Changbin
Ha sido el mejor día de mi vida y eso no sé si es bueno o malo. Félix y yo hemos pasado el día encerrados agotando las existencias de preservativos, hemos visto películas y nos hemos contado historias de la infancia. Le he dicho cosas que solo Jisung sabe y aunque no entiendo por qué lo he hecho, no me arrepiento de ello. Sé que él me ha contado cosas de su vida con su madre y con su abuela que nadie más sabe, incluso de cómo su abuela acabó adoptando también al idiota de Minho, ahora me cae un poco menos mal y a ella la quiero un poco más. De quién no me ha hablado es de Doyoung y eso no me gusta, no sé si aún siente algo por él.
Lo miro mientras recoge la cocina, hemos pedido pizza para cenar y he usado su cuerpo de plato, ha empezado lleno de salsa y ahora mismo no le queda ni una gota. Me relamo al recordar el momento y él me lanza un trapo a la cara.
—Me parece genial que tengas gente que recoja por ti, pero mientras estés conmigo vas a mover tu culo y hacerlo tú mismo —dice con las manos en las caderas.
—Así que te gusta ver mi culo en movimiento.
Él rueda los ojos y me río. Lo subo encima de la mesa y me abro paso entre sus piernas hasta que estamos a un centímetro y lo beso.
—Me gusta el color de tus ojos —le digo sin más.
—A mi madre también, por eso me puso este nombre.
Arqueo una ceja a modo de pregunta.
—¿Por qué ponerte Félix si tus ojos son ámbar?
—Porque Félix significa la felicidad que ella y yo tuvimos en aquel atardecer del sitio donde nos mudamos después de recuperarme de los servicios sociales —me contesta con nostalgia.
—Espera —él se ríe—. ¿Cómo que tu madre te puso ese nombre después de recuperarte?
—Muy inteligente, Seo —le gruño ante ese nombre—. No siempre he sido Félix, antes de mudarnos tenía otro nombre, el que me pusieron al nacer.
Y todo me cuadra, Hyunjin me dijo que no pudo encontrar mucho de él antes de mudarse de Seúl, donde vivió con su madre hasta que se suicidó. Quiero preguntarle más, pero me corta.
—Deberíamos irnos a dormir, mañana es la lectura del testamento —dice Félix. Lamo su cuello porque necesito contacto con él y que sepa que estoy aquí— y necesito ir a casa a por ropa.
—He ordenado que vengan aquí a por nosotros, traerán ropa para ambos, así que relájate.
—Eres muy mandón.
—Y a ti te gusta desobedecer.
—Y a ti que desobedezca.
Lo tomo por la cintura y él se abraza a mí como un koala.
—Cierto. También me gusta ducharme contigo.
Dicho esto, entro en el baño y nos sitúo debajo de la regadera, la acciono y dejo que el agua fría nos golpee.
—¡Joder, Changbin! Aprende a usar esta mierda o voy a morir congelado —grita mientras se baja de mí y yo me río.
Lo abrazo para que entre en calor y juro que es la sensación que más me gusta en este mundo.
—No sé cuántas veces nos hemos duchado ya, si es una forma de decirme que huelo mal... vale, captado —se ríe y se acurruca contra mi pecho.
—Solo por tenerte así, puedes estar seguro de que voy a mancharte varias veces al día.
Su risa hace que se mueva, pero lo aprieto más contra mí, él cree que es mentira. Dejo que lo crea. Salimos de la ducha y me deja que lo seque, le coloco otra camiseta y lo alzo en mis brazos para meterlo a la cama. Me meto junto a él, apago la luz y lo atraigo hasta que queda su cabeza en mi pecho. Su respiración roza mi piel y hace que se me erice.
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BASTARDO || Changlix
AcciónFélix ha vuelto a Seúl para el entierro de su abuela, allí nadie lo conoce, nadie sabe quién es. Su abuela se encargó de ocultarlo y adiestrarlo para ser como él asesino implacable que ella una vez fue. Esta obra es un adaptación todos los créditos...