La Maldita Elite - TaeKook

Jodido desastre

Fije mi vista en su espalda, es que siempre tenía la última palabra, nunca conocí a un omega tan rebelde pero en lugar de desagradarme, mi lobo removía la cola sumisamente como un tonto, agité mi cabeza para salir de mis absurdos pensamientos y me encontré con los Alfas de la familia igual de desconcentrados que yo la primera vez, me quise burlar pero este no era el momento más preciso en realidad, solté un suspiro sonoro que rompió su rostro estoico y observe como mi padre ladeaba la cabeza algo confundido y desconcertado con la situación.

- Esto es... nuevo – comentó rascándose la nuca

- Así es Jungkook – solté sin querer profundizar el tema

- Pensé que lo que nos habías dicho era una simple proposición entre ustedes, pero al parecer el omega está decidido a seguir – murmuró Yeo – Simplemente no logro entenderlo, los omegas son muchísimo más sentimentales –

- Por lo visto, Jeon tiene ya todo dicho, no le importa su compromiso planea seguir con su vida y te dejará continuar con la tuya, pero a la vista de todos seguirán siendo la pareja idónea – río Jung – Es bastante peculiar ¿no lo crees?, suerte con domar a esa fierecilla tete – se burló mientras salíamos todos de la habitación.

Bufé, claramente tendría un problema con Jeon, sería un problema que perdiera la virginidad si no es conmigo más aún si es con otro alfa y llega a morderlo y anudarlo, embarazado con una marca que no es mía, joder, sería el hazmerreír de toda la maldita elite y sin contar que me degradarían de puesto por no poder satisfacer a mi propio omega, ahora prometido.

Mi mente era un jodido desastre incluso más que en la mañana, mentiría si dijera que no entendía el comportamiento de Jungkook conmigo, claro que yo fui un hijo de puta con él pero aun así no entendía aquel comportamiento es que no identificaba a los omegas de esta sociedad, todos deseaban casarse con un alfa de gran rango, de lo más alto que se pudiera en la élite y que lo embarazara la noche de bodas como era ritual en la manada y en la elite, la primera noche de esposos, el alfa anudaba cuantas veces pudiera a su omega así tendrían el primer heredero de ambos imperios, era algo simbólico decir que el niño traía en si más unidad y dependencia del omega dado que siempre ponían antes que ellos a sus crías y al ser una pareja de omega puro y alfa puro sería mucho más fácil concebir y formar una gran familia, sus hijos tendrían todo lo que tenían ellos pero a mucha más cantidad, no solo las empresas, dinero y los lujos que ambos se podían permitir al ser las dos familias más importantes de la élite sino que también tendrían descendencia pura y de un linaje no visto por lo cual tomarían un rango aún más superior al que ya tienen.

¿Qué demonios pasaba con el maldito omega?

¿Es que no le parecía un buen candidato por marido?

¿Solo era así conmigo?

Solté el aire retenido, esto sería un maldito reto

Luego de la corta conversación con los Kim salimos de su hogar, pude ver la incomodidad de mis padres, era palpable claramente en especial de mi madre, quise reír y sacarle en cara que era lo que ella quería en un principio pero solo tendría un problema más el cual agregar a la lista y odiaba escuchar su voz de más, cuando ya estábamos en casa luego de un largo silencio incomodo y asfixiante, uno de mis padres se limitó a sentir amablemente y dirigirse con cansancio a las escaleras, volteé a ver al alfa a mi lado y supe que venía una conversación

- ¿Sabes que confió en ti?

- Lo sé – suspire

- Solo necesito que me digas si es demasiado para ti, me encargaré – susurro atrayéndome a sus brazos

- Papá, soy una persona fuerte y adulta, sabré encargarme de eso – devolví el susurro aspirando su aroma reconfortante

- Lo sé cachorro, sé que antes de que él te destruya lo harás tu con él, pero siempre serás mi pequeño omega, quiero protegerte como no pude hacer con Baek. – susurro

El recuerdo de Baek siempre estaría allí, todos lo sabían, él fue y es una persona importante para cada uno de nosotros y seguirá siéndolo hasta el día de mi muerte. Es que la Diosa Luna no tuvo piedad con mi alfa favorito, el dolor, las lágrimas, los recuerdos, la contradicción, aún siguen despiertas en mi mente.

- Todo estará bien papá. - susurré

- Espero que si mi pequeño jazmín –

Lo sentí aflojar el agarre y separarse lo necesario.

- Es hora de dormir – Susurro

- Lo sé – Susurré

- ¿Maratón de películas? – Respondió

- Pensé que nunca lo dirías –

- Escoge la película en el estudio, voy llevando las palomitas – murmuró divertido – Ni una palabra a tu madre, estoy a dieta –

Reí y negué suavemente viéndolo retirarse a la cocina.