🐺🏹• Cuídame • Volkacio AU [Terminada]

ღ Capítulo 3 ღ

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—Ve con cuidado— advertía Horacio despidiéndose —Y de ser posible...no vuelvas aquí por un tiempo, la situación está complicada, es peligroso—

—Pero siempre he venido a fotografiar aquí, y esta es la primera vez que fui atacado—

—Lo sé... Pero llevan ya un tiempo viniendo humanos a la zona, nada bueno sale de eso, por lo mismo todos aquí están a la defensiva— La mente de Volkov le dio vueltas a aquellas dos primeras palabras. ¿Ya le había visto allí entonces? No tenía sentido, jamás había visto algún hombre en ese bosque, mucho menos esa choza junto al oculto lago donde pasó la noche. Pero no quería seguir molestando allí ni causando problemas, por lo que decidió seguir el consejo del de cresta, y cesar sus visitas allí.

Tras dos días de reposo debido a sus lesiones, Viktor regresaba a su lugar de trabajo, siendo recibido por sus compañeros del laboratorio de investigaciones mientras intentaba concentrarse en su labor.

—¿Le hablaron ya del nuevo proyecto, señor Volkov?— Los grisáceos ojos del ruso le observaron dándole toda su atención.

—No aún, ¿De qué trata?—

—Estamos buscando la existencia de una mutación genética proveniente de la especie Canis lupus— Su ceño se frunció al oír acerca de la especie que él justamente buscaba para fotografiar —Y...¿Qué buscaremos en su ADN?—

—Rastros de ADN humano, señor Volkov—

El silencio producido por el peligris sólo fue roto por él mismo una vez que aquella risa nerviosa y asustada escapó de sus labios. —Eso no tiene sentido, cada semana 'convivo' cerca de tal especie y jamás he visto algo extraño—

—¿Les ha visto?— La esperanzada voz de su compañero resonó en su mente, haciéndole asentir en respuesta. —¡Perfecto! Nos llevarás allí entonces, estábamos complicados respecto a dónde conseguir tal especie que poco se deja ver—

—¡No! ...n-no podemos ir allí— Daba vueltas por su cabeza la advertencia de Horacio, no quería pasarle a llevar ignorando sus palabras, pero la ceja enarcada de hombre frente suyo comenzaba a alterarle. —No les harán daño ¿Verdad?— había caído rendido, temiendo perder su puesto de trabajo.

Así, un día después de aquello, se encontraba liderando el equipo de búsqueda en el mismo bosque donde casi pierde la vida, de no ser por Horacio. Secretamente esperaba que no lograsen encontrar ningún lobo durante la expedición. Volkov estaba tenso y nervioso. Sus ojos divagaban a través de la vegetación, y hacía ruido en su caminar, intentando alejar a las criaturas que estuviesen cerca. Sin prevención alguna, su cuerpo fue jalado con fuerza, alejándolo del camino. Se encontraba acorralado bajo la silueta de Horacio, quien con una furiosa expresión murmuró cargado de rabia —¿Qué haces aquí? ¿Por qué trajiste a esas personas?—

Sus puños arrugaban la ropa del peligris, no planeaba soltarle hasta que explicara la situación. El rostro del moreno casi pegado al de Viktor le hizo palidecer. Soltando en una verborrea toda la información de lo que ocurría. A medida que las palabras salían de su boca, observó sus facciones tornarse de enojo a decepción, liberándole casi asqueado. —Entonces me usaste ¿No es así? Fue todo parte de tu sucio plan para la mierda esa de investigación—

—N-no es así, yo no tenía idea de lo que pretendían—

—Y sin embargo estás aquí, guiándoles voluntariamente para capturar seres vivos...claro— suspiró el de cresta, en sus ojos se veía el dolor de ser traicionado.

—Horacio...tuve miedo, no quería perder mi trabajo, por favor perdóname— a lo lejos se oía cómo buscaban al peligris y llamaban su nombre.

El chillido de dolor escuchado a metros dejaba en claro que habían capturado un lobo, hiriéndole en el proceso. Alistando sus flechas el de cresta se dispuso a defender al animal. Asustado, el ruso intentó detenerle, rogando que no dañase a sus compañeros. Los ojos de Horacio se posaron en los suyos, cargados en desilusión, Volkov por primera vez veía la diferencia de colores en ellos, quedando prendado de aquella inusual característica, al mismo tiempo que sentía el punzante dolor de decepcionarle —Pensé que eras diferente, Viktor... Pero ya veo que ustedes no son más que unos egoístas. No creí que tu trabajo valiese más que la vida de otros y su seguridad— la decepción en su murmurar caló hondo en su pecho.

Mientras estaba aún de pie, inmóvil en estado de shock, Horacio desaparecía de su vista. A lo lejos, se oyeron más gritos humanos y chillidos que parecían provenir de un animal herido. —Mierda... ¿Qué hice?—