¡Hola, chicas! Sigo sin ordenador propio, así que he prestado uno para subir este capítulo y actualizar. Espero pronto tener mi "vida normal con mi propio ordenador" de regreso. Gracias por esperar. ¡Feliz lectura, y recuerden dejar su voto! Abrazoooos.
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No había un ambiente tenso ni de arrepentimiento. Esto último, pensó Nate, era perfecto. Savannah era perfecta. Al amanecer habían hecho el amor de nuevo, y ahora disfrutaba de una charla sobre política. Un tema algo espinoso, especialmente porque él era republicano y ella, demócrata. Vaya si acaso no tenían muchos temas sobre los cuales discrepar.
—Entonces, ¿qué harás hoy, además de dejarme a mis anchas? —preguntó él cambiando el tema sobre las declaraciones de los candidatos presidenciales, mientras se llevaba una tostada a la boca.
Savannah le había dicho que no podría quedarse a pasar el día. También le comentó que mientras dormía, ella terminó la parte del reportaje que le correspondía y lo envió al periódico.
—Es el cumpleaños de mi padre, así que, aunque quisiera no podría quedarme remoloneando en la cama. Tengo que hacer la compra porque mi madre ha pensado en organizarle una comida. Iré con mis hermanos.
—Oh, pero entre tú y yo lo último que haríamos sería descansar —dijo sonriéndole. Una sonrisa a la que Savannah empezaba a habituarse. Ella soltó una risa antes de beber un poco de su café expreso. Nathaniel tenía una cafetera profesional. Lo que no diera ella por tener ese lujo en su departamento. Así no le tocaría asaltar la cafetería del periódico ni bien pusiera un pie en la redacción—. ¿Cuántos hermanos tienes?
—Dos. Rebel y Maurice.
—¿Periodistas?
—Mi hermana es enfermera, y Maurice en la secundaria.
—¿Hugh es tu único hermano?
—Sí. Menos mal —dijo cuando terminó de comer—. No creo que podría tolerar más de un cotilla que lleve mi ADN.
Savannah rio. Le gustaba la versión relajada de Nate.
—Tu familia es muy unida... Es evidente lo mucho que te quieren. Imagino que sufrieron mucho con la muerte de Brittany —comentó con suavidad.
—Mi madre nunca se llevó muy bien con ella. Diferencias irreconciliables.
—Oh.
—¿Podemos dejar de hablar del pasado...? A menos que esto sea parte de una entrevista que adhiera detalles al texto que enviaste a Gianna esta madrugada —expresó a la defensiva.
—No era una entrevista —dijo sintiéndose ofendida por la insinuación.
Nate resopló.
—No debí hacer ese comentario. —Estiró la mano sobre la mesa para tomar la de Savannah—. ¿Quieres que te deje en tu casa?
—Traje mi automóvil, así que no hace falta.
Él iba a protestar, pero se recordó que ella era solo su amante. No tenía ninguna obligación. Por más de que su sentido de caballerosidad se peleara con su terco sentido del "no apego".
—Bien. Te llamaré durante la semana para tomar algo.
—O puede que te llame yo —repuso con una sonrisa—. Imagino que "tomar algo" es el modo de decirme que cuando tengas ganas de acostarte conmigo. Espero que no te tomes esto como si fueses solo tú quien tiene la prerrogativa de decidir cuándo necesitas un poco de pasión en tu cama.
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MIENTRAS NO ESTABAS - (TERMINADA)
RomanceSavannah Raleigh ha conocido el dolor de la traición del modo más crudo. Ella no es una mujer débil, pues en el periodismo lo que se necesita es tener agallas. Entre el ajetreo de las coberturas diarias, y la posibilidad de perder su empleo por la c...