- Debes estar bromeando
- Claro que no
- No me pondré ese traje de conejito, maldito pervertido.
Hace unos minutos el mesero trajo a el cuarto un disfraz de conejo y una fuente de chocolate junto a unos condones los cuales dejó sobre la mesa.
- porfavor no, porfavor, me va a doler, ¿verdad? - El chico se agachó sobre el mismo y puso la cara en la mesa para rogar.
- Agh - Gruñó el hombre. - No follaremos, querido... al menos no ahora.
- Aaagh - Lloriqueó Camilo.
- Tranquilo, solo ponte el traje y juega con el chocolate un poco.
Camilo hizo una expresión de suplica que provocaba en Thomas aún más el deseo de jugar con él.
- ¿Cuánto me pagarás? - Preguntó el joven tomando la ropa y mirándola con horror, un body rosado pequeño decorado por un pompom blanco suave, una diadema con orejas de conejo y unas medias de red.
- Lo que quieras, cariño
- dos mil dólares
- Con gusto te los doy ahora mismo - El hombre sacó su billetera y soltó un fajo frente a el chico, los ojos de este brillaron, nunca había visto tanto dinero.
- Pontela - Su voz pasó de dulce y suave a profunda y rasposamente sensual, las emociones dentro de Camilo se movieron y se empezó a desnudar frente al hombre.
Los ojos de este estaban fascinados, mirando con detalle la suave piel blanca de su pequeña presa, sus pezones eran rosados, al igual que sus codos y rodillas.
Todo en Camilo gritaba que le gustaba la idea de que este hombre practique sus juegos con él, pero no lo iba a admitir.La garganta de Thomas emitió un sonido al pasar por esta saliva, debido a ver como el pequeño traje le quedaba a la perfección, colocó las orejitas y miró a Thomas con una sonrisa encantadora.
Los nervios en Camilo se deshacían poco a poco al estar con el disfraz.
Entendió el juego y se puso caliente al ver las manos del hombre acomodar su pantalón en la zona de su miembro.Nunca había excitado a nadie, era un simple chico inexperto, virgen y pobre que nadie nunca quería conocer, salvo sus dos amigos.
El chico dió un paso hacía adelante al ver como los ojos del hombre desbordaban miel con solo mirarlo.
- ¿De veras lo excito señor? - El chico se acercaba peligrosamente al hombre mientras este mordía su labio y tensaba su mandíbula.
- Sí, bebé.
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¡Mesero!
RomantizmCamilo un estudiante, empleado y huérfano chico que debe lidiar con sus cuentas el mismo se mete en un lío al tener que pagar su universidad, tiene a un hombre interesado en el con mucho dinero, ¿dejarse conquistar? ¿Qué tan difícil puede ser? ■Ep...