IX

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Neil nunca dejaba de joderlo con lo de sus deberes de hermano mayor, así que incluso ese mismo fin de semana, Hargrove se vio forzado a llevar a Max al Palace Arcade para que la chica jugara con sus amigos.

Planeaba dejar a la niña a la entrada y retirarse en seguida. Pero, cambió de opinión cuando vio cierto BMW en el estacionamiento.

Seguro que Harrington acababa de dejar a alguno de sus retoños en el lugar. Tal vez ese niño desdentado que a veces llevaba una mala imitación del peinado del chico lindo...

Hargrove se dirigió a las máquinas expendedoras del Arcade y compró un par de sodas, entonces, volvió sobre sus pasos y se dirigió al auto de Harrington.

—Buenos días, Princesa.

—Agh... Déjame en paz, Hargrove... —dijo el chico, con desagrado.

—Te ves como la mierda, Harrington —le dijo Hargrove, fingiendo un acento de lástima al notar los signos de la resaca en el muchacho—. Toma. Necesitas hidratarte —le dijo tendiéndole a través de la ventanilla una de las bebidas que acababa de comprar.

—Oh... gracias... —dijo Harrington inseguro, sorprendido por el gesto.

—Estabas tan borracho anoche —mencionó Hargrove, con una sonrisa torcida—. ¿Tú... recuerdas lo que me dijiste? —le preguntó, apoyándose en la portezuela.

—Ummm... No, no lo recuerdo —murmuró Harrington, frunciendo las cejas—. Pero, lo que haya sido, estoy seguro de que te lo merecías...

—Oh... Eso espero —dijo Hargrove—. Me dijiste que soy súper sexy y que me la quieres chupar. 

Harrington tosió el trago que acababa de tomar.

—Mentiroso... —masculló, enrojeciendo—. Eso no pasó...

Hargrove se echó a reír.

—Luego, me invitaste a fumar hierba —continuó—. Byers y Wheeler estaban ahí. Si no me crees a mí, pregúntales a ellos. Estaban borrachos, pero alguno debe recordarlo...

—Les preguntaré —dijo Harrington en tono desafiante, pero Hargrove percibió una sombra de duda en sus ojos.

—Hazlo —dijo Hargrove, sonriendo maliciosamente. Le resultaba demasiado divertido avergonzar a ese chico.

Harrington carraspeó incómodo, y no le sostuvo la mirada mucho más tiempo.

—Fueron ellos ¿no? —preguntó como distraídamente, para cambiar el tema, pero aún se percibía cierta turbación en su voz. Hargrove decidió seguirle el juego. Volteó a donde señalaba Harrington, hacia un par de mocosos que se dirigían a la entrada del Arcade. El niño más pequeño se sobresaltó cuando sus ojos se encontraron con los suyos.

—Sip —murmuró Hargrove, viendo como los chicos que habían robado la bicicleta de Lucas salían huyendo despavoridos.

—Esos idiotas... Ya se habían aplacado ¿sabes? —murmuró Harrington—. Pero, cuando se dieron cuenta de que El no iba a estar cerca un tiempo... —movió la cabeza a los lados y resopló—. Mira, Hargrove... Sabes que no estoy de acuerdo con tus métodos —le dijo y volvió sus ojos ojerosos hacía él—. Pero... funcionaron. Así que... Gracias.

—Cuando quieras —dijo Hargrove, encogiéndose de hombros—. Nos vemos por ahí —se despidió, dirigiéndose a su auto.

Todo era tal y como Carol le había dicho. Esos mocosos eran la debilidad de ese tonto. Se sintió un poco estúpido por haber creído que sí le gustaba, por lo menos, un poco; pero al parecer, lo que había pasado en la fiesta, la afabilidad de Harrington, se reducía a su forma de demostrarle su agradecimiento por rescatar la bicicleta de Sinclair...


***







¿Quién más ya quiere que ya se besen maldita sea???

M*erdas normales (Steve x Billy - Harringrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora