Capítulo 31

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Julie.

—Buenas noches… —Liam habló mientras sacaba unos papeles.

En un intento por sacarme de esta situación con Matteo, me apresuré a agregar.

—¿Sra. Anderson…? —Miré a la mujer y quería que me mostrara el camino al comedor, pero Matteo se apresuró a tomar mi mano antes de preguntarle a Liam:

—¿Por qué no nos acompañas a la comida también?

—Oh, sí, es verdad, te llamé en último minuto. Deberías quedarte por completo —Añadió el señor Anderson y tuve que mirar a Liam de nuevo para descubrir que él también me estaba mirando a mí. Era obvio que esperaba que lo reconociera.

—Deberías quedarte totalmente, Liam —lo llamé por su nombre y sentí mi mano apretada por Matteo en ese mismo momento.

—¿Lo conoces? —Preguntó el señor Anderson.

—Estábamos juntos en la escuela secundaria. Y también era mi vecino —Respondí.

—Sí… solíamos ser vecinos —respondió Liam y en los siguientes quince minutos, estábamos sentados alrededor de la mesa del comedor donde, al igual que los demás, también era la primera vez que comía.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde tu boda? —Preguntó la Sra. Anderson haciéndome mirarla.

—¡Oh…!, han pasado un par de meses —Mi respuesta llamó la atención de todos.

Miré a Matteo para notar su sonrisa.

—Y, ¿Por qué no dijeron a nadie acerca de su boda…?, me enteré de esto hace como dos minutos… Todavía hay muchas mujeres que conozco, que harían cualquier cosa para casarse con Matteo… Supongo que tengo que decírselo —Chilló la señora Anderson.

—Gracias… pero nuestra boda ocurrió en un momento muy apretado. Y no me importa quiénes sean estas mujeres porque nadie puede igualar la compasión de Julie. Estoy seguro de que ya lo sabes. Es tan natural sorprenderse con ella —Matteo dijo haciéndome mirarlo. Le había dicho la última parte a Liam acentuando las palabras.

—Estoy seguro de que debe ser asombroso tenerla. No hablaba mucho con Julie, y ella había llevado una vida ocupada dado que literalmente crio a sus dos hermanas. Pero mi madre la conoce. Y ella siempre habló muy bien de ti —Liam dijo la última línea mirándome y dándome esa rara media sonrisa que una vez traté de capturar en mi celular para sacarle una foto a escondidas, pero fallé. No sé por qué recordé ese evento. Pero mi boca estaba amarga al recordar cómo la vida solía ser fácil.

—Vaya… parece que la naturaleza funciona de una manera particular. Sin duda, Matteo se merece una chica como Julie —Intervino el señor Anderson.

—Y… supongo que siempre la vi cuando se trataba de recaudar fondos para niños huérfanos… —Liam comenzó de nuevo haciéndome sentir aún más avergonzada. No quería que él mencionara esto.

—¡Wow!, parece que ustedes dos nunca hablaron realmente —La Sra. Anderson entrecerró los ojos.

—Sí… no éramos compañeros de clase… pero Liam era el mariscal de campo y también entró en Harvard… todos en la escuela lo conocían… —Traté de neutralizar la situación por mí, pero una mirada a Liam me dijo lo sorprendido que estaba por mi declaración. Pero era cierto. A pesar de un incidente en mi decimoctavo cumpleaños en el que me emborraché por primera vez, y le dije que estaba enamorada de él. De resto, nunca tuvimos una charla como personas normales.

Pero no podía importarme más cómo me miraba Liam, cuando Matteo puso mi mano sobre la mesa. Su agarre fue suave, pero solo yo sabía que lo que fuera que pasaba por su mente, era letal para mí. Pero por ahora, fue suficiente para decirme que no le gusta que le prestara atención a Liam.

Un Rostro CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora