• NO DEBISTE DEJARME • [DKi//Yoonmin]

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Holis... Espero que les guste el capítulo.

No se olviden de votar.

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Kitty Gang y Agust D son la pareja más envidiada y temida en Seúl. Ambos trabajan para el señor Park, el padre de Kitty y dueño de la mafia más poderosa en la región. Muchos han querido asesinarlos, pero pocos han tenido la suerte de tan siquiera causarles un rasguño.

—¿Dónde está mi novio, Mina? —preguntó el pelirrosa mientras limaba la uña de su pequeño dedo meñique.

—Todavía no ha llegado —contestó su asistente.

En ese momento, Kitty se encontraba en el lujoso departamento que comparte con su pareja. Supuestamente, tenían una reservación para almorzar en Cygne Noir, un restaurante de comida francesa, pero Agust todavía no aparece. La situación comenzaba a ser desesperante. ¿Qué había pasado?

—¿Intentó llamarlo, jefe? —preguntó la chica.

—Dice que está apagado. —Hizo un tierno puchero. —Ojalá no le haya pasado nada.

—Seguro pronto aparecerá...

Entonces, como si el universo hubiera escuchado su deseo, las puertas del departamento se abrieron, dejando ver al mismísimo Agust D. Su cabello rubio, su piel pálida y su cuerpo delgado eran la obsesión de su lindo novio, quien corrió para abrazarlo. Se notaba que lo había extrañado.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Kitty, déjame —se quejó, apartando esos bracitos llenos de ternura—. Simplemente estaba arreglando unos asuntos pendientes.

—Pudiste haberme pedido ayuda. —Sonrió. —Siempre trabajamos juntos.

Agust está enojado, y Kitty no entiende por qué. Es como si le incomodara su presencia. Nunca se había sentido tan despreciado. Dolía demasiado.

—Kitty...

—¡No! ¡¡Explícame por qué no me llamaste!!

—¡¡¡Ya me tienes harto!!!

Algo en el corazón del pelirrosa se rompió, pues nunca esperó que el hombre que tanto ama le dijera tales palabras. Sin embargo, tenía orgullo. No mostraría debilidad, no debía ponerse a llorar.

—Bien —contestó con la voz ahogada—. ¿Entonces qué? Si te tengo harto, ¿por qué sigues aquí?

—Eso mismo me pregunto yo —le dijo con furia, dirigiéndose hacia el cuarto que compartían.

—¡No me dejes hablando solo! —gritó antes de seguirlo con los puños apretados y los ojos húmedos.

—¡¡¡Me largo de aquí!!!

Entonces, Kitty se detiene en el marco de la puerta, al lado de la cama de su gatita. No sabe qué decir, es como si su cerebro hubiera dejado de funcionar. ¿Por qué le estaba pasando eso?

—Tú...

—Mira —añadió Agust sin dejar de empacar algunas de sus cosas—. No eres tú... Ay, ¿qué digo? No soy yo, eres tú. Ya me cansé de esto. Terminamos.

—Pero...

Las lagrimas caen rápidamente, a pesar de que intentó detenerlas. Se siente abandonado, traicionado. ¿Acaso no estarían juntos para siempre? ¡Por favor! Ellos se amaban y aún lo hacían, estaba seguro. Tenía la esperanza de que fuese una broma.

—Lo siento, Kitty —dijo finalmente su ex novio, cerrando su maleta y saliendo de la habitación con rumbo a quién sabe dónde.

De repente, Kitty ya no puede más. Se desliza por el marco de la puerta y cae al lado de su mascota, quien está profundamente dormida, ignorando el drama que acababa de acontecer. El pobre chico tan solo encuentra consuelo en ella, así que la acaricia.

—Minie —susurra—. ¿Ahora qué será de nosotros?

La gatita blanca se estira un poco, sin comprender la situación. Sin embargo, sus pequeños maullidos son más que suficiente para animar a su dueño. Entonces, se levanta del piso, dispuesto a actuar.

No se dejaría vencer. Nadie dejaba a Kitty Gang y se salía con la suya.

—¡¡Mina!! —llamó a su asistente.

—¿Sí, jefe? —Llegó de prisa, completamente preocupada.

—Prepara el helado de chocolate con brownie y pon una película de comedia. Hoy se llora, pero mañana se actúa.

—¿Eh?

—Plan pos-ruptura amorosa.

—¡A la orden, jefe! —Salió corriendo, lista para cumplir.

—Minie —le dijo a su gatita, quien seguía acurrucada—, tendremos que mostrarle a papá que nunca hay que meterse conmigo. —Sonrió. —Le mostraremos todo lo que se pierde.

Miau...

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