Julie.
Miré su coche saliendo de la finca. Y, sin perder un minuto corrí a buscar mi celular. Marqué a David. Me pregunto por qué no contestaba. Era lunes y este fin de semana era el más largo. Caminé hacia la ventana de nuevo, pero esta vez para ver si podía localizar a David afuera. Y, justo antes de que pudiera perder la esperanza, lo encontré alejándose del Sr. Lucca.
—Hola —escuché la voz y lo miré, preguntándome si debería hacer lo que iba a hacer.
—David... —Me pregunté cómo iba a decirle esto—. ¡Necesito tu ayuda! —Traté de mantener mi voz equilibrada.
—Estoy aquí. Pero estoy ocupado con el señor Lucca en el césped.
—¿Puedes verme? Ahora mismo... por favor —Hubo algo de silencio en el otro lado antes de que susurrara:
—Bien... voy a entrar a la casa...
—No... puedes venir al estudio que está justo enfrente de mi habitación. Si alguien pregunta, diles que te llamé —De nuevo hubo silencio. Él miró en dirección del señor Lucca, que parecía ocupado tomando su té.
—Bien —escuché a David decir y solté el aliento.
Salí de mi habitación y lo esperé. El fin de semana era interminable dado que Matteo quería mi atención todo el tiempo. Ni por un segundo, quería que me alejara de él. Había sido más extraño y espeluznante en sus acciones. Ya no sé lo que quería. Quería que le mostrara cómo lo amo todo el tiempo. Quería que le estuviera agradecida y temía que en cualquier momento no pudiera fingir bien mi sonrisa y él pudiera mirar a través de ella.
Escuché que se acercaban unos pasos y me levanté de mi lugar para presenciar la entrada de David.
—Hola, señora Lucca —No quería que me llamara Sra. Lucca.
—Quiero tu ayuda —le dije y pasé junto a él para ver si había alguien fuera del estudio. El bar estaba vacío. Bueno, había estado vacío durante semanas.
—Sí... estoy escuchando —Lo miré preguntándome si podría dejar este lugar.
—Matteo... no es lo que parece. Esta... esta familia no es lo que parece. Y ya no puedo quedarme aquí. Cuanto antes me vaya, mejor... ¡Por favor, ayúdame a salir de aquí! —Las líneas en su frente solo se hicieron más profundas.
—¿De qué estás hablando? —No tenía tiempo para explicárselo.
—¿No puedes ver? —Me pregunto cómo no se dio cuenta, pero yo también había estado trabajando con el Sr. Lucca durante algún tiempo y tampoco sospeché nada hasta el día que dije que sí a mi esposo—. Estas personas son delincuentes corporativos. Este dinero... no está limpio. Y... Matteo podría matarme algún día también. Este teléfono celular... No tenía este teléfono celular conmigo hasta ahora. Solo me lo dio hace tres días... ahora está confiando en mí y no sé hasta cuándo... así que quiero huir de aquí...
—¿A qué te refieres cuando dices que también te matará? —Me interrumpió haciéndome recordar la caída que presencié.
—Ha matado gente... lo he escuchado hablar y... no creo que deba mencionar a quién... ¡Por favor, ayúdame, David...! —Las partes de todo lo que sucedió en estos últimos meses vinieron a morderme. No pude evitar sujetar mi cuello mientras trataba de respirar—. Pareces ser mi última esperanza en este momento. No te habría arrastrado a este lío si hubiera tenido otra opción.
—No sé qué decir, ¿tienes alguna prueba que respalde tus acusaciones? —Lo miré estupefacta.
—Yo, lo he escuchado todo, atestiguo muchas cosas.
ESTÁS LEYENDO
Un Rostro Cruel
Romance-¿Quieres decir algo?-Su voz profunda me lo estaba poniendo más difícil. -Sí-me las arreglé, pero solo lo encontré continuando con su comida-. Estoy...estoy embarazada-Esto finalmente llamó su atención. Me he imaginado miles de reacciones que podría...