//Aristóteles//
Bruno llegó a casa y nos dijo que en efecto, se reconcilió con Yolo, él estaba muy feliz, nunca me detuve a pensar en eso, me arrepiento de haber llegado a pensar que él fue egoísta conmigo cuando en realidad no tiene la culpa de nada, ya que ni siquiera sabe de mis sentimientos hacia Yolo. Me sentía culpable y no era para menos, el egoísta aquí, era yo, por sólo pensar en mi y no en los demás; Bruno era feliz, Yolo también lo era, y yo... solo hacía un mal tercio.
Me sentía culpable y no era para menos, el egoísta aquí, era yo, por sólo pensar en mí y no en los demás; Joe era feliz, Jazmín también lo era, y yo... solo hacía un mal tercio.
Al día siguiente.
La noche anterior no había podido conciliar el sueño por mucho tiempo, por lo que dormí muy tarde y causa por la que he llegado tarde a clase. Casi todos ya habían llegado, claro, con sus pocas excepciones incluyendo al profesor.
Me dirigí hacia mi lugar, seguía algo deprimido, antes de sentarme miré a aquel chico que se sentaba detrás de mi; Temo, me saludó con una enorme sonrisa a lo que yo contesté con otra, y sólo me preguntaba... ¿Cómo le hace para hacerme sonreír en estos momentos?
—Hola —saludé mientras me sentaba de forma contraria en la silla para estar frente a él.
—¡Hola! —respondió con un sorprendente animo— ¿Cómo estas?
—Pues....bien —lo dudé— ¿y tú? —pregunté antes de que me cuestionara.
—Bien —aseguró— ayer te fuiste de la fiesta, ¿verdad?
—Sí, para mi no era fiesta —admití.
—No fuiste el único que lo consideró así —dijo entre dientes.
—¿Qué? ¿Tampoco para ti? —pregunté curiosamente.
— No, no... —lo negó varias veces para que me quedara claro, supongo— lo dije por... por Meli.
—Oh. Por cierto, ¿viste a Bruno con Yolo? —pregunté.
—Mmm... no, no —dijo, claramente estaba nervioso.
—Vamos Temo, se que no te gusta hablar de ellos porque eso me hace sentir mal, pero ya no —mentí.
—¿No? —preguntó confundido.
—Bueno... a quién quiero engañar, verdad —me rendí fácilmente— no fue nada fácil aceptar la verdad y es obvio que los viste, Yolo estaba en tu mesa.
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Dear, dear, diary -Aristemo
RomanceQuerido... querido diario; Cuando el pasado no se ha olvidado, se vuelve presente. Con una mirada comenzó todo. Él despertó en mí, sentimientos que no sabía que tenía, ilusiones que no sabía que existían, y esperanzas que nunca creí llegar a sentir...