10. Si te ríes de mí, te mato

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Félix

Creo que Seo se ha hecho algo de sangre en el labio al mordérselo para que no lo oyera gemir por mi momento con el lapicero. ¡Mierda! Creo que podría frotarme solo para aliviar un poco la tensión de mi cuerpo en estos momentos. Me giro y me siento en la silla frente al escritorio. Seo comienza a salir del chico, paso de verlo, bastante tengo con escucharlo gemir.

-Vuelvo en seguida -dice él a mi espalda.

Levanto el pulgar por encima de mi hombro para decirle que OK, pero muero de vergüenza cuando es él chico quien contesta, creo que eso no iba para mí.-Aquí te espero, Changbin -dice él jadeando por el viaje que acaba de recibir.

-Jae, acordamos sin hablar -lo corta-. Espero que cuando cierre esta puerta ya no estés en este despacho.

Creo que él va a protestar, pero Seo no lo deja hablar.

-Sin hablar -sisea-, con nadie.

Creo que eso va por mí. Está claro que este hombre es todo dulzura y amor. Me giro para evitarle al chico la vergüenza del momento, está claro que él ha aceptado esto, pero tampoco hay que revolcarse en el barro. Oigo la puerta por donde ha desaparecido Seo cerrarse y acto seguido el sonido de la ducha. Joder, tiene una ducha en el despacho.

-No creas que se quedará contigo, al final se aburre de todos y vuelve a llamarme. -Oigo al chico decir detrás de mí en un tono despectivo-. Los que tienen pinta de zorras baratas como tú son de los que más rápido se cansa.

Me giro para mirarlo, alucino de que pueda ser tan estúpido sin siquiera haber mediado palabra conmigo. Lo miro de arriba abajo, incluso con las pintas que tiene ahora puedo decir que es espectacular, aunque eso no le da derecho a decir lo que le da la gana, tipos así hacen que este país se esté yendo a la mierda. Pienso en darle una mala contestación, pero paso, no voy a perder el tiempo.

-Parece que sabes cuál es tu lugar, no eres tan tonto.

-¿Por qué no te callas? -Me levanto de la silla-. En serio, yo he venido porque Seo es mi jefe y me ha llamado, he permanecido calladito más o menos mientras te follaba, y ahora estás haciendo que pierda la poca paciencia que suelo tener.

-Ya, tu jefe -bufa en una risa y cruza los brazos delante de su pecho-, por eso has chupado un lapicero delante de él como si de su polla se tratara.

-Eh, no es mi culpa. -Levanto las manos en señal de inocencia-. Quizás es que ya lo tienes dado de sí y no nota nada.

Veo su cara ponerse rojo de la furia, toma su chaqueta del sofá y saca una jodida navaja. La abre y apunta hacia mí... ¿una navaja? Lo miro, miro a la navaja, lo miro y miro la navaja de nuevo, intento aguantarme la risa.

-Si te ríes de mí, te mato -sisea muy enfadado ante mi reacción.

Suspiro meneando la cabeza. Cuando aprenderán que llevar un arma sin saber usarla es como cascártela y que te salga Coca Cola, entretiene, pero no sirve de nada.

-Baja eso antes de que puedas hacerte daño.

Él da un paso hacia mí y yo no me muevo.

-Mi padre me enseñó como rajar un cerdo de arriba abajo. Supongo que rajar una zorra será igual.

Vale, ya me he cansado. Saco mi pistola y le apunto a la cabeza. Él da un leve grito y retrocede.

-A esto me refería, si desde el principio te hubieras callado, vestido e ido yo no tendría que pegarte un tiro ahora y luego explicarle a mi jefe porque he manchado su alfombra con los sesos del tipo al que se acaba de follar.

BASTARDO || ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora