//Aristóteles//

Ellos salieron y no volvieron, mi mente estaba muy entretenida imaginando aquella tan "anhelada reconciliación" o al menos para ellos. Imaginaba cada detalle como si los estuviera observando, pero no era necesario, los conocía muy bien a los dos y mucho mas a Bruno, se lo que hace cuando le interesa una chica y Yolo en verdad le interesa demasiado, la verdad duele, lo sé. El simple hecho de que intentó olvidarse de ella y no lo logró, da mucho de qué hablar. Imagino que a este paso aclararon sus diferencias y ahora disfrutan una ambiciosa reconciliación.

¿Acaso mi mente no puede estar en blanco? Y la respuesta era no. Siempre tenía que pensar en algo y necesariamente era algo sobre ella. Quería despejar mi mente y no estaba en el lugar correcto ya que normalmente lo hago donde hay silencio y aquí, no había.

Decidí salir, buscar un lugar más tranquilo que me relajara, me despedí de mis amigos y me fui. Estando en la puerta, una risa que conocía perfectamente resonaba en mis oídos, giré mi cabeza hacia la izquierda para comprobar de quién era esa risa, y no estaba equivocado, era Yolo riendo, supongo que de los chistes de Bruno... reían y reían que ni siquiera se daban cuenta de lo que ocurría a su alrededor, no se percataron de mi presencia, mucho menos se dieron cuenta de que los observaba tan atentamente... el tan solo verlos juntos hacía que la sangre se acumulara en mi cabeza, rabia y furia se mezclaron dentro de mi, sin duda estaba celoso. Aunque los celos no me ciegan de la realidad, ellos realmente se veían felices.

Nuevamente mis pensamientos me confundían, di media vuelta y me fui de ahí.

//Cuuhtémoc//

Salimos del baño y lo primero que hice fue buscar a Ari con la mirada pero no lo encontré, en el lugar en el que estaba seguían sus amigos, pero él no, supongo que ya se fue, ante tal situación hubiera hecho lo mismo.

Regresamos a nuestro lugar, inicié conversación con Meli para hacer que olvidara la situación pero no lograba ponerme atención, estaba en otro mundo.

—Otra vez no escuchaste —susurré pero esta vez si me escuchó.

—Perdón, Temo —musitó y masajeó sus sienes, estaba frustrada.

—Te entiendo.

—Sabes, para mi no hay fiesta, yo me voy de aquí —dijo enfadada

—Me voy contigo —decidí sin pensarlo mucho.

—No es necesario

—¡Que me voy contigo! —sonreí— tampoco hay fiesta para mi —mi sonrisa se desvaneció.

—Bien, le diré a mi papá que venga por nosotras —

Le mandó un mensaje de texto a su papá ya que era imposible llamar con tanto ruido. Nos pusimos de pie y caminamos, estábamos decididas a salir de aquella fiesta que ya era estresante para nuestros oídos. Cuando nos íbamos acercando a la puerta, vimos algo inesperado, algo que no imaginábamos. Nos detuvimos en seco. Estaba lloviendo.

¿Lloviendo? Tal parecía que el clima nos estaba jugando sucio, o quizás se una a nuestro dolor y nos quería ayudar para que nuestras lágrimas se disimularan entre sus gotas de lluvia.

—¡Uh, llueve! —hizo un gesto de desagrado—. Le diré a mi papá que llegue hasta la entrada, yo no me quiero mojar —me informó.

Sacó su celular y nuevamente comenzó a escribir un mensaje de texto, para distraerme miraba alrededor y me quede sin palabras al ver que al lado de nosotros, a unos cuantos metros estaban Bruno y Yolo, coqueteándose entre sí. Disimuladamente trataba de acomodarme para que Meli no los viera, me movía de un lado a otro y ella observó lo que hacía.

—Temo, ¿te sientes bien? —me preguntó confundida.

—Sí —dejé de moverme.

—Te movías raro —me miró perspicaz.

—Mmm...este... estaba bailando —titubeé— ¡Sí, eso! Meli rió divertida, después de tanto tiempo sin hacerlo.

—¿Cómo le haces? —me preguntó y no entendí.

—¿Para qué?, ¿para bailar?

—¡No, tonta! Para hacerme reír cuando por dentro me siento pésimo, no se que haría sin ti... —dijo, se acercó para abrazarme y no me pude negar, aunque vería que atrás de mi estaban ellos. Todo pasó tan rápido que no pude hacer nada—...en estos momen...tos —su voz se quebró al final y sentí que su cuerpo se paralizó, me sentí culpable—.Al diablo con la lluvia, vámonos de aquí —dijo débilmente, dejó de abrazarme y me tomó fuertemente del brazo. Salimos de ahí.

Afuera, nos esperaba una fuerte tormenta, a mi no me molestó mojarme, Annie estaba muy mal, podía notarlo con facilidad.

No pasó mucho tiempo cuando mas adelante nos encontramos con el auto de su papá y subimos a él. En cuanto subimos, él no dudó en cuestionarnos por qué no lo habíamos esperado en la entrada.

—Ah... bueno... queríamos divertirnos como antes —justificó, forzando un tono de voz seguro— recordar viejos tiempos, sí, eso... —su voz se debilitaba. Prefirió dejar de hablar o su voz la delataría.

Su padre nos dio un breve sermón sobre que podríamos resfriarnos y cosas así, pero concluyó con un "siguen siendo unos niños por dentro" y que razón tenía el señor. Aunque él se refería a otra cosa, yo imaginé esa frase con lo que estábamos viviendo, aunque ya éramos adolescentes por fuera, por dentro éramos unos niños. Espero algún día crecer y dejar de ser así.

Su padre era serio, no hablaba mucho y creo que fue lo mejor, Meli recargaba su cabeza en la ventana y miraba como seguía lloviendo, estaba muy mal.

...AVANCE...

—La verdad duele, ¿cierto? —dije en respuesta a Temo.

—Sí, pero la verdad es la verdad. Y sólo quería que la supieras —me dijo con voz tranquila.

—Gracias por ser así de sincero conmigo —agradecí y delineé una sonrisa.

—Y... ¿Qué harás?

—No lo sé —confesé— para qué te digo que intentaré olvidarme de ella si sé que no lo voy a lograr.

—Si tú lo intentas, quizás si —aconsejó.

—¿Y si quizás no lo quiera intentar, y si tal vez que guste vivir así? —dije sinceramente, simplemente así pensaba.

—Eres tan masoquista, quizás por eso te entiendo muy bien —musitó.

—¿Eh?

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Dear, dear, diary -AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora