XIV

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Por la mañana, Billy abrió los ojos con lentitud y su campo visual fue ocupado por completo por el rostro dormido de Harrington. Seguían entrelazados y sus caras estaban tan cerca que, si se movía un poco, podría besarlo... Adelantó un poco la cara hasta que sintió el aliento del muchacho en sus labios...

—Dios... Ustedes dos son taaan dulces...

Billy se incorporó rápidamente para encontrarse con Tommy, que lo miraba desde el umbral, con una sonrisa sarcástica en los labios.

Billy comenzó a balbucir, aterrorizado.

—¡No hicimos nada... ! —consiguió titubear.

—Cinco minutos más... —gruñó Steve.

Hagan soltó una risotada. Mientras Harrington comenzaba a desperezarse, Hargrove saltó de la cama y corrió hacia el pasillo, sin detenerse siquiera a calzarse. 

—¡Billy...! —lo llamó Steve, pero el muchacho ya se apresuraba a la escalera—. ¡Qué mierda, Hagan...! 

—¿Billy? —lo llamó Carol, aproximándose desde la cocina—. ¿Qué ocurre...? —le preguntó, alarmada.

Hargrove sólo negó con la cabeza, demasiado abrumado para siquiera formular una oración con sentido, y siguió su apresurada marcha hacia la puerta de la casa.

—¡Billy! —le gritó Steve, bajando los escalones apresuradamente. Tommy lo seguía a pocos pasos—. ¡No es la gran cosa...! Dormimos en la misma cama, ¿y qué? Tú y yo lo hacíamos todo el tiempo.

—¡Sí, sí, claro! —dijo Tommy, riendo con sorna.

—Hagan no se lo va a mencionar a nadie... —le aseguró Steve, alcanzando a Billy y agarrándolo por la muñeca. Éste sacudió el brazo liberándose con facilidad.

—¿Por qué no? —preguntó Hagan sádicamente.

Billy cerró la puerta tras de sí, dando un fuerte golpe. 

—Yo sé por qué... —escuchó la voz amortiguada de Perkins, pero no se detuvo. Dos segundos después estaba en su Camaro y enfilaba hacia la carretera.

***

Los días posteriores, Harrington intentaba entablar conversación cuando se cruzaban en los pasillos de la escuela, en el Arcade, en la casa de los Wheeler o en las fiestas de los fines de semana. Pero, Hargrove lo despachaba rápidamente, e, incluso en el gimnasio de la preparatoria, procuraba mantener su distancia.

El chico tardó un poco en captar la indirecta; pero, finalmente, se rindió. Aunque, de vez en cuando, lo atrapaba mirándolo con ojos de cachorro triste y Hargrove, incluso si se esforzaba en mantener una máscara de indiferencia, sentía como se le partía el corazón.

Lo que había pasado en casa de Perkins, lo ayudó a decidirse a reconsiderar un propósito que había tenido en mente desde el primer día que había pisado Hawkins, pero que había llegado a olvidar: No crear lazos de ningún tipo. Así nada lo detendría cuando finalmente pudiera huir y regresar a California. Nada ni nadie debía retenerlo. Ni siquiera las Mayfield. Ni Carol Perkins. Ni Steve Harrington. 

Así que, aunque le resultaba en extremo difícil abstenerse del niño bonito, decidió que era necesario alejarse de él definitivamente.

Gracias al cielo, no faltaba mucho para las vacaciones de verano. Esperaba que todo se volviera más sencillo cuando no estuviera obligado a ver a diario en la escuela a Harrington.

***



Capítulo triste porque odio que la gente sea feliz 😠

M*erdas normales (Steve x Billy - Harringrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora