¡¿camilo tiene un hijo?!

824 86 0
                                    



- ¿¡QUÉ!? - Saltó Kim detrás de la barra mientras escuchaba las palabras de Marcus

- Como lo oyes, de carne y hueso - Afirmó mientras le daba un sorbido a su batido de fresa y zarzamora.

Kim no podía creerlo, Camilo con una doble vida, todo esto le sonaba a telenovela.

- Camilo una vez dijo que nunca había tenido sexo, ¿¡Cómo diablos va a tener un hijo!? - El par de personas en la cafetería miraron alertas a los gritos, entonces este se disculpó con la mano dispuesto a susurrar.

— Kim, porfavor, — Obvió dándose la vuelta para encaminar la salida. — Camilo debía demasiado dinero, seguro era para la pensión de su hijo — Se detuvo para decirlo, hasta que finalmente se despidió con la mano saliendo del local.

Kim se quedó pensando mientras esperaba la llegada del nombrado, era un chisme muy bueno, pero de dónde lo habría sacado Marcus, tampoco creerle a un cholo era de mucha confianza.

Se preguntaba como salió su amigo de la prueba de su universidad, y si realmente la había jodido con él.

Entonces entró una apurada mujer con un bebé en brazos. Kim se sintió desmayar.

— Hola, buenos días — Saludó nerviosa mirando a los lados, Kim le devolvió el saludo intrigado y sorprendido.

— ¿Se encuentra Camilo? — Soltó como si fuera un súper secreto.

— No, él aún no llega — Contestó desconfiado.

— Bueno, dígale que llamé, soy Rubi, adiós — Salió casi corriendo del local.
Kim estaba tan confundido que ni cuenta se había dado de la fila para pedidos detrás de la mujer, se recompuso y atendió a los clientes con amabilidad.



...




Camilo pov

Maldito sea el día en el que me autosabotié entrando en una carrera de medicina, se lleva absolutamente todo mi dinero en solo matriculas y pasajes.
Odio aquí.

De todas maneras salí corriendo después de rendir el exámen, en el cuál, no quiero presumir pero, salí excelentemente, tenía que ir a mi trabajo de medio tiempo por mientras desayuno unas galletas que me regaló una amable chica.

Iba cruzando la avenida cuando un carro impactó contra mi cuerpo.

Rodé un poco en el suelo, pero estaba vivo, que desgracia.

— ¡SI ME VAS A ATROPELLAR AL MENOS NO ME DEJES VIVO! que vergüenza Dios — Me levanté tomando las galletas que cayeron cerca, limpiándolas un poco para seguir comiéndolas.

— ¿Estás bien? — preguntó con seriedad una voz muy conocida.
Alcé mi mirada y lo vi, Thomas, maldición este día cada vez se pone más raro.


¡Mesero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora