17. No es justo

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Félix

Es la primera vez que le cuento esto a alguien desde que se lo dije a mi abuela, y siento que me he quitado un peso de encima. No sabía si podría hacerlo, imagino que solo necesitaba la motivación necesaria. Me giro en la bañera para mirar a Jisung y lo veo llorando de forma silenciosa. No puedo evitar sentir una gran ternura porque él esté así por mí.

—Lo siento tanto, Félix, no sabía que habías pasado por algo así, no puedo imaginarme lo que es, si ya solo con que me tocaran pasaba horas en la ducha raspando mi piel para sacar la sensación de sus manos sobre mi cuerpo.

—Pasó hace mucho tiempo, no llores por algo que ya no puede cambiarse.

—No es justo.

Me encojo de hombros.

—No fue todo malo, conocí a Minho.

Él cierra los labios porque quiere preguntar, pero no se atreve. Es simplemente adorable.

—Voy a seguir contándote, ya que no hemos llegado a la parte que te interesa —le digo con una sonrisa.

Él asiente y apoya sus brazos en la bañera para prestarme más atención si cabe.

—Al salir de allí, Minho me llevó en su coche hasta casa, yo no quería entrar porque me moría de la vergüenza. Es increíble como algo que te han hecho tan sucio y asqueroso puedas llegar a pensar que ha sido culpa tuya. Y lo pensaba, realmente creía que era mi culpa.

—¿Qué dijo Minho?

—Nada, no habló en todo el camino. Me pidió mi ID para saber dónde tenía que ir y nada más. Aparcó frente a casa y estuvimos dos horas en el coche, parados, en silencio. Me dio espacio para que yo hiciera lo que quisiera. Cuando por fin me atreví a salir, esperó hasta que entré en casa, lo único que me dijo es: «cuéntaselo a alguien, esto no es culpa tuya y no puede quedar así».

Él sigue mirándome atento.

—Al entrar en casa, mi madre me esperaba dispuesta a echarme la bronca del siglo, pero cuando vio mi aspecto supo que algo malo había pasado. Se lo conté, todo, y lloramos toda la noche. Al día siguiente mi madre fue a hablar con esa gente, iba a denunciarlos sin importarle quienes eran, me sentí protegido, por un momento creí que mi madre pensaría que me lo había buscado, pero no fue así.

—¿Cómo iba a pensar eso?

—No lo sé, yo lo pensaba. ¿Por qué ella no?

Mi afirmación le sorprende, a mí ahora también, sin embargo, en ese momento era lo más lógico, yo me había buscado lo ocurrido ¿Cómo de jodido es eso?

—Esperé a mi madre todo el día sentado en la puerta de casa, Minho vino y se sentó a mi lado sin decir nada, ni siquiera comimos ese día. Al llegar la noche, mi madre regresó borracha.

—No puede ser.

—Ella era exalcohólica, desde que me recuperó de la casa hogar no había vuelto a beber y ahí estaba, se tambaleaba hasta la puerta y olía a ginebra a distancia. Minho la ayudó a entrar mientras yo los seguía estupefacto.

Rememoro y le cuento exactamente lo que ocurrió.

—Mamá, este es Minho, el chico del que te hablé anoche.

—Oh, es muy guapo, este chico es buen chico —balbucea, Minho le ayuda a sentarse—. Gracias por cuidar de mi niño.

—No hay problema, señora.

—Cuídalo, yo no he sabido, por eso le ha pasado esto. Esos hijos de puta me han arrojado dinero a la cara y me han dicho que si los denunciábamos el vídeo saldría a la luz.

BASTARDO || ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora