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—Háblame

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—Háblame.

La luz de la luna llena estaba en su mejor punto en lo alto del cielo, la vista era espectacular desde aquella terraza donde se encontraba, admirando en silencio y pacífico el mar de pequeñas luces, pertenecientes a edificios y casas de la maravillosa Seúl. Allí la brisa se sentía un poco más densa y fría, pero gracias a su atuendo conjuntando por unos pantalones de cuero negro ceñidos a sus fuertes piernas, acompañado con una camiseta Gucci color blanco, y sobre esta una chaqueta del mismo color y material que sus pantalones, aquella brisa solo lograba sacudirle sus sedosos cabellos rosados.

Bien, veamos. Un guardia cubriendo la puerta, cuatro en el pasillo, y dos más acompañándolo en la habitación, todos armados, pero por suerte solo tendrás que lidiar con los dos de la habitación —escuchó atentamente la voz que le hablaba por el intercomunicador que llevaba en la ojera—. Hay cámaras, pero ya estoy en eso.

—¿En cuanto tiempo haré mi entrada? Estoy deseoso —sonrió.

Tengo acceso solo a las del pasillo, creo que tendrás que arriesgarte, pero aún así, mantente sigiloso ¿entendiste? —le advirtió.

El pelirosa sonrió divertido y puso sus ojos en blanco.

El ser intrépido y valeroso era una de sus muchas cualidades, dentro y fuera de su "trabajo" tal vez para bien o para mal. «Solo era una misión más» Se dijo así mismo recordando su plan, entonces le colocó el silenciador a su estrafalaria pistola color rosa que llevaba stikers de Hello Kitty entre otras cosas brillantes como decoración.

Esa preciosa y las otras armas que tenia escondidas en partes específicas y claves de su cuerpo, serían las encargadas de dejar sin vida a cuanto se le pusiera enfrente.

—Relájate, estaré bien, haz tu trabajo y yo haré el mío —contestó. Anticipó su arma colocándola en su espalda, metiendo la punta dentro de su pantalón, dejando el mango libre para cuando tendría que utilizarla—. Dame órdenes mi buen amigo.

Cuando quieras Kitty, que comience el show.

Se hincó para tomar la cuerda que estaba bien sujetaba de los barandales de la terraza. Respiro profundamente, medito sus próximas acciones y también analizo la situación cercana en su mente. Cuando abrió sus ojos, su bello rostro angelical y delicado se esfumó y se volvió en uno oscuro y siniestro.

Un amor asesino┊𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora