ღ Capítulo 24 ღ

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No le había costado a Horacio aceptar la propuesta de ir a casa del peligris, pues sabía que allí se sentía bastante cómodo junto a él. Habían decidido que después de enviar a la revista las fotografías tomadas, cenarían juntos en casa.

Viktor tomó asiento frente a la computadora, listo para digitalizar las fotos y revisarlas en detalle. Le había pedido a Horacio que le esperase antes de cocinar juntos, sin contar con que el de cresta le acompañaría. Con total calma, Horacio ingresó a aquella habitación, sentándose sobre las piernas del peligris sin importarle cuán grande era. Sonriendo, Volkov se acomodó para trabajar con él encima, rodeando su cuerpo con los brazos.

El moreno observaba en silencio cada fotografía tomada que en la pantalla de la computadora aparecía, fascinado con lo hermosas que eran. De alguna manera, cada plano era capaz de transmitir la magia del bosque.

En silencio continuaron, hasta que una foto llamó la atención del arquero.

—¿Y esto? — preguntaba nervioso.

—¿No te gusta? — murmuró con suavidad el ruso, admirando una vez más la imagen de aquel lobo de rojizo pelaje con su mirada atenta, cuidándole.

—Ni siquiera me di cuenta cuando la tomaste — decía en tono de protesta. —¿Y qué vas a hacer con esa fotografía? ¿Mandarla a imprimir y colgarla en tu living? —Bromeó.

—No es mala idea... lo voy a considerar—

—Eres tonto —rió Horacio, golpeando su brazo sin hacerle daño realmente.

Con suavidad, Viktor comenzó a acariciar la cresta del moreno, sabiendo que aquello le relajaba mucho. Sin prisa desarmaba su trenza, oyéndole suspirar bajo su toque. Como estaba de espalda a él, no pudo ver sus ojos cerrarse y una sonrisa aparecer.

—¿Haces esto porque quieres ver mis orejas? — su burlesca voz provocó la rojez en las mejillas del peligris.

—N-no, claro que no... sólo quería hacerte sentir bien — murmuró finalmente, intentando volver a trenzar su largo cabello.

El arquero se dejó hacer, deleitándose en la compañía de Volkov. Definitivamente se sentía cómodo a su lado. Así, continuaron frente a la computadora mientras las fotografías se enviaban, oyendo pronto sus estómagos rugir de hambre. Poniéndose de pie y riendo alegremente, Horacio tomó su mano para que se levantase junto a él, yendo juntos hasta la cocina. Era notorio su cambio de actitud cuando no debía actuar como un líder frente a su clan.

—¿Qué quieres comer? — preguntó Viktor mientras abría los cajones buscando opciones para el menú.

—¡Lasaña de verduras! — espetó en un salto el de cresta, sorprendiendo al ruso.

—Wow, eso fue... específico — rió, rascando su nuca —Pensé que querrías carne o algo así.

—Lasaña. —

—Pero... —

—Lasaña. —insistió —Si haces lasaña te muestro mis orejas y te dejo tocarlas — haciendo reír aún más a Volkov.

—Pero que no necesito ver tus orejas —

Un jadeo de indignación fue soltado por Horacio, haciendo aparecer sus orejas y echándolas hacia atrás, poniendo a propósito una cara de cachorro regañado —¿No te gustan verdad? —

—¡Yo no dije eso! —

—¿Y si agrego ésto? — aumentó su apuesta, dejando salir su rojiza y esponjosa cola de lobo ante la atónita mirada del peligris, y asustándose ver su pálido rostro fruncir el ceño tras verle de arriba abajo —¿Estás molesto? —

🐺🏹• Cuídame  • Volkacio AU [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora