CAPÍTULO 13

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Nathaniel la observó durante un largo momento.

—¿A eso llamas separar lo personal de lo profesional? —inquirió apartándose. Ella lo siguió, no sin antes quitarse el abrigo y dejarlo en el guardarropa. Sacó su bloc de notas y su grabadora de voz automática.

Subieron las escaleras.

Él abrió una puerta en el ala derecha y ante Savannah apareció un cuarto hermoso. Parecía sacado del siglo anterior. El suelo estaba cubierto en su totalidad por una alfombra palo rosa. Las paredes blancas y solo estaba rodeada de estanterías llenas de pequeñas tacitas de porcelana. De todos los colores y formas.

—¿Qué es este sitio?

—No has respondido mi pregunta —repuso, caminando hacia el único sillón estilo Luis XV que estaba en una esquina con vista a la ventana. Se acomodó en él.

Savannah tocó una de las tacitas que le llamó la atención. Era toda de bordes dorados. La oreja era una delicadeza tallada con pequeñas rositas blancas. Luego la dejó en su sitio.

Se giró hacia Nathaniel.

—Me parece que tu percepción es equivocada. Quiero saber el motivo por el cual te has apartado de la vida social que solías llevar antes de que muriera tu esposa. Y el porqué de la discusión de hoy... Quiero entender.

—¿Quién está ante mí. Savannah, la mujer que es mi amante, o Savannah, la periodista que quiere saberlo todo para exponerme públicamente?

Ella suspiró. Estaba a la defensiva. Era comprensible.

—No somos amantes...—Nate la miró con sorna— todavía —aclaró—. ¿De acuerdo? Así que aún no me puedes hablar de que mezclo o no las situaciones.

—¿Si hubieras tenido un orgasmo, entonces ya podrías considerarme tu amante? ¿Acaso no es semántica?

Ella rio sin poder evitarlo. Le estaba devolviendo la contestación que le había dado a él en alguna ocasión, tiempo atrás.

—No tiene que ver con el orgasmo o el placer. No soy dos personas diferentes. Solo los roles que cumplo cambian. Estoy dispuesta a tomar lo que me digas como algo referencial y sin citarlo. Es mi trabajo... o al menos el que le debo a Gianna. Y también... —lo miró a los ojos— quiero entenderte. Puede que no existan promesas ni ataduras de por medio entre ambos, pero yo nunca he tenido un tipo de relación en la cual la contraparte no me inspire emociones más profundas que el simple deseo. Al menos, entenderte, me hará sentir que no estoy con un completo extraño... es solo eso.

—Esta es la habitación que siempre estuvo destinada para mi hija... o mi hijo. Era un tema que ya había hablado con Brittany. Quería tener mis propios niños —dijo con tono remoto—. Brittany estuvo embarazada antes de morir —continuó.

—Oh, Nate —susurró, sorprendida por la revelación. Se acercó hasta él.

—Esto es off the récord.

Ella asintió.

Nate estiró la mano para tomar la de ella y así atraerla hacia su regazo. Los brazos femeninos se apoyaron en su hombro fuerte para sostenerse y mantener el equilibrio mientras él reposaba la mano en la suave cintura.

—¿Qué ocurrió?

—Brittany era una mujer muy ambiciosa. Aunque su mayor cualidad era la vanidad. Si acaso no un defecto —dijo con amargura—. Yo empecé a sospechar que algo ocurría porque estaba muy cambiada de repente en sus estados de ánimo. Pensé que estaba esperando a darme una sorpresa, así que dejé que ella tomara el tiempo que considerara necesario para confirmarme si mis sospechas de que estaba esperando un bebé eran acertadas o no.

MIENTRAS NO ESTABAS - (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora