• NO DEBISTE DEJARME • [DKi//Yoonmin]

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Jungkook estaba estresado. Llevaba un día encerrado y varias horas sin tener noticias de Taehyung, quien tendría una entrevista para aclarar el escándalo a las siete de la tarde. Además, sabía que pronto regresaría el señor Park con Kitty. No tenía motivos para suponer el fracaso de la misión, pero tenía miedo.

Luego de conocer bien a ese chico, se dio cuenta de que era el hermano que nunca tuvo. Bueno... se habían besado y no podía negar que, en el fondo, le tenía ganas, pero... ese no era el punto. Al fin y al cabo, tenían el mismo sentido del humor y una conexión increíble. Ahora no se imaginaba una vida sin Kitty.

—Más te vale volver vivo —deseó en voz alta, aunque nadie lo escuchaba.

En eso, unos gritos se escucharon fuera del pasillo.

—¿Qué mierda? —Salió para ver qué pasaba.

Al parecer, todo el equipo que fue a rescatar a Kitty y a destruir a Killer Prince estaba alterado. Uno a uno iban llegando para curar sus respectivas heridas en el tópico. Sin embargo, dos de los que no estaban tan mal corrieron hasta la puerta del fondo, donde había tres habitaciones para emergencias médicas, y sacaron dos camillas.

—¿¡¿Qué pasó?!? —le pregunta a uno de sus compañeros dentro del tópico.

—Kitty y Agust... —inicia a decir mientras cura su mejilla quemada— Ambos están inconscientes, pero solo sabemos lo que pasó con Agust. Le dispararon y ha perdido mucha sangre.

¿Qué demonios? ¿Qué había pasado con Kitty? ¿Por qué no se sabía? Esas preguntas rondaban la cabeza del pelinegro. Aunque, tras los sonidos de las camillas siendo empujadas, supo que obtendría las respuestas por sí mismo.

Por eso, salió hacia el pasillo lo más rápido que pudo. Ahí, pudo ver al jefe completamente nervioso, observando cómo el cuerpo de su hijo era atendido por el equipo de emergencias.

¡Suministren suero y preparen el laboratorio para análisis de sangre, rayos x y tomografía!

Ellos empujaban la camilla, la cual iba detrás de la de Agust, quien tendría que ser operado para retirar las balas. También necesitaría sangre, pues había perdido demasiada. Por otro lado, el caso de Kitty no era tan grave, al menos en el exterior, pues podría tener alguna hemorragia interna. Asimismo, nadie tenía idea sobre las torturas de Killer Prince.

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Pasaron un par de horas en las que el señor Park se mantuvo en silencio. Por su parte, Jungkook llamó a Mina para que fuera a los cuarteles junto con Minie.

—Me alegra que lo hayan encontrado —había dicho completamente aliviada—. Esta gata no ha dejado de llorar.

Miau... Miau...

Sin embargo, nadie había sufrido más que el señor Park, quien solo se atrevió a desahogarse cuando llegó la gatita blanca y la asistente de su pequeño. Realmente, era un padre asombroso, no el mejor, pero bueno a su manera. No se imaginaba una vida sin Jimin, Kitty o como sea que quisiera ser llamado.

—Yo lo sabía —soltó con su voz ronca y la mirada baja—. Sabía que ese desgraciado iría tras de él. También sabía que tenía una obsesión extraña con mi hijo, pero nunca dije nada. Nunca le advertí ni le reclamé nada... —Sus ojos se habían aguado como si quisiera llorar, pero se mantuvo firme mirando el piso. —Siempre me mantuve indiferente... Esto es mi culpa.

Prr...

La gatita estaba acariciándose en sus piernas, transmitiéndole una especie de paz indescifrable. Entonces, el señor Park no pudo evitar soltar algunas lágrimas discretas. Necesitaba liberarse de todo.

—No se preocupe, jefe —añadió Mina acariciando su espalda.

—Todo estará bien —añadió Jungkook.

Entonces, el médico principal sale de la zona de emergencias. Por suerte, lucía relajado, dando a entender que lo peor ya había pasado.

—Agust está estable, pero necesitará estar sedado hasta mañana —leyó de su informe—. También le estamos administrando una medicina para el dolor.

—¿Y mi hijo? —insistió el jefe, finalmente con la mirada alta y atenta.

—Creímos que su caso era sencillo —continuó el hombre con la voz un poco temblorosa. Esa no era buena señal—, pero tiene fuertes contusiones en el abdomen y sangrado interno. Ahora mismo lo están operando porque tenía dos costillas rotas.

—Mierda... —masculla Mina mordiéndose las uñas.

—También está deshidratado y parece que lo forzaron a vomitar porque tiene el estómago irritado —prosiguió—. Y, por último, parece que lo electrocutaron. Por suerte, no ha dejado daños físicos, pero tal vez sí psiquiátricos o psicológicos.

Entonces, todo se volvió silencio... hasta que...

—¡VOY A MATAR A ESE BASTARDO! —gritó el señor Park lleno de ira. Luego, salió corriendo hacia el piso superior, donde se encontraba Killer Prince.

No perdonaría a quien tanto daño le hizo a su familia.

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