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— Entonces ¿es muy fácil saber de cual chico estoy enamorado?

—¿Fácil? —respondí de forma exagerada— para nada, yo no tengo ni la menor idea de quien sea ese chico —dije sinceramente.

—Ah... ¡Perfecto! —sonrió— no sé ni por qué te lo dije —dijo molesto y a la vez confundido, no entendí— mejor sígueme contando lo de Axel.

—Ah, sí, te decía —balbuceé— quería desahogarme y lo hice, le conté todo , incluyendo mis verdaderos sentimientos, no sabía que Bruno estaba escuchando. Todo se me vino abajo —comencé a contarle a detalle todo lo que paso el día de ayer, absolutamente todo, no olvide decirle nada, él sólo observaba con atención y un poco sorprendido.

—Te voy a ser sincero —dijo después de que terminé de contarle— llegué a creer que en estos días Bruno y Yolo terminarían siendo novios, ahora lo dudo.

—Aún no sé qué hizo cuando salió de casa, como te dije, regreso destrozado.

—Quizás hablo con Yolo, ella se veía muy molesta y triste a la vez.

—¿Ahora ves porque me siento culpable?

—Ya veo, pero no deberías sentirte así, no fue tu culpa. Yo creo en el destino y pienso que las cosas pasan por algo —aconsejó.

—¡Es lo mismo que dijo Axel! —reconocí al escuchar a Temo— él me aconseja cuando tú no lo haces, deberías conocerlo.

--¡Me encantaría!

—Ya verás, un día de estos lo conocerás —le prometí— es un buen amigo y hermano, divertido y a veces distraído, así como tú

—¡Oye! yo no soy distraído —se quejó.

—No, para nada y mucho menos tú —dije con ironía.

—Te estás pasando Aristóteles.

—¡No me digas Aristóteles! —me alteré un poco, odio que me llamen así.

—De acuerdo, lo siento —se disculpó y escuchamos el timbre, ya había terminado la clase y seguíamos afuera— oh no... ¿tan rápido?

—Te lo dije, aquí el tiempo pasa rápido.

—Pero fue agradable —sonrió— ahora vamos a la siguiente clase.

—¿Y si no entramos? —sugerí divertido.

—¡No! —decidió en segundos— no me gusta faltar, anda vamos.

—OK —pronuncié sin ánimos.

Bajamos para entrar a nuestra siguiente clase, cuando entramos seguía discutiendo con él diciéndole que era mejor no entrar, pero tiene razón, ya habíamos perdido la anterior.


-Una semana después.-


Estaba completamente dormido cuando una voz me despertó; era Arqui, me movía mucho, lo mire con los ojos entrecerrados, tenía mucho sueño.

—Oye Aris, despierta —me decía.

—Déjame dormir, es temprano.

—Aris, Aris —repetía una vez tras otra, no dejaba de moverme— es tu cumpleaños.

—Ah, ¿sí? —bostecé.

—¡Sí! ¡Feliz cumpleaños! —gritó, y como pudo, me abrazó.

—Gracias —tapé mi cara con la almohada.

Dear, dear, diary -AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora