Tras un par de días sin verse, por fin era viernes: la fecha estipulada para lo que sería su primera cita. Volkov ya iba en su vehículo de camino a recoger a Horacio. Estaba nervioso. Probablemente todo eso de la cena y la salida era algo innecesario, pero deseaba hacerle sentir bien, quería mimarle y cuidar de él, hacerle olvidar momentáneamente las pesadas cargas que llevaba.
Ni siquiera tuvo que adentrarse al boscoso terreno, pues el de cresta le estaba ya esperando en la carretera. Tal como le había advertido, no vestía ropa formal a diferencia del ruso, quien llevaba un traje color azul marino que se ajustaba perfectamente a su silueta.
Al verle, una profunda inseguridad invadió al arquero, pues era obvio que en algún lujoso restaurante ni siquiera le dejarían hacer ingreso con la ropa que llevaba puesta, desentonando por completo con su elegantemente vestido compañero. Dando pasos hacia atrás, su intento de huida fue detenido por Viktor, quien agarrando con suavidad su brazo, le atrajo pegando sus cuerpos y rodeándole entre sus brazos. Un tierno beso fue depositado en la nariz de Horacio, seguido de uno en su mejilla.
—Horacio...— comentó susurrando —dije que me encargaría de lo del traje, y así fue ¿No confías en mí?— Suspirando, el moreno asintió rendido, calmando por fin su defensiva actitud y dando paso a sus sentidos.
Apenas inspiró, sintió ingresar por sus fosas nasales un aroma especial que llamó su atención. Siguiéndolo instintivamente, llegó al cuello del ruso, quien tragó con dificultad al sentir su nariz casi enterrada en su piel, recorriéndola mientras olisqueaba.
—H-Horacio...es sólo perfume— balbuceó nervioso. Su rostro ardía, notando como el de cresta se paseaba libremente bajo su mandíbula en busca de más olor. Su respiración se irregularizaba —detente, por favor— jadeó inconscientemente.
—¡Lo siento! Perdón— murmuró avergonzado de su propia actitud —A veces...mi instinto toma el control, creo que ya lo habías visto— su voz era casi inaudible —¿Te molestó?—
Horacio, pese a su gran tamaño e intimidante aspecto, le miraba como si de un cachorro regañado se tratase. Le vió negar ante su pregunta, notando la rojez en sus mejillas.
—No, no me molestó— masculló entonces, pasando su mano por donde el moreno había estado, intentando eliminar aquel cosquilleo que permanecía ahí. Dió un paso atrás, mirando al suelo —es sólo que...mi cuello es algo sensible— confesó apenas.
Se montaron en el vehículo, en completo silencio. Volkov rogaba por desaparecer, aún avergonzado, esperando que el de cresta olvidase aquel dato entregado.
Cosa que no fue así, pues Horacio daba vueltas a esa información, con una incipiente sonrisa. Por fin conocía una debilidad del peligris, y eso le hacía sentir de alguna manera poderoso.
—Hemos llegado— avisó Viktor aparcando el automóvil y bajando.
—¿Qué es esto?— su mirada recorría la enorme tienda que se posaba en frente suyo.
—dije que me encargaría de tu ropa hoy, eso haremos primero— sonrió convencido.
Horacio siguió sus pasos, comenzando a sentir de inmediato las acusadoras miradas a su alrededor. Era obvio que le juzgarían por sus ropajes en un lugar así de exclusivo, había olvidado lo mucho que le desanimaba ir a la ciudad.
—¡Señor Volkov! Tengo listo su pedido, vengan conmigo— aquella mujer les sonrió ambos, haciendo al moreno suspirar aliviado, pues no le estaba tratando como un bicho raro.
Caminaron hasta un probador de gran tamaño, rodeado de espejos y con varios trajes allí colgados, de diversad tallas. —Les dejo solos, si necesitan algo no duden en avisarme— dijo ella saliendo del vestidor, cerrando la puerta.
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🐺🏹• Cuídame • Volkacio AU [Terminada]
Fanfiction~Peligros acechan en aquel solitario bosque, cuyos profundos secretos podrán ser revelados tras un inesperado encuentro~ 🏹🐺 Horacio - Híbrido de lobo/arquero 🥼📸 Volkov - Científico/Fotógrafo [Originalmente posteada en mi cuenta de Twitter, aquí...