Recuerdo de melancolía

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Odiaba con mi alma cada parte de esta maldita elite, una maldita beta estaba masajeando mi cuerpo sentía mi espalda ser maltratada y cansado de esto gruñí de frustración era una mierda, vivir a costa de este sufrimiento llamado belleza, más cuando tengo a mi prima a metros míos examinando que tal voy quedando cada 30 segundos, cuando al fin me libre de la torturadora llamada masajista, me sentaron en una silla para tarrajearme la cara probablemente, el reloj marcaba las 3 de la tarde y mi estomago hizo acto de presencia resentido por la falta de ingesta, lo ignoré lamentablemente si pedía algo de comer me traerían unos malditos palos de apio o algunas zanahorias pero yo necesitaba una hamburguesa o quizás una pizza de pepperoni que claramente mejoraría mi ánimo de mierda pero no me dejarían siquiera acercarlo a mi boca dado a que me "hincharía" la cara y unas cuantas mierdas más que eran totalmente estúpidas, joder, era doctor, no podían hacerme esto a mí. Alcé la vista hacia mi madre, la cual venia emocionada a más no poder y era claro, era por mi tonto prometido y su estúpida familia, la vi mirarme con ojos brillosos y sonreír, no podía negar que me causaba cierto revoltijo tanta felicidad de parte de mi madre, no era lo que yo quería y ella lo sabía, pero mi madre no podía hacer nada, no podía estar en contra de la Elite, ya lo habían intentado con Baek, intentaron protegerlo, pero no pudo ser diferente.

Cerré los ojos recordando a mi hermano, lo extrañaba en demasía, pero la vida era cruel y la elite era una mierda, si tan solo no hubiera sido así, si tan solo Baek no se hubiera enamorado de esa forma estaría aquí, estaría apoyándome, estaría vivo. Temblé por el triste recuerdo en el que no pude estar presente, estuve lejos, mi hermano me necesito y yo fui egoísta. Él nunca lo fue conmigo, le falle. Sin darme cuenta de mis labios salió un pequeño sollozo y sentí el suave olor a rosas envolverme, me apreté con fuerza contra ella, no debió ser así, maldición.

- Jungkook, que te sucede, cariño? – sabía que estaba preocupada, yo no era una persona de llorar, pero el recuerdo de lo que pudo ser y no fue me golpeo tan rápido.

- Baek, mamá, lo extraño. – Solté con voz lastimera y pude sentir el olor de mi madre volverse agrio y sentí temblar contra mío.

- La Diosa Luna tuvo un propósito para él, kookie. – la escuche sorber su nariz – A veces no entenderemos lo que nos sucede, pero siempre es algo planeado por la Luna, cariño. -

Me soltó de sus brazos y respire hondo, la maquillista volvió a empezar de cero su trabajo, hoy sería una mal día estaba seguro pero que más daba igual estaría obligado a hacerlo así escapara seria el mismo resultado, la mujer termino de maquillarme y abrí los ojos dejando de pensar en una manera de huir, mis orbes oscuros se veían mas brillosos de los normal por los lentes de contacto y tenían delineador, mi piel se veía brillosa y suave, mis labios humectados y rosas, yo mismo podía sentir mi aroma por esas sales que incrementaban el aroma en el baño y por ultimo mi cabello un poco largo fue peinado suavemente dándome un aspecto sensual, me seguí examinando al espejo y vi dos reacciones la de mi madre mirándome con añoranza y la de mi patética prima mirándome con el ceño fruncido.

- Listo, quedo precioso, ¿no? – dijo la maquillista con una gran sonrisa – Niño, tu Alfa babeará por ti – Susurró en mi oído, sin querer un leve sonrojo ataco mis mejillas y tuve una discusión con mi lobo tonto.

- No me gusta – aclaro mi Minying – Su rostro se ve demasiado dulce deberías ponerle más delineador y labial debe lucir sexy – arrugo su nariz.

- ¿Pero que dices? Si esta precioso. No necesita verse sexy, necesita verse como es. – Mamá sonrió y agradeció a la maquillista para luego dejar entrar a la estilista.

Dejándola pasar, Minying aclaro que ya tenia el vestuario escogido para mí, el cual consistía en una ridícula camisa roja con unos pantalones grises según ella era para resaltar mi tono de piel, la estilista negó diciendo que la vestimenta para mí era básica y consistía en una simplemente en un traje negro con una camisa a juego argumentando que resaltaría mi piel y mis ojos brillosos. Luego de la pequeña discusión mi madre apuro el asunto diciendo que eran las 6:10 y que la cena seria a las 7, corrí a mi probador para colocarme el traje, luego solo me admiré al espejo, no parecía yo, me gustaba vestir cosas holgadas, pero hoy era un día "Especial" debía "esforzarme", demonios, en serio odiaba esto, pero no podía negar que lucia bien.

Escuche a voz de mi padre llamarme y salí del vestidor para ver el reloj colgado en la pared, 6:35, maldición, me apresure a tomar mi teléfono y salir pitando por el pasillo de la mansión a la cual no estaba acostumbrado, divisé las escaleras y baje con miedo a caerme, odiaba los trajes a medida este pantalón apretaba demasiado mi trasero, levante la vista al llegar a la mitad de la escalera, mi papa me miro con temor y cariño, mi mamá con añoranza, Sehun con asombro y algo que no logré identificar y Minying con fastidio como siempre.

- Mi pequeño se ve hermoso y pronto se casará con un tonto Alfa – me miro mi padre – Si te llega a hacer sufrir te juro que le parto el cuello. – Susurró aun así mama lo llego a escuchar por lo cual le pego un codazo.

- Kookie, estas... muy bien. – sonrió Sehun y me dio una pequeña escaneada para asentir con la cabeza.

- ¿Te gusta su traje?, yo lo escogí. – Le dijo su pareja y lo recordé Minying vivía tratando de tener la constante aprobación de Sehun, el cual no era muy demostrativo.

- Esta perfecto, Min. Tienes buen gusto. – Mantuve mi boca cerrada al ver el brillo de emoción de mi prima al ser felicitada.

- Bueno, mi niño, es hora de irnos creo que hasta llevamos un poco de retraso. -

Debía controlarme, estaba inquieto lo reconozco, subieron al auto, ellos en uno y yo aparentemente solo en otro, estaba malditamente nervioso y mi lobo no estaba mas tranquilo que yo luego de aproximadamente quince minutos, sentí el auto pararse completamente y no quise bajar las ventanillas, tenía miedo, joder, era lo mas normal. Abrieron la puerta para mi y vi una grande mansión delante mío, igual que mi hogar hasta se podría decir que era igual de grande, dude en salir del auto, no quería trastabillar y caer, el chofer me espero paciente hasta que decidí salir, camine directamente hasta la puerta la cual se encontraba abierta de par en par, mi madre me intercepto, diciendo que yo no debía apresurarme, entramos y pude escuchar música de fondo en un piano, me llevaron a la segunda planta hasta que empezará la celebración del compromiso, ni siquiera sabia de quien era esta maldita casa.

¿Debería averiguar?

Vi a mi madre sentarse junto a mi en la recamara que nos otorgaron y descarté la idea rápidamente, esto iba a ser difícil, carajo.

La Maldita Elite - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora