15- Cita.

190 15 0
                                    

En realidad, no debería ser mi primera cita. Había muchas personas que me habían propuesto salir muchas veces antes, pero yo había rechazado todas y cada una de las propuestas.Además, hacía una semana o así había visto una película en mi casa con Jack. Pero ya, ¿que importaban mis problemas personales? Mi tía había muerto, era una chica mágica y sin duda había conflictos en mi vida mucho más horribles que el decidir que ponerme para una cita.

Salí de mi casa repasando en mi bolso si tenía todo (llaves, móvil, monedero, etc) y no me dí cuenta de que había una persona delante de mí hasta que choqué con ella.

—Eh... lo siento -alzé la mirada y descubrí unos ojos esmeralda que me miraban, sorprendidos- ¡Tú!

Alessandro Redcoste me mandó callar y me arrastró hasta un callejón cercano, un poco contra mi voluntad. Una vez allí él sonrió con una sonrisa extraordinariamente encantadora y me tendió una mano.

—Me parece que todavía no nos hemos presentado -dijo con un dulce acento británico- soy Alessandro Redcoste. Es un placer conocerte.

Un poco perdida, le estreché la mano. Todavía estaba desconfiando de él. Pero cuando le ví, no pude dudar de su rostro angelical, con aquella radiante mirada.

—Yo soy Ayumi, Yoshida Ayumi. Y el p-placer es mío -tartamudeé yo.
—¿Y que hace una chica tan guapa como tú sola en las peligrosas calles de Tokyo?
—No está oscuro, y sé defenderme -le repliqué yo- además, tengo una cita.
—Con mi hermano, ¿me equivoco? -inquirió él arqueando una ceja.
—¿Jack es tu hermano? -pregunté yo sorprendida.
—Gemelos, sí -respondió él sin demasiado interés.

Bueno, se parecían. Aunque al ver su expresión peligrosa y en tensión decidí no hablar más de ese tema.

—¿Bueno, y adonde iba usted? -exclamé yo cambiando de tema.
—Me puedes tutear, sabes.
—Ah...¡sí! -dije yo sonrojada.
—Y respondiendo a tu pregunta, ahora mismo tan solo estaba dando un paseo. Podría acompañarme, si quiere.
—No podría, la verdad. Además... -miré hacia un lado y hacia otro, incómoda- seguramente a Jack no le gustaría que yo hablase contigo.
—¿Ah, sí? ¿Acaso te guías por lo que te manda Jack?
—¡No! -protesté yo enfadada- no necesito su permiso.
—Entonces, ¿qué problema hay?
—Bueno...

El me cogió de la mano sonriente y me susurró al oído:

—Y le puedo prometer que mi hermano no se enterará de nada.

De nuevo sonrojada, asentí. No estaba muy convencida, pero no quería caerle mal a Alessandro desde el principio. Aunque por otra parte, Jack y él eran enemigos...

—¿Adonde vamos?


Al final, tampoco fue tan tenso como yo creía. Fue muy extraño, eso sí, ya que como no queríamos hablar sobre poderes y magia no teníamos demasiado tema de conversación, pero al final fuimos a ver una película y no hubo nada de diálogo entre nosotros. 

En el cine en el que estuvimos se podía ver una película mientras que comías. Nosotros vimos una película americana, El Show de Truman, que estuvo muy bien. Resultó que Alessandro, al haber vivido tantos años, sabía más de cine que yo (lo que ya es bastante raro).

A la salida, Alessandro se despidió con una enigmática sonrisa y se marchó como si nada.

¿Alessandro Redcoste y yo acabamos de tener una cita?

Fue entonces cuando me acordé de Jack.

Frenética, saqué mi teléfono del bolso y pude comprobar que tenía veinte llamadas perdidas y más de cincuenta mensajes, todos de Jack.
De pronto recordé que las chicas y yo habíamos quedado de cacería esa misma tarde y llamé a un taxi.

"Lo siento, Jack. Otra vez será."

Encerrada en tu corazón (Puella Magi Madoka Magica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora