Podría catalogar esa semana como un tiempo salido del mismo infierno.
Nate había estado viajando sin parar. Reuniones con teleconferencias con doce horas de diferencia horaria. Un día salía a Berlín y al siguiente estaba en Chicago. Al menos su esfuerzo había rendido frutos, pues acababa de cerrar un trato con un empresario importante. Conseguiría materiales de construcción más baratos con estándares de calidad para los proyectos de la compañía.
Ese era el tema que casualmente estaban consultando los medios de comunicación en las inmediaciones de las oficinas principales de la empresa de Nate.
Debería delegar más reuniones en Natasha Carmichael, Tash, pero su socia se encargaba de llevar la parte financiera hasta el último detalle. Eso ocupaba mucho tiempo y gestión con varias personas. Nate era consciente de que ambos estaban saturados, y era momento de empezar a nombrar nuevos delegados que asumieran más riesgos en el afán de cumplir las metas corporativas.
Lamentablemente no podía aún trabajar otros ámbitos al ciento por cien, pues tenía que manejar su imagen como empresario, ya que estaba a las puertas la última licitación para hacerse con el contrato del centro comercial. Era el motivo por el que estaba sonriendo más de lo habitual y había permitido que Marion aceptara entrevistas de todos los medios de comunicación que la quisieran.
Esa mañana y tarde, Gianna Tanner lo había acompañado para tomar nota sobre el proceso de trabajo en una empresa de éxito como lo era C&C Constructores. Recorrieron algunas filiales. Hablaron con empleados. Y el fotógrafo que acompañaba a la periodista hizo lo propio.
Daniel Sutton había accedido a que Gianna realizara un especial para Crónicas de Louisville sobre las compañías cuyos dueños eran jóvenes exitosos. No solo estaría Nate como parte del especial, sino también representantes de otras industrias.
La idea original que le había dado Louis era que se trabajara un tema en el que Nathaniel fuese el único entrevistado de la industria constructora, para despejar de ese modo cualquier basura que Mortensen hubiera echado sobre el techo. El especial debía tratarse con total imparcialidad, y Daniel Sutton lo exigió antes de aceptar la propuesta de Nate. Así que Nathaniel estaba dando lo mejor de sí para que Gianna hiciera una nota justa.
Louis pensó que hacerlo en un diario con tradición y una imagen familiar podría contribuir mucho a la reputación de Nathaniel como empresario. Además de aportarle credibilidad, por supuesto.
Al día siguiente, los reporteros y Nate realizarían la parte que a él menos le gustaba: una entrevista en un ambiente más personal. Sin embargo, no tenía otra opción que abrir las puertas de su casa por primera vez a los reporteros. Le habría gustado desoír a Louis, pero sería un error, y él no pagaba a la gente para que lo induciera a errar. Así que estaba dispuesto a colaborar. Quería, más que nada, el contrato para el centro comercial. Era un proyecto ambicioso y él se consideraba hambriento de éxito. Siempre.
—Nate, ¿confirmas la entrevista mañana en tu mansión? —preguntó Gianna sacándolo de sus conjeturas—. Es fin de semana, así que será más fácil sin todo el ajetreo del tránsito vehicular. Espero que no te moleste, pero, ¿estaría bien si llevo a Phillip? Mi hijo tiene doce años, y no quiero dejarlo a sus anchas para que haga de las suyas —expresó con una sonrisa—. Imagina que luego me toca llamar a los servicios de emergencias.
Nathaniel la miró con amabilidad. Era una buena periodista, y sabía cuándo detenerse y cuándo ahondar en una pregunta. Él no era una celebridad, solo un empresario con dinero y una familia con éxito en lo que hacía, por eso detestaba que se interesaran por su escasa vida social o sus tragedias personales.
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MIENTRAS NO ESTABAS - (TERMINADA)
عاطفيةSavannah Raleigh ha conocido el dolor de la traición del modo más crudo. Ella no es una mujer débil, pues en el periodismo lo que se necesita es tener agallas. Entre el ajetreo de las coberturas diarias, y la posibilidad de perder su empleo por la c...