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Cuando dejaron a Kitty y Agust solos —claro, Minie también se quedó en esa habitación—, sintieron que no fue una buena idea. Por su parte, Mina temía que discutieran, pues era lo que solían hacer en el pasado. Luego de cada misión, siempre había algo que causaba conflictos.

—No creo que estén listos para hablar —dijo moviendo sus manos con nerviosismo—. Kitty no ha superado sus miedos y, después de esto, dudo que esté listo.

—Lo sé —soltó Jungkook—, pero no podemos detenerlos ahora. Después de todo son adultos; sabrán arreglar sus cosas.

Taehyung solo miraba la puerta, esperando algún grito u objetos siendo tirados. Tal vez estaba siendo muy paranoico, pero conocía a su mejor amigo. Sabía que, pese a todos los avances con sus sesiones con el psicólogo, controlar sus acciones no era tan sencillo.

—Deberías traer al señor Park, Mina —dijo dejando escuchar su voz grave.

La joven se sintió intimidada. Por eso, no hizo más que asentir y obedecer.

—¿Qué pasa? —pregunta el pelinegro.

—Realmente quiero que vuelvan, pero no están listos.

—¿Y crees que nosotros estamos listos?

Un tímido sonrojo se posó en ambas mejillas. Habían estado ignorando el tema durante toda la mañana, mas ya era hora de hablarlo.

—Siempre estuve listo para recuperarte y ser tuyo otra vez —dice Jungkook tomando su mano—. No me importaba cuánto tardaras en decidirte. Y, ahora que lo estás, no pienso permitir que nada nos separe.

—Soy tan afortunado —susurró el castaño con una bella sonrisa cuadrada decorando su rostro—. Te prometo que nada nos separará, ni mi madre ni la prensa ni nada.

—Te amo. —Acarició su rostro.

—Y yo a ti.

Así, unieron sus labios en un tierno beso. Al final de todo, siempre supieron que se pertenecían. Ahora solo les quedaba disfrutar del amor que los unía... mientras durara.

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—Entonces...

—Sí...

Finalmente estaban solos y lejos de todo peligro, dispuestos a enfrentar sus problemas luego de tanto tiempo ignorándolos. Sabían que no sería una tarea fácil, pero nada que valiese la pena lo era.

Prr...

Minie no dejaba de ronronear al lado de Kitty, quien sonreía levemente cada vez que la veía. Entonces, quiso acariciarla y tocar su naricita rosada, mas la falta de su dedito meñique lo detuvo.

—Esto es una mierda... —masculló.

—Al menos estás vivo —dijo el rubio tomando su mano—. No me imagino qué hubiera sido de mí si no hubieses sobrevivido.

—Hubieras seguido con tu vida. —Sonrió apartando la mirada. —No eres tan débil como para dejarte derrumbar.

—No es sobre debilidad, sino sobre lo que siento. —Sujetó su mentón, elevando su rostro para verlo fijamente. —Daría mi vida por ti porque, durante este tiempo en el que estuvimos separados, descubrí que sin ti todo es gris. La vida no tiene sentido si no estoy a tu lado.

El corazón de Kitty se aceleró de repente. ¿Qué era esa reconfortante calidez? Se sentía como un adolescente. Hace mucho que no escuchaba algo tan lindo y sincero.

—Me tratabas horrible, ¿recuerdas? —lamentablemente, no estaba listo para ser feliz— Me tratabas con desdén porque me envidiabas... y me recordabas día a día que solo era un niño de papi —atacó sin pensar.

¿Por qué no podía avanzar?

—Era un estúpido, y aún lo sigo siendo —insistió—, pero quiero cambiar. Quiero mejorar por ti y también por mí mismo.

—Y yo quiero superar esta horrible dependencia que siento contigo. —Apartó su mano. —Te amo, y lo sabes, pero...

—Si nos amamos, ¿por qué estar más tiempo separados?

—¡Porque no estoy listo! —Lo soltó finalmente. —Tengo miedos que antes no hubiera reconocido. Temo ser dejado de lado, ser ignorado, y que mi papá se entere de... de mis errores.

Unas pequeñas lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas. Estaba dispuesto a avanzar, pero no quería perderse en el camino si recuperaba su antigua relación. No quería tener inseguridades. Primero quería curarse o llegar a un punto en el que no pudiera empeorar.

—Puedo ayudarte. Podemos enfrentar todo esto juntos...

—¡Por favor! —gritó— ¡Mira cómo estoy, mierda! Estoy internado... No podré moverme por varias semanas y tú no tienes ni idea de lo que pasó mientras Killer Prince me torturaba. ¡Era como verla a ella! Se parecen tanto físicamente que...

—¡Basta! —lo silenció con furia, pero no por Kitty, sino por sí mismo. Se odiaba por no poder ayudar— Si sigues pensando así, no podrás continuar. Jisoo no es él. Ella ni siquiera lo consideraba su hijo. Y no es tu culpa que ella muriera. Tú no la mataste; fue él.

—Tal vez debió matarme en vez de a ella.

—¡No digas eso! —gritó otra voz.

El señor Park había llegado justo a tiempo. Por poco y la discusión se salía de control. Sin embargo, el padre de Kitty no llegó para eso, sino para reconfortar a su pequeño y, finalmente, preguntarle lo que nunca se atrevió a preguntar.

—Agust, por favor, déjanos solos —dijo con su tono calmado.

—Sí, señor —contestó el rubio, pero antes de irse le dijo a su amado: —Solo piénsalo, por favor. Podemos salir de esto juntos.

Y se fue.

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• NO DEBISTE DEJARME • [DKi//Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora