XVIII

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El día de la fiesta de Steve, Billy todavía seguía molesto. Irrumpió en la residencia Harrington como si el lugar le perteneciera y se convirtió rápidamente en el centro de atención, desplazando al cumpleañero, a quien se dedicó a insultar y menospreciar.

—Me sorprende que esto no sea una puta fiesta infantil.

—¿Y a ti quién mierda te invitó? —le preguntó Harrington, resentido. Se notaba que él también había estado bebiendo por la forma en que parecía esforzarse en enfocar la mirada y como arrastraba la lengua.

—Por favor, Harrington. Sabes que si alguien vino fue porque esperaba que yo apareciera —espetó Billy. Pero, eso era mentira, porque aunque Steve ya no fuera el rey de Hawkins High, seguía siendo popular y atractivo y su casa era enorme y tenía una piscina genial...

—No tienes nada que hacer aquí, Hargrove...

Billy se rio con sorna.

—¿Qué? ¿No soportas que te hagan lo mismo que haces tú?

—¿Ah? ¿Qué mierda se supone que significa eso?

—¡Te dije que no te metieras en mis putos asuntos! —le gritó Hargrove y empujó el hombro de Harrington.

—No lo hice —gruñó Harrington, devolviendo el empujón.

—¿Ah, no? ¿Entonces qué hacía tu jodido policía en mi casa, ah?

—¿Hop? Yo qué sé... Yo no le dije nada.

—¿Quién más?

—No sé. Y no me importa. Pero me alegra que alguien lo haya hecho...

—¡Imbécil! —gritó Hargrove intentando echarse encima de Harrington, pero el alboroto había llamado la atención de Byers, quien sujetó al furioso muchacho, provocando que protestaran varios de los asistentes a la fiesta, pues querían ver correr sangre.

Jonathan sacó a Billy a empujones y le cerró la puerta en la cara.

Hargrove estuvo aporreando la puerta inútilmente. Como para acallar su escándalo, del otro lado, la música aumentó su volumen.

Agotado, Billy le dio una última patada a la puerta, y luego, se sentó en el escalón del porche, mascullando, y se dispuso a fumarse un cigarrillo.

Un momento después, Carol se sentó a su lado.

—Steve dice que si te comportas, puedes volver a entrar —Hargrove solo resopló como respuesta—. Creo que dice la verdad. Él no habló con el jefe...

—¿Fuiste tú?

La chica negó con la cabeza. Permanecieron sentados en silencio, compartiendo el cigarrillo de Hargrove.

—Oye... ¿Vamos allá adentro a bailar un poco? —sugirió Perkins, luego de largos minutos.

*

Billy se dedicó a beber, a bailar con Carol, a divertirse y a pasarla en grande, hasta que de pronto, perdió de vista a Steve por largos minutos y repentinamente todo dejó de parecerle divertido... ¿De qué servía haberse robado la fiesta si no estaba el cumpleañero para restregarselo en la cara?

Se apartó para buscarlo, pero no estaba por ninguna parte. Lo buscó en la planta baja, luego en el jardín y por la piscina, donde unos chicos del equipo de baloncesto lo invitaron a meterse a nadar. Volvió al interior y subió las escaleras y se asomó por todas las puertas, pero, en esos lugares solo encontró a parejas besuqueándose y toqueteándose. 

Finalmente, abrió una puerta para mirar dentro de una habitación al final de un pasillo. El cuarto parecía vacío, pero supo que era el de Harrington porque sus fosas nasales se llenaron de su aroma, provocándole una oleada de bienestar. 

Identificó una puerta a un costado. Estaba cerrada, pero por debajo se filtraba un resplandor. Se dirigió hacía ella, y al abrirla se encontró a quien estaba buscando, que lo esperaba con los brazos cruzados, recargado en un elegante lavabo, como si hubiera estado lavando sus manos o arreglando su peinado frente al espejo, cuando escuchó sus pasos y hubiera adivinado que era Hargrove quien se acercaba.  

—¿Estás enojado conmigo, niño bonito? —le preguntó, haciendo un puchero que sabía que Harrington no era capaz de resistir. Éste tragó saliva con nerviosismo, pero se mantuvo serio y movió la cabeza arriba y abajo—. ¿Qué tal si me dejas compensarte? —murmuró y pasó la lengua por sus labios.

—¿C-cómo? —tartamudeó Harrington, sonrojándose.

Billy le sonrió significativamente y salió del cuarto de baño para dirigirse a la habitación de Steve. Se quedó frente a la cama, tratando de controlar su respiración, hasta que escuchó a Harrington cerrar la puerta tras él.

Entonces, dio media vuelta y los ansiosos labios de Harrington ya estaban sobre los suyos, y sus manos, suaves pero firmes, rodeaban su nuca, como para asegurarse de que no se apartaría... 

Sus lenguas chocaron y se enredaron con premura, largamente. Tuvieron que separarse jadeando ruidosamente, pues el beso había sido tan apasionado y prolongado que no habían sido capaces de respirar.

—¿No tienes calor? —jadeó Steve, jaloneando la chaqueta de Billy. Éste rio roncamente.  

—Mucho —asintió y se despojó de la prenda.

Entonces volvió a atacar la boca de Harrington, quien se abrazó de su cuello y de su espalda, atrayéndolo hacia sí. Y, poco después, ya le estaba desabotonando la camisa también. 

—Joder... —farfulló Steve, mordiéndose el labio—. Eres tan sexy... —jadeó palpando sus abdominales.

Hargrove, entonces agarró el borde de la camiseta de Harrington y éste levantó los brazos para que se la sacara, y así pudo ver y acariciar su pálido torso. 

Mientras sus labios se paseaban por el mentón de Steve, las manos de Billy se ocuparon en aflojar su cinturón. Se apartó con parsimonia e hizo un gesto hacia la cama. Harrington pasó saliva nerviosamente y dejando que su pantalón cayera hasta sus tobillos, se sentó en el colchón. Billy pateó sus botas y sus jeans a un lado, se apoyó en los hombros del muchacho y se sentó sobre sus muslos a horcajadas. Steve lo estrechó por la cintura y, ruborizado, alzó los ojos para mirarlo. Billy le sonrió de lado, peinó el cabello del chico con los dedos, con ternura, y se inclinó para volver a juntar sus labios. Jadearon boca a boca, ansiosamente, mientras se palpaban y acariciaban el uno al otro, explorando cada rincón de sus cuerpos... 

Billy escondió la cara en el hombro de Steve para ahogar un gemido.

—¿Es-tás bien? —balbució el chico.

—¡Ssssssssssshh! —replicó Hargrove cubriendo la boca de Harrington con la mano, y, cuando poco después volvió a sentir el impulso de gemir, volvió a inclinarse sobre el hombro del muchacho y lo mordió hasta que lo escuchó maldecir.

Continuaron su bamboleo hasta que Billy sintió como el cuerpo de Steve se tensaba y se sacudía un par de veces, derramándose dentro de él, mientras de sus labios se escapaban unos jadeos sonoros. Casi a la vez, Billy también terminó en las manos de Steve.

Un rato después, Hargrove se dejaba caer sobre Harrington, debilitado. El chico lo recibió en sus brazos y lo estrechó contra su pecho ruborizado y húmedo de transpiración; y besó con suavidad su frente. Se relajaron poco a poco, adormeciéndose. 

Hargrove tuvo que apretar los labios, pues tuvo la urgencia de decirle que lo amaba. Pero, se negó a hacerlo en ese momento, no justo después de lo que habían hecho. No podía caer tan bajo y ser tan marica...

Se quitó de encima de Steve para apoyar la cabeza en la almohada y giró sobre el colchón para darle la espalda al muchacho. Éste no captó su intento de poner distancia e imitó sus movimientos distraídamente. Siguió su cuerpo, se repegó a su espalda, lo abrazó por la cintura y suspiró adormilado en su nuca.

***











Espero que este intento de lemon no les haya dado mucho cringe. Si sí, pueden decirme. Prometo no ofenderme 😅😅😅

Hasta pronto 😊

M*erdas normales (Steve x Billy - Harringrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora