Capítulo 34

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Julie.

Me pregunto cuándo ocurrió. ¿Sucedió el día que me tomó en su estudio? ¿O cuándo escondía mi cara en la almohada diciéndome a mí misma que esto no me estaba pasando? Todas las decisiones que me trajeron hasta aquí se burlaron de mí. Yo era la única responsable de haberme traído hasta aquí. Yo era la razón de que mi bebé tuviera un padre como él. Pero… solo quería salvar a Rachael en ese momento. No quería que mis hermanas crecieran sin su madre y juro que haría cualquier cosa para salvar a mi bebé también. Su sonrisa siniestra y sus ojos asesinos eran todo lo que mi mente pensaba. Resoplé sabiendo muy bien que no me trataría de forma diferente a esas dos mujeres de las que hablaba Bárbara.

Era bastante inusual que Bárbara no hubiera venido todavía. Llamé a una empleada llamada Cindy para pedirle el desayuno y planeé tener unas palabras con ella. Sé que no me ayudó mucho la vez que le pedí el móvil, pero quizás ahora pueda entenderme. Si no era con ella no sabía con quién hablar.

Todavía estaba esperando a que llegara la asistenta cuando entró Bárbara.

Me pregunté cómo iba a hablar con Cindy ahora, pero de alguna manera sabía que tenía que hacer que esto funcionara. Toda mi vida he estado enfadada con mi madre y siempre que pienso en ella, me prometo darlo todo para no abandonar a mi bebé. Otra historia es que justo antes de mi boda me enteré de que yo tampoco no tenía padre.

Respiré profundamente. Para mí, todo era irrelevante ahora. Quería una vida para mi hijo y no podía permitirme ceder ante un asesino paranoico que cree que no debo llevar su semilla.

Bárbara estaba sentada en el sillón reclinable ocupada leyendo una revista cuando llamaron a la puerta. No era raro que a veces me acercara a la puerta para saludar o sonreír a Cindy. Así que lo hice y susurré para ella:

—Nos vemos en la zona de la piscina dentro de una hora —Recibí el carrito de parte de ella y no le di la oportunidad de hablar.

Intenté mantener todo bajo la normalidad y me puse a trabajar en mi armario para pasar el tiempo. Luego, exactamente después de una hora, entré en mi cuarto de baño para bajar las escaleras a la zona de la piscina. No sé por qué algo me decía que ella me ayudaría esta vez cuando la encontré esperándome ya allí. Las enormes puertas dobles de la zona de la piscina estaban cerradas y me hicieron sentir aún más segura.

—Muchas gracias por venir aquí —Dije y Cindy sonrió antes de responder:

—No te preocupes, ¿cómo estás?

Pude ver que estaba un poco angustiada. Por supuesto, ella no quería tener ningún problema por mí.

—Necesito tu ayuda, por favor…

—¿Qué pasó, Julie? —Ella preguntó.

Sabía que mis miedos internos rondaban mi cara. Y, no sabía nada de ella, excepto la simpatía en sus ojos por mí y su nombre que estaba escrito en su placa. Me giré antes de susurrar:

—Estoy embarazada. Creo que estoy embarazada. Y, he oído que él…

—¡¿Qué?! —Parecía sorprendida y por la forma en que su rostro se preocupó, supe que ella sabía lo que significaba.

—No lo sé Cindy. Por favor, ayúdame. No perderé a este bebé por nada del mundo.

—Mira… puedes salvar a este bebé. No pasará nada… relájate… ¿Vale? —No sabía que estaba hiperventilando, pero ella era mi última esperanza y si no estaba de acuerdo con ayudarme, ya no sabría qué hacer.

—Por favor, necesito tu ayuda —dije y ella no tardó en responder.

—No… necesitas ayudarte a ti misma.

Un Rostro CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora