Capítulo 48

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Mateo.

—La Sra. Lucca nunca tomó el vuelo a los Estados Unidos —Parpadeé mirándolo.

¿Dónde estaba ella?

—Sabía que ese bastardo estaba escondiendo algo —quería matar al conductor, pero Peter tuvo que arruinarlo.

—No, él... dejó a la Sra. Lucca en el aeropuerto. Pero... ella nunca tomó ningún vuelo a los EE. UU.... hemos revisado todos los vuelos y no abordó ninguno.

—Entonces ve a comprobar... debe haber vuelto para hablar conmigo —estaba a punto de poner mis piernas en el suelo cuando él me interrumpió.

—No, ella no ha vuelto —Lo miré enojado. ¿Había perdido la cabeza? ¿A dónde iría ella? Ella era de mi propiedad no se atrevería a...

Al ver mi sorpresa, Peter se sobresaltó de mala gana.

—He revisado todos los autobuses, trenes y aviones. Estoy seguro de que todavía está en nuestra ciudad. Nuestros hombres la están buscando en los hoteles y también he pedido hacer la búsqueda en los hospitales también... —Siguió diciendo cosas, pero lo único que podía recordar era su cara.

Es importante para mí. Y ... ya está aquí, en mi vientre. Recordé su pánico cuando me dijo estas palabras.

—No hay necesidad de buscar en los hospitales —Corté su discurso y lo miré a la cara—. Ella está tratando de huir. Ella... está tratando de esconderse de mí —Me reí sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Noté a otros dos hombres parados a cierta distancia detrás de Peter.

—¡Váyanse de aquí! —Grité haciéndolos irse.

Me quedé mirando las puertas por donde salieron esos dos hombres.

—¿Qué opinas? ¿Puede escapar? —Peter Se quedó en silencio unos segundos haciéndome mirarlo. Me reí sabiendo que era imposible. Incluso él lo sabía—. ¿Por qué no me estás respondiendo? —pregunté de nuevo.

—Señor. Lucca, no creo que ella no lo quiera. Creo que... se trata más... de ya sabe, sus hormonas y los cambios —Lo miré enojado.

—¿De qué diablos se trata? ¿Estaba consumiendo drogas?

—No... ella está embarazada. Y cualquier mujer haría lo que fuese por... proteger a su bebé. También estaba tomando algunos medicamentos para su embarazo, vitaminas y cosas así, lo vi en la bolsa de su maquillaje... —Le di mi peor mirada y él dio un paso atrás, pero continuó—. Ni siquiera se quedó a escucharla. Tal vez solo esté asustada ahora...

—Ella... cometió un error. Y esto es lo que más importa. ¿Lo entiendes, Peter? Yo soy el que te paga... —Dije y él asintió con la cabeza:

—Sí, señor Lucca...

—Y, sobre esas estúpidas vitaminas... no me importa. Ella solo debía seguir mis instrucciones, no las de ella —Yo hervía sabiendo que en este momento lo único que importaba era su traición—. O... —Me levanté y caminé hacia un enorme retrato de una mujer emergiendo del humo—. Quiere dar a luz a este niño para asegurar su posición

Peter no dijo nada, y solo pude recordar cuando le dije a Julie que solo necesitaba mantener su cuerpo en mis brazos. Pero aparentemente, ella estaba usando su propio cerebro todo este tiempo.

Te encontraré, Julie. Y te arrepentirás de haberme mentido.

Peter se fue y entré a ducharme. Y, no importa cuánto traté de controlar mi respiración, la mera realidad de que ella jugó conmigo fue suficiente para hervir mi sangre.

Un Rostro CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora