Dos locos [RONI]

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Capitulo con leve contenido +18

Sintió las manos del italiano recorrer su cintura, quemándole en cada caricia que le propinaba, pudo sentir sus besos descendiendo por su espalda, sentía como Toni lo tocaba tan dulcemente y lento, como si fuera el cristal más delicado del mundo.

Los escalofríos recorrían su cuerpo al sentir la lengua del más alto en su piel, haciendo un camino de besos húmedos hasta llegas a su trasero, donde lo estimulo con la misma, chupando y succionando aquel aro rosado del pelinegro.

Apretaba las sabanas, su vista se nublaba por las oleadas de placer que llegaban en cada lamida del rubio.

—T-toni.

Apenas podía articular palabra, los suspiros y jadeos que salían de su boca, solo permitían que dijera el nombre de su amante.

Ambos envueltos y cegados por el placer carnal.

—Raúl. —Gruño cerca de su oído, tomándolo de las caderas lo volteo boca arriba.

Con sus dedos estimulaba su agujero, mientras que con la otra masturbaba al más bajo.

—M-más rápido. —Un hilo de baba bajaba por su barbilla.

El italiano acato la orden, masturbándolo más rápido y metiendo tres dedos más a fondo, lamentablemente estos no eran capaces de llegar a su puntos dulce.

—Me voy a-

Sin terminar la frase, se corrió en la mano del rubio, quien rio roncamente para acercarse y besar al pelinegro, quien aceptó gustoso.

Saborearon ambas bocas, jugaron con sus lenguas y labios hasta separarse por falta de aire.

Raúl aun gemía y jadeaba necesitado, tenía los dedos de Toni dentro aun.

Con determinación, bajo el bóxer del italiano, tomando su erección entre sus manos, sacándole un gemido ahogado al rubio, quien tomo de la nuca al pelinegro acercándolo para besarlo nuevamente.

Con cuidado tomo ambos miembros, rozándolos mutuamente, ambos gimieron y jadearon, comenzaron a frotarse mutuamente mientras se besaban.

Tocándose, mordiéndose y dejando chupetones por su pecho y cuello, ambos sintieron el orgasmo apoderarse de sus cuerpos.

Ya era la quinta vez de ambos.

Se miraron a los ojos para unir sus labios nuevamente, besándose mientras reían.

—Te quiero. —Susurro el pelinegro entre besos. —Te quiero mucho.

El italiano lo miro por unos segundos, segundos en los que admiro los ojos marrones y se dio cuenta.

Que esos eran los únicos que quería ver al despertarse cada mañana. Le dio beso corto y unos más en su rostro, haciendo reír a Raúl.

—Yo también te quiero, bebe.

(...)

Al terminar se habían duchado y cambiado, tardándose más de la cuenta ya que un pelinegro quiso una segunda ronda en el baño.

Ahora Raúl le estaba mostrando las propiedades que había encontrado con las características específicas que le dijo Toni, aunque el rubio se encontraba incomodo viéndolas.

— ¿Cuál te gusta más?

—Todas son hermosas. —miro nervioso al pelinegro quien le veía fijamente. —Pero el problema es...que ya no voy a necesitarlas.

El pelinegro frunció las cejas en confusión.

— ¿Como?

Toni rasco su mejilla nervioso mientras sacaba un cigarro de su chaqueta.