sus ojos respirando repetidas veces para tranquilizarse.
Pasaron unos minutos hasta que escucho la puerta de su oficina siendo tocada, con un leve "pase" dejo que la persona que estaba del otro lado pasara.
— Estoy un poco ocupado ahora. —Dijo sin alzar la vista.
— Si se nota.
Al escuchar tan peculiar voz, su corazón se exalto levemente y levanto su mirada, conectando con los celestes del italiano que le veía con una leve sonrisa.
—Ah, Toni. —se levantó de su asiento para saludar al italiano. — ¿Necesitas algo? —Ambos se dieron un corto abrazo.
— Se ve que estas muy ocupado eh. —Soltó una risita. —Venía a ver si querias ir a comer algo, tengo tiempo libre y decidí pasarme por aquí.
—Me parece bien. —Suspiro. —Me ayudaría bastante distraerme.
El rubio le sonrió mientras le daba una palmadita en la espalda.
Hace dos semanas que habían estado saliendo a comer y algunos lugares como en los viejos tiempos, se habían hecho cercanos aunque aún sentían un pequeño malestar en su interior al solo mirarse.
Fueron a la cafetería favorita del rubio, entre risas y anécdotas pasaron el tiempo, ambos comiendo su platillo favorito, el estrés fluía lentamente fuera de su cuerpo por cada sonrisa que el italiano le propinaba.
—De hecho también quería darte una noticia. —Emocionado el rubio llamo la atención del pelinegro. — Mi hermano y yo, vamos a abrir una licorería y pues vamos a hacer una pequeña celebración. —Sonrió entregándole una invitación, la cual recibió con gusto. — ¿Y cómo no invitar a un gran amigo?
Una ligera punzada se hizo presente en el corazón de ambos sin embargo sonrieron.
—Hombre, pues muchas gracias. —Leyó la invitación. — Créeme que estaré presente.
—Puedes traer a tu esposa. —Sonrió levemente. —No hay problema.
—Claro. —Suspiro. —Muchas gracias.
Y así siguió su pequeño descanso de ambos, donde solo existían ambos y sus sonrisas, hacia tanto tiempo que no se sentía tan en paz y completamente tranquilo.
Hasta que una voz gruesa les interrumpió en su bonita platica. Ambos voltearon hacia la voz que se había escuchado, Toni por su parte sonriendo y levantándose para saludar con entusiasmo a la persona, mientras que Salinas se quedaba quieto en su sitio, viendo con leve miedo y nervios en él.
— Supongo que recuerdas a mi hermano, Raúl. —Sonrió abrazando por los hombros a Carlo.
— Carlo...
—Hombre Salinas. —Estiro su mano tomando la del pelinegro. —Cuanto tiempo.
El italiano menor sonreía forzadamente al pelinegro y eso podía notarlo a simple vista, sintió como en aquel saludo el italiano utilizaba más fuerza de la común lastimándole un poco su mano.
—Estas más fuerte eh. —Admitió mientras se sobaba levemente su mano, la risa de Carlo se escuchó acompañada con un de Toni.
—Claro. —Le miró fijamente. —Todo para proteger a mi familia de cualquier imbécil. —Recalco la última palabra como advertencia.
—Sí, eh ¿Te sientas? —Cuestiono nervioso, mientras el rubio cenizo se sentaba junto con su hermano.
—Supongo que Toni ya te hablo de la fiesta. —Comento mientras agarraba del pastel que tenía su hermano.
—Se lo he comentado y acepto. —Dijo el rubio dándole una sonrisa a su hermano, el cual se la devolvió levemente.
—Sí, es un honor que me hayan invitado. —Sonrió levemente el pelinegro.
—Pero que lastima que hayas dicho que si eh. —Comento con voz burlona hacia el pelinegro, lo suficientemente fuerte para que todos en aquella mesa escucharan. Un pequeño codazo de Toni le hizo reír mientras que Salinas sonreía levemente incómodo. —Es broma.
Así siguió aquella tarde, a pesar de no haber tenido un día completo con el italiano a solas estaba satisfecho, el buen sabor de boca que le dejaba ver a Toni sonriendo le bastaba.
Ignorando las bromas y miradas fulminantes del rubio cenizo, todo fue bien.
Al llegar a casa su esposa le recibió con cariño y emoción, proponiéndole ver una película ya que mañana seria su día de descanso de ambos. Acepto, pero primero se fue a cambiar y darse una ducha.
Salió encontrándose con su esposa en la cocina haciendo un bowl de palomitas por reflejo mismo la abrazo por detrás, depositando un beso en su mejilla, mientras Lina reía levemente.
Pero esa risa no sonaba tan linda como en la que él pensaba todos los dias.
Sin darle más rodeos se sentó a buscar una película en lo que la morena terminaba con las palomitas, encontró una y la puso, Lina se sentó al lado suyo recargándose en su hombro.
Así pasaron por lo menos dos horas, hasta que la morena se removía nerviosa, extrañando al pelinegro.
— ¿Estas bien?
—Si. —Su voz salió nerviosa. —Solo que, Raúl. —Se puso de rodillas en el sillón mirando fijamente al pelinegro que había pausado la película. —Tengo ganas...
—Oh...
— ¿Tu, no?
¿Hace cuánto que no tenía sexo con Lina?
No lo sabía pero hace ya bastante, había descuidado un pelín el ser amoroso con ella y atender sus necesidades. Sin embargo realmente no le apetecía hacer nada aquella noche, estaba cansado tanto física como mentalmente.
—Realmente no querida. —Negó incomodo en su sitio.
La pelinegra se sonrojo y pidió disculpas por hacer el ambiente incómodo.
—Esta bien. —La calmo abrazándola. —No te preocupes, otro día ¿sí?
Lina sonrió mientras asentía, continuaron viendo la película como si nada hasta que sintió un peso en su hombro, la pelinegra se había quedado dormida, sonrió enternecido y la cargo llevándola a su habitación.
Regreso y siguió viendo películas hasta que su celular vibro, lo tomo y rápidamente contesto al ver de quien eran los mensajes.
Toni y Salinas mensajearon por al menos una hora sin parar, contándose algunas cosas que causaban pequeñas risas en ellos, sin poder dormir lo mejor que podían hacer era mensajearse entre ellos, habían agarrado esa costumbre.
Estaba en la sala a solas riéndose de las cosas que le decía el rubio hasta que el italiano le mando un audio contándole entre risas una anécdota en la cual no pudo enfocarse bien ya que la risa del rubio habia cautivado toda su atención.
Hasta que el italiano le mando un audio donde susurraba que tenía sueño y se iba dormir, con voz ronca y adormilada, fue el límite de Salinas.
Su cabeza empezó a crear escenario de él sometiendo al rubio como cuando eran pareja, sonrojándose violentamente fue hacia el baño a lavarse la cara, Lina despertó por un vaso de agua encontrándolo nervioso.
— ¿Raúl?
Al verla lo único que pudo pensar fue en lanzarse y besarla, la pelinegra correspondió al instante, el beso se fue intensificando hasta llegar a su habitación y cerrar la puerta.
Y parte de la madrugada donde ambos cuerpos se unieron, él pensaba en una sola persona.
Y no era con la que estaba ahora mismo.
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Los tqm bebes <3 gracias por leer
Coman bien, duerman bien y tomen awita
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Dos locos [RONI]
Fiksi Penggemar-·=»★«=·- Donde Raúl Salinas es contratado para llevar a cabo una compra de una propiedad, el comprador Toni Gambino, su ex pareja de adolescencia. - Estando con ella, y pensando en ti. - Que tontos, que locos, somos tú y yo. Estando con otros y aun...