¿Alfita?

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Me sentía en la necesidad de follar. Lamentablemente no era una opción, nunca había sentido tanto deseo carnal como en estos momentos literalmente hablando y para mi desgracia ni siquiera era por la sesión de besuqueos con ese beta el cual ya olvide su nombre si no por las feromonas de aquel hombre que me estaba arrastrando lejos de la fiesta, caminando hacía el elevador de la zona.

Como es que puede soltar ese tipo de feromonas tan hipnotizantes en si, que lejos de asustarme o hacerme sumiso, me ponían endemoniadamente caliente y ni que decir que me estaba literalmente asfixiando subiendo mi excitación a otro nivel, mordí mi labio tratando de respirar mirando las puertas de metal del reducido espacio, la incomodidad entre mis piernas y el liquido viscoso entre mis piernas empezaba a mojar mis pantalones, carajo, me removí incomodo hasta que las puertas se abrieron mostrándome un pasillo extenso con varias puertas a mi vista, mi entrada se contrajo y mi pene vibro ante la vista, para mi mala/buena suerte  me sujeto nuevamente de la muñeca arrastrándome a la primera puerta mostrándome una habitación extensa, el ruido de la cerradura fue escuchado más mi concentración solo estaba en sus manos y sus resaltadas venas, la agilidad en la que remangaba sus camisas dejando me ver sus brazos morenos, contuve la respiración al ver que su mirada se posaba en mi y abrí la boca como parte de mi lado racional dictaminaba para decir algo como naturalmente lo hacía pero inmediatamente la cerré debido a los gruñidos de mi lobo, esto era verdaderamente estúpido yo y mi lobo nunca hemos tenido una pelea de este tipo.

- Se puede saber que demonios hacías allí? - Cuestionó demandante y noté un parpadeo rojo en su mirada mientras retrocedía hasta chocar con la pared 

- Teníamos un trato - Me erguí - Tú podías estar con quien quisieras y yo igual - sonreí

- ¿De que demonios estas hablando? - bufó - Eres un maldito Omega Puro y virgen, siquiera estas pensando en lo que te podría pasar, esto no es un maldito juego, la reputación de ambas familias están en juego - gruñó  

- Pero tú haces lo mismo, no le veo el problema - le dije - No es como si tu no estuvieras comiéndole la boca a esa - susurré rabioso dejándome llevar por mi lobo 

Sonrió y se acerco peligrosamente.

- ¿Así que todo esto es por que yo lo hago? - Río 

- Sí - alcé la vista - Si tu no me respetas como tu omega y prometido, yo no pienso respetarte como Alfa ni como futuro marido - dictaminé

Ví desaparecer la sonrisa de su rostro para darle paso a un tintineo de colores en su iris.

Rojo, avellana, rojo, avellana, rojo, avellana.

Su aroma incremento y su respiración se acelero, avanzo unos pasos hacía mi acorralándome contra la pared contraria a la puerta y susurró:

- El único que puede follarte en este jodido lugar soy yo - susurró enterrando su nariz en mi cuello y yo ciegamente ladeé la cabeza para el por ordenes de mi lobo - Eres mi jodido omega, MI OMEGA, nadie puede poner sus manos en ti - acarició mi cintura con delicadez - ¿Crees que deba enseñarte a que seré tu Alfa?-

Mis piernas las cuales ya eran gelatina y en estos momentos volvía a tener un debate interior con mi lobo, la necesidad de mi lobo por dejarlo salir era casi latente lo cual para mi estaba al borde entre lo desesperado y preocupante, sonreí hacia el alfa en cuestión y deje salir a mi lobo interior.

- Demuéstrame que puedes hacer, Alfita. - dije sin borrar la sonrisa de mi rostro pero aún así ladee mi cuello más para que pudiera pasearse con gusto.

Voltee a su rostro y con el color rojo vivo en sus ojos me deje llevar por mi omega.

Los labios del Alfa estrellaron contra los míos iniciando un beso demandante y caliente, su lengua delineo inferior y una de sus manos se deslizo hacía mi cadera para luego presionarla, abrí la boca para él subiendo mis manos por su pecho hasta llegar a su cuello, juguetee con algunos cabellos de su nuca y lo sentí adherirse más a mi, sus manos se posicionaron en mi trasero para apretarlo ligeramente y yo jadee en respuesta, su dulce lengua chupo lo que quiso mientras jugueteaban mientras jalaba con fuerza algunos de sus cuantos cabellos, su gruñido para mi desgracia me puso mucho más caliente al parecer a mi omega le parecía extremadamente caliente que el tonto alfa sea posesivo y celoso, sentí una de sus piernas posicionarse entre las mías a la par que una de sus manos se hacía paso dentro de mi camisa bajando suavemente por mi columna vertebral quedándose en el peligroso borde de mis pantalones.

La Maldita Elite - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora