CAPÍTULO 20

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Cuando la bruma del placer dio paso a la realidad, él fue consciente de que acababa de dejar expuestas sus emociones. La mirada indecisa de Savannah lo ratificaba. No se consideraba un hombre que se avergonzara de lo que pensaba, mucho menos de lo que hacía, pero en este terreno era nuevo y no podía definir con exactitud a qué se debía la punzada en el pecho ante la cautela en la mujer que yacía entre sus brazos.

—¿Sorprendida? —preguntó con una media sonrisa—. ¿O quizá, asustada?

Savannah había escuchado cada historia, no solo en su trabajo como escritora de cultura, sino de sus compañeros que cubrían otras secciones. Ninguna de esas emociones la había preparado para escuchar decir a un hombre como Nathaniel, que la quería... Un hombre que desde un inicio le dijo que dejaba a sus amantes cuando estas empezaban a involucrarse emocionalmente. Un hombre que desde que lo conoció supo que podía cambiar su mundo... y lo había hecho. Y eso la ponía en una posición incómoda.

Después de tantos años sola, continuaba sin poder convencerse de sus sentimientos, menos cuando aceptó involucrarse con Nate solo porque él no representaba un riesgo de pedir más... ni permitírselo a ella. No sabía cómo manejarlo...

—No entiendo —replicó con sinceridad—. ¿Qué ha cambiado?

—Todo —le colocó un mechón de cabello detrás de la oreja con delicadeza— desde el día en que puse mis ojos en ti. Desde el día en que te besé por primera vez. Mientras no estabas mi vida estaba llena de éxito, placer, pero carecía de la alegría a la que alguna vez aspiré. No soy un hombre sentimental, y espero que entiendas que jamás digo palabras que no siento. Te quiero. Estoy enamorado de ti.

Ella tragó en seco. Tenía miedo. No podía dejar de pensar en Connor. En la mirada burlona de Alice cuando le dijo que había sido una apuesta para diversión de ellos...

—Nate... yo... me siento halagada —susurró apartándose de pronto. Él la dejó hacer, porque podía ahora ponerse en la posición en que muchas de sus amantes estuvieron. Nate no se molestó en cubrirse, cuando Savannah tomó el cobertor que estaba esparcido entre ellos, y se cubrió dejando la prenda sujeta bajo sus brazos—. Me encantaría poder decirte que te correspondo... esto no estaba en mis planes. El acuerdo que teníamos era distinto y yo...

—Lo comprendo —replicó. Savannah había nublado su capacidad de interpretar la mirada de las mujeres. Hacía unos minutos él creyó ver pasión y sentimientos más profundos, amor... nuevamente, su ego parecía haber tomado la posta—. No pasa nada.

—Simplemente no puedo darte una contestación... porque...

—¿Por qué?

Ella soltó el aire que estaba conteniendo. El corazón le latía con fuerza. Experimentaba una mezcla de regocijo y angustia. Regocijo por saber que ese maravilloso hombre se había permitido abrir su corazón a ella, aún a pesar del pasado con su exesposa. Angustia, porque las palabras de amor que él necesitaba escuchar no salían de garganta. Aún a pesar de que era muy consciente de que con Nate no era solo lujuria. Ya no. ¿Qué era entonces? Ella no creía en el amor.

—Hace cinco años conocí a Connor Moriarty... —bajó la mirada— el exesposo de la mujer que quiso matarme para tener el camino libre e intentar reconquistarlo, porque creía que él y yo teníamos algo. —Él estiró la mano y tomó la de ella—. Compartí mucho de mi vida, y pensé que íbamos a casarnos y formar una familia. Todo el cuentito estúpido de hadas —dijo con voz más fuerte, mirándolo de nuevo— luego de salir un tiempo, pensé que nada podía ir mejor. Hasta que descubrí que mi virginidad y mis sentimientos formaron parte de una torcida apuesta entre Connor y Alice, de que él podía conseguir seducirme. Siempre me dijo que me quería. Que estaba enamorado de mí. Fui tonta —continuó con pesar— le creí. Infiel era poco... me rompió el corazón. Y cada que lo recuerdo me arrepiento. Dejé de creer en el amor, Nate. Ni siquiera estoy segura de mis propias emociones. Por eso acepté que fuésemos amantes. Por eso...

MIENTRAS NO ESTABAS - (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora