• NO DEBISTE DEJARME • [DKi//Yoonmin]

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Holis... I know. Yo otra vez. Es que amo esta historia.

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Kitty y Agust eran aparentemente la pareja perfecta; sin embargo, luego de dos años como novios, todo empezó a deteriorarse. Peleaban constantemente y nunca los solucionaban hablando. Siempre era lo mismo; además, avanzaba para peor.

—¡¿Por qué carajos hueles a perfume barato?! —gritó Kitty.

—¡Porque las chicas de tu "papi" apestan a eso! —contestó Agust indignado— ¡Por favor, déjame trabajar!

—Mi papá tiene mejores gustos... —se quejó el pelirrosa.

—¡¿Y yo qué?!

—¡¡Es que te desapareces toda la tarde y luego llegas apestando así!!

—Sabes que nuestro trabajo es así. Es más, mañana nos toca infiltrarnos en terreno de los Im. Eso es peligroso, ¡no es un juego!

Kitty odiaba cuando le recordaban eso. Él sabía que no era un juego, sino trabajo, y uno muy difícil de realizar. No le gustaba que lo vieran como el "hijo de papi", un niño caprichoso que recibe todo lo que quiere.

—¿Y cuándo he dicho que esto es un juego? ¡¡Mi trabajo me lo tomo en serio!!

—Pues no parece —dijo el rubio entre dientes.

—¿Qué dijiste?

—¿Sabes qué? —Se sentó sobre la cama de la habitación que compartían. —Nada, no he dicho ni una palabra.

—¡Bien!

Sin embargo, luego de un par de horas, acababan revolcándose entre las sábanas. Saboreaban la piel ajena, disfrutaban de los gemidos del otro y compartían un momento más que mágico. Aunque... eso no solucionaba el problema.

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Mina no deja de observar la belleza de su jefe. Es como ver a alguna celebridad lista para dar alguna conferencia. Sin duda, Marcello había hecho un gran trabajo con él.

—¿Cómo me veo? —le preguntó algo nervioso, pues aún no se había visto al espejo.

—Asombroso... —contestó su asistente.

—¡Tendrás a todo el mundo a tus pies! —exclamó el estilista.

Grr...

Kitty aún tiene miedo de ver el resultado. Desde que se tiñó de rosa, nunca de atrevió a cambiar de estilo. No obstante, sabía que era el momento de una renovación. Era el momento de superarse a sí mismo.

Le enseñaría a Agust lo que se perdía y lo tendría rogando a sus pies para que volvieran. Aún tenía la esperanza de que su amor no se había extinguido.

—Wow —dijo ni bien se vio al espejo.

El cabello chocolate oscuro y ese maquillaje de colores tierra le quedaban de maravilla. Casi ni se reconoce. Ahora es un nuevo Kitty... y le gusta. No obstante, le parecía que su atuendo no combinaba con su nuevo look.

—Me encanta —le comentó a Marcello—. Muchas gracias. —Luego se voltea para hablar con Mina. —Carga a Minie con cuidado de no soltar su trono. Iremos de compras.

Entonces, caminaron por alrededor de una hora de tienda en tienda, buscando prendas que combinaran con el nuevo Kitty. Finalmente, se decidieron por algunas camisas violeta oscuro, algunas de color rojo vino, pantalones negros —algo que nunca se puede olvidar— y aretitos dorados. Sin embargo, el chico de cabello achocolatado quería vestirse de una vez, así que se les hizo un poco tarde para el almuerzo.

—¿Cómo crees que me queda esta camisa violeta?

—¡Asombrosa, jefe! —contesta Mina, intentando no soltar el tronito de Minie, quien dormía como si nada pasara a su alrededor.

—¡Genial! —Sujeta sus bolsas para caminar por el centro, rumbo a su restaurante favorito. —¿Qué sigue en la lista pos-ruptura amorosa?

—Mmm... Nuevo novio.

—¿Y cómo se supone que...

De repente, Kitty choca contra el pecho de una persona. Eso le había dolido y estaba listo para gritarle a ese inepto. Sin embargo, ni bien alza la mirada, queda fascinado por la belleza de ese hombre.

Tiene el cabello negro como el carbón y su piel es clara, aunque no tanto como la de su ex. Lleva un polo negro con los bordes debajo de su pantalón y un cinturón de cuero. Parecía todo un fuck boy. Incluso tenía un brazo lleno de tatuajes y dos piercings en la ceja izquierda. Era ardiente.

—Hola —saluda Kitty con un tono coqueto—. ¿Cuál es tu nombre?

—Soy Jungkook —contesta el chico algo confundido por la actitud de la atractiva persona con la que había chocado.

—¡Bien! Te llamaré Kookie. —Sonrió de repente. —¡Serás mi nuevo novio! —exclama antes de sujetarse del brazo del pelinegro para jalarlo consigo. —¡Ven! ¡Iremos a almorzar a mi lugar favorito!

Jungkook no entendía qué estaba pasando, pero prefirió no preguntar. Si un chico lindo y rico —lo cual era obvio por su ropa de diseñador— te ofrece comida gratis, no puedes negarte. ¿Cierto?

—Uff... —dice Mina sin avanzar. Sin duda, había quedado atrapada por la masculinidad del nuevo novio de su jefe— Minie, ese sí es un hombre de verdad.

Grr...

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