Sixteen missed calls

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El plan de Thomas iba bien, pero no contaba con el orgullo de Levi.

Claro que no lo llevaría a su cuarto de hotel a tener su primera experiencia sexual, ni que fuera un depravado. Y Camilo, Camilo merecía más.

Era de esas personas que iluminaban con su sonrisa, con una vibra fresca y olor rico.
Camilo tenía algo que atraía a quien se le acercara.

Llegaron a otro hotel, si, era bastante caro y de renombre, pero Levi quería que fuera algo especial para el otro. Además que nisiquiera iba a pagar el, si no Thomas.

Se podría decir que lo hacía por venganza, el contradecir su plan y más encima gastar su dinero para desvirgar a su obsesión sobre pétalos de rosa.

Levi pidió una sweet suite, básicamente una habitación para amantes, tenía un ligero recuerdo de haber estado en una de esas, nisiquiera sabía con quien, pero era irrelevante.

Miraba a Camilo, algo nervioso y jugando con sus muñecas, le tomó la mano y ofreció una sonrisa dulce.

— Tu mandas, lindo — Le dijo para calmar sus nervios.

Después de decirle al encargado que pagaban al irse— porque si Thomas descubría el gasto en la tarjeta iba a llegar a irrumpir— tomaron rumbo a la habitación.

El azabache estaba nervioso, esperaba que fuera decente al menos, siempre había tenido en segundo plano su deseo carnal. Pero desde aquel encuentro con Thomas había empezado a explorarlo.

Entraron y sin duda le dejó la boca abierta.
Era enorme, un ventanal que ofrecía una vista maravillosa a todas las luces de la ciudad, iluminación rosa que hacía ver todo tenue, además de una mesa que lucía costar el doble, que va, el valor de su departamento elevado a la décima potencia, adornada con una botella de licor en una bandeja de hielos, dos copas de vidrio, y la cama de 4 plazas con algunos pétalos de rosa en forma de flores, las velas le daban un olor dulce y embriagador a la habitación, que le dejaban un buen gusto.

Su acompañante se acercó por detrás, abrazándole por la cintura y poniendo su mentón en el hombro ajeno, dejando ósculos cálidos en su cuello.

— Haré lo que quieras, amor — Le susurró, y esperaba que no sea un aburrido vainilla.

— Quiero ir abajo — Le dijo cerrando los ojos y dejándose llevar por un fino Jazz que había llegado a sus oídos. Levi afirmaba con murmullos. — Que sea lento y romántico — Describía — Me gustarían unos besos

— ¿En donde?

— En todos lados — respondió — Que me hables, me abraces y que te guste — Terminó.

Y aunque fuera muy sencillo, a Levi le pareció único. Camilo no quería tener sexo por tenerlo, le gustaba el afecto y amor que eso conllevaba.

Con una sonrisa el de cabellos largos le tomó de la mandíbula y besó en los labios, acercándose a la cama para acostarlo en esta.

Sus belfos no querían despegarse de la piel del chico. Era dulce, gentil.
Quitó su ropa y las ajenas con lentitud, no había ningún apuro. Bueno sí, el hombre en la habitación de aquel Hotel, pero era lo de menos ahora.

Dejó la camisa en Camilo y él se quedó solo con el pantalón.

Bajó los bóxers curioso ante el cuerpo ajeno y acarició su pene, viéndole el rostro y expresiones temerosas pero lindas. Le dió un beso en la frente.

Tomó el lubricante y condon que yacían en la mesa y se ubicó entre las piernas ajenas, con una sobre su hombro.

Acarició aquella entrada con dos dedos, besó su peroné entrando aquellos falanges.
Y como era de esperarse soltó una suave queja al sentir la yema de ambos dedos entrando.

— Tranquilo, precioso — Susurró

Después de los nudillos, empezó a entrar y sacarlos con un ritmo lento, pero sin pausas.

— Ya está bien — Confirmó quitando su mano para ponerse el condon. Pero mientras, se dobló para alcanzar sus labios y besarle al tiempo que se entrometía en su cuerpo.

— Aah — Gemía al sentirlo entrar despacio. Y cuando lo tuvo todo dentro empezó un vaivén en su interior, su miembro chorreaba presemen, y a su vez sus labios intentando corresponder al beso que le propinaba Levi.
— Levi~ Levi~ — Jadeaba en sus labios. El nombrado sonreía sintiéndose amado.

Después de algunas estocadas, Camilo se vino en su abdomen, mientras Levi tuvo que sacar su miembro debido a la estrechez de la entrada.

Se masturbo en el pene de Camilo, dejando salir su semen cerca de sus testiculos.

— Ahh, Camilo~ — Acercó su boca a la ajena y frotó su labio inferior con el superior del otro.

Ambos con una respiración cansada y unas sonrisas complacidas.

— Gracias — Expresó Camilo.

— Gracias a ti, mi amor — le acarició el cabello.

Y si Levi no hubiese apagado el celular, notara como ya tenía unas 16 llamadas perdidas de Thomas.

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