14. La duda ofende.

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Félix


Me despierto algo desorientado recostado de lado, no sé dónde estoy, abro los ojos y veo una mesilla de noche negra y un armario del mismo tono. Noto un brazo enorme rodearme la cintura y entonces recuerdo la noche anterior. Como Changbin se abalanzó sobre mí tras salir del ascensor, el sexo más que estupendo, la ducha relajante y la charla en la cama. No puedo evitar sonreír porque me gusta lo que me hace sentir.

Quito el brazo lentamente y me deslizo fuera de la cama. Logro salir de ella sin que se despierte y lo miro, de pie, como si fuera un acosador. Dormido no parece tan idiota. Salgo al salón y veo nuestra ropa tirada por el suelo, un buen recuerdo de anoche.

Me agacho y recojo las prendas y veo que mi ropa ha quedado inservible, también veo una bolsa junto al ascensor y no puedo evitar mirar que hay dentro. Para mi sorpresa está mi teléfono y algo de ropa de cambio. Está claro que el jefe sabe lo que hace.
Tomo el teléfono y me siento en el sofá, no miro los mensajes, directamente llamo a Minho. No tarda ni un tono en contestar.

—¿Sí? ¿Quién es? —pregunta en tono burlón.

—¿No me reconoces?

—Mmmmm, antes tenía un amigo con una voz muy similar a la tuya, pero no recuerdo su nombre…

Me río porque es así de tonto y por eso mismo lo quiero.

—¿Todo bien? —me pregunta esta vez más serio.

—Sí, todo bien.

—Mejor.

—¿Dónde estás?

—Abajo, ya lo sabes.

Claro que lo sé. Minho nunca me deja fuera de su vista demasiado tiempo.

—Dile a Seo que me invite a desayunar.

—No creo que a Changbin le hiciera gracia verte aquí cuando despierte.

—Vaya, vaya, ya no es Seo, ahora es Changbin. Sí que ha tenido que ser una noche buena, ¿eh?

Ruedo los ojos mientras él se ríe.

—¿De verdad quieres detalles sobre mi vida sexual?

—Nah, demasiada información no deseada, aunque sí que quiero saber si se ha portado como debía o si tengo que subir a partirle las piernas.

Ahora, es mi turno de reírme.

—Menos mal que tengo un caballero de brillante armadura para defender mi honra.

—La duda ofende.

—Está todo bien, Honnie, es más, se comportó de una forma que no sabía que podía ser. Fue amable y dulce, incluso cariñoso, algo raro, no sé si me entiendes.

—Claro que te entiendo, lo que no entiendo es por qué tú no crees que un hombre pueda ser así contigo.

Me encojo de hombros como si él estuviera allí.

—¿Has estado toda la noche de portero?

—No. Primero me emborraché con los chicos; luego, hablé con Jisung y, por último, me puse al día con lo nuestro.

—Más despacio. ¿Qué hablaste con Jisung?

—Hablamos sobre su amigo. Él otro chico no pudo decirnos mucho y el checheno ya se ha llevado a Heesung. Espero que pueda darnos alguna pista sobre dónde está Yeonsu, pero Jisung se quedó hecho polvo.

—Joder, siento no haber estado ahí para él. ¿Le dejaste claro que esto no acaba aquí? Vamos a seguir buscándolo.

—Claro que lo hice, Lix, aunque creo que no se ha quedado conforme. Sé que esta mañana iba a verse con Doyoung.

BASTARDO || ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora